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Especial coronavirus

Librerías programan actividades para incrementar ventas tras el covid-19

Actualmente las librerías independientes trabajan en el fortalecimiento de sus páginas web y redes sociales para informar sus pormenores.
Actualmente las librerías independientes trabajan en el fortalecimiento de sus páginas web y redes sociales para informar sus pormenores.
Foto: Cortesía - Casa Morada
25 de junio de 2020 - 00:00 - Emilia Sánchez Luna

Con el cambio de semáforo, se incrementan las expectativas de las librerías para resurgir. Sus propietarios fueron recursivos durante el confinamiento y en el distanciamiento, y ejecutan ideas para poder atraer a los consumidores.

La compra de libros por internet y entrega a domicilio fue una de ellas y aunque las ventas no fueron cuantiosas, este mecanismo les permitió pagar algunas de sus deudas frente a la realidad de no poder abrir sus negocios como lo hacían antes del 17 de marzo de 2020.

Según datos del Sistema Integral de Información Cultural (SIIC) del Ministerio de Cultura, este sector ha acumulado pérdidas por $17.278.921,46 entre marzo y mayo de este año a causa de la pandemia.

“Como dicen los futbolistas: ni bien ni mal sino todo lo contrario”, sostiene Mónica Varea, directora de la librería Rayuela en Quito, en relación a las ventas con entrega a domicilio durante el confinamiento. Ella señala además, que desde la primera semana de junio abrieron el local para la atención al público con las respectivas medidas de seguridad. Pero aún no han tenido presentación o lanzamientos de libros de forma virtual.

Gabriela Bucheli Paladines, de Entrelibros, en la ciudad de Manta, resalta que aunque los envíos a domicilio son en todo el país, “ha sido duro” sobrevivir durante la pandemia. “No sabemos cuándo se podrá importar y los bancos deberían apoyar a los emprendedores dedicados a la cultura”. Por ello solicita que las entidades financieras y las autoridades brinden mayores facilidades para continuar con el funcionamiento de sus emprendimientos.

Por su parte, María Paulina Briones, propietaria de la Casa Morada, en Guayaquil, explica que durante la cuarentena, en primera instancia no pensó en la posibilidad de abrir la librería porque “creo que como a todas las personas, me sobrepasó y sobrepasa la pandemia”.

librerías

Al cumplirse un mes del estado de excepción decidió iniciar con la entrega a domicilio, pero un día a la semana. Sin embargo, más allá de los deliveries, Briones se enfocó en la ejecución de talleres, uno de ellos se denominó “Deseo invencible”, que analizó literatura en tres sesiones y la última de estas fue el martes pasado.

Más adelante desarrollará otros encuentros virtuales que asimismo serán anunciados en redes sociales. Las transmisiones en vivo son también una alternativa para su negocio, aunque no son megaeventos. Sus comunicaciones por internet apuntan a reuniones de club de lectores, talleres, capacitaciones y otras para tratar diferentes temáticas.

“No me he volcado totalmente a hacer eventos, más bien he estado planificando al interior otras estrategias de cultura, que tienen que ver con la Casa Morada y la editorial, porque creo que hay una especie de arrobamiento, una obligación de presentar eventos de ese tipo, no quiero caer en esa habitualidad”.

No obstante, enfatiza que no es que no realizará alguna transmisión para la presentación de libros o lo que se requiera, sino que no desea usarlos ni todo el tiempo ni todas las semanas.

Los integrantes de la Asociación de Libreros, Librerías y Editores independientes de Guayaquil, se reunieron de forma virtual constantemente para delinear acciones que no permitieran que decayeran estos emprendimientos culturales.

Ferias para sobrevivir

Su primera actividad funcionó. “Globo de ensayo” fue una feria de cuatro horas que además de libros ofreció otros productos artesanales y de consumo.

En la cita también hubo intercambio de libros, tómbola y una mesa de recepción de donaciones. “Nos fue bastante bien, hubo convocatoria, gente que no se bajó y compró desde el carro, además de delivery. No fueron masas de personas, pero hubo concurrencia; en ventas también nos resultó significativo y los libros se vendieron bastante”, sostuvo Briones.

Este resultado anima a las editoriales independientes para continuar en su lucha de supervivencia. Por ejemplo, este miércoles 24 de junio de 2020 en redes sociales La Colectiva, otra librería de Guayaquil, presentó un “Menú de canastas” que incluye libros, agendas, cervezas, café y mermeladas artesanales divididas en desayuno, almuerzo, merienda y aperitivo.

Este último consiste en crear su propia canasta con los productos a su elección y solicitar la entrega a domicilio.

Actualmente las librerías independientes trabajan en el fortalecimiento de sus páginas web y redes sociales para informar sus pormenores. Hasta tanto, los representantes de estos negocios mantienen las expectativas de que la situación en el país mejore, al tiempo que ellos siguen trabajando.

Las librerías consultadas por este medio de comunicación no descartan participar de un lanzamiento digital o presentación de libros. Pero tampoco es su primera opción para dar a conocer una nueva publicación.

Aunque resulte o parezca más económico y “fácil” de organizar todo un evento, que incluya varias aristas, sus metas van hacia ejecutar iniciativas que permitan una mayor fluidez de su negocio.  

El 1 de junio, el COE Nacional estableció los protocolos para el funcionamiento de las librerías y actividades artísticas sin público, señaló Romel Salazar, director nacional de Gestión de Riesgos.

Entre los lineamientos se encuentran la toma de temperatura al ingreso, desinfección de calzado y preventas para citas, entre otros.

Sitio tradicional de venta de libros cerró por la pandemia

La librería Al otro lado del espejo, de Ciudad de México, tiene hasta el 30 de junio como fecha máxima para dejar de existir.

El local, que abrió sus puertas en el año 1995, remata la totalidad de sus libros y, como medida llamativa a los lectores, todos los días oferta en una estantería los ejemplares que se pueden llevar totalmente gratis.

Sin embargo, existen protocolos que hay que cumplir para poder ingresar al lugar, como no exceder los 20 minutos en el sitio, respetar la distancia de más de 1.30 metros y asistir con cubrebocas.

El tiempo de espera para entrar a la librería es de entre una y una hora y media. Debido a las largas filas solo atienden a las personas que lleguen a partir de las 10:00 y antes de las 16:00. (I)

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