Tras 10 años en el poder, la revolución de Fidel se sostiene bajo la dirección de su hermano Raúl
El reloj marcaba las 21:00 en La Habana, cuando Carlos Valenciaga, miembro del Consejo de Estado, durante el noticiero del 31 de julio de 2006, hizo el anuncio: un grave quebranto de salud obligaba a Fidel Castro a traspasar “provisionalmente” el poder general de Cuba a favor de su hermano Raúl. La interinidad duró hasta febrero de 2008, cuando el líder de la revolución confirmó su retiro definitivo y anunció su nuevo estatus estratégico: ser un ‘Soldado de las ideas’.
Para Irene Trelles Rodríguez, cubana radicada en Ecuador, la actitud del líder fue digna de admiración. “Fidel tuvo el espíritu autocrítico para determinar que no podía continuar con el ritmo de trabajo que demanda el ejercicio del mandato y decidió pasarle todas las responsabilidades administrativas a su hermano, quien lo acompañó desde los inicios de la revolución”.
Hasta ese año, Raúl Castro se desempeñó como ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. “Ese traspaso se produjo de una manera inteligente y organizada. Yo, como parte del pueblo, no lo sentí”.
Rafael Dausá, embajador de Cuba en Ecuador, recuerda que Raúl sustituyó a su hermano por mérito propio, no por su familiaridad. “Es un genuino seguidor de las ideas del comandate en jefe. Se destaca en tareas políticas, económicas y militares. Es un revolucionario cabal”.
Sin embargo, Trelles, doctora en ciencias de la comunicación, rememora que en aquellos años muchos creyeron que la Revolución se caería, la historia demostró lo contrario. “Fidel es amante del discurso, Raúl no es así; él habla cuando tiene que hablar, de manera clara y sencilla”.
El diplomático cubano, al evaluar la última década, considera que, a pesar de las dificultades internas y el entorno internacional, “han sido 10 años de éxitos. Nuestra revolución se ha solidificado”.
En esta década, Raúl Castro consiguió importantes avances, como el impulso a muchos emprendimientos —la mayoría de ellos destinados a atender los servicios turísticos y al sector de alimentos—, las leyes para la inversión extranjera y la apertura de las telecomunicaciones. Según Trelles, aunque muchos “creían que él era incapaz de flexibilizarse a los cambios”, el mandatario demostró lo contrario al aceptar la gestión del papa Francisco para el deshielo con Estados Unidos.
El 17 de diciembre de 2014, Castro anunció junto a su homólogo de EE.UU., Barack Obama, que ambos países buscarán la paz tras más de 50 años de ruptura. Alfredo Vera, de la Fundación Guayasamín, destaca que para este acercamiento diplomático “Raúl nunca pidió clemencia ni dio cuartel, lo hizo con inteligencia como digno sucesor de Fidel”. (I)