El trabajo cultural ayuda a superar los más grandes retos
El sector artístico y cultural ha sido especialmente afectado por la pandemia del covid-19 en el mundo y Ecuador no ha sido una excepción.
Trabajos temporales sin acceso a la seguridad social dominan la realidad de gran parte de los artistas y gestores culturales con trabajos independientes.
Paradójicamente, en tiempos de crisis –emergencia sanitaria en la actualidad- la Unesco y los organismos multilaterales destacan la importancia de la cultura y las artes, pero a la hora de materializar una ayuda existe la sensación de que son la “última rueda del coche”.
En esta semana, el Ministerio de Cultura y Patrimonio anunció un plan de contingencia con el objetivo de apoyar a una gran parte de este sector considerado como vulnerable, situación que se ha agudizado en esta emergencia sanitaria.
Personas vinculadas al sector, consultadas por Diario EL TELÉGRAFO, concuerdan en la situación de vulnerabilidad o inestabilidad en la que históricamente han vivido. También coinciden en que en estos momentos cualquier ayuda, por mínima que parezca, es válida.
Sin embargo, estiman que hace falta crear condiciones para que exista un apoyo para todos los meses del año, una partida que pueda utilizarse siempre.
Los criterios se unen también a la hora de autovalorar el trabajo cultural y resaltan el poder de la comunicación para el entendimiento de los seres humanos, cualidad que tienen quienes se desenvuelven en este ámbito. (I)
Marco Villota, músico
Los artistas deben tener un respaldo
Marco Villota, cantautor lojano que ha compartido escenario con Joan Manuel Serrat, VÍctor Manuel y Ana Belén, señala que los artistas ecuatorianos que no tienen un salario están en situación de indefensión y requieren de cualquier herramienta del Gobierno para recibir ayuda.
“Es una cuestión de vida o muerte. Los artistas independientes no tienen un seguro u otras condiciones que sí tienen los de otras ramas”.
Villota puso como ejemplo que hay instituciones que pueden canalizar una ayuda a los artistas, “como la Sociedad de Autores del Ecuador (Sayce), pero que no han cumplido la función para la que fueron creadas. Otras sí han hecho algo, como la Asociación de Artistas de Pichincha”.
Concuerda en que los autores, compositores, intérpretes o instrumentistas deben tener un respaldo, “una ayuda para un momento como este, no sé si el Ministerio de Cultura podrá hacerlo y habrá que ver cómo se canaliza”. (I)
Gabriela Calvache, cineasta
La cultura alivia el confinamiento
Gabriela Calvache, cineasta ambateña, reconocida por dirigir el largometraje de ficción La mala noche, refiere que ella “nunca ha tenido un salario fijo” y que su pareja se ha tenido que ocupar de los gastos mientras ella filmaba; “he visto mucha gente en el medio que vive al día”.
Sin embargo, considera que “si no fuera por la cultura esta pandemia no la pudiéramos sobrellevar y parece que la cultura adquiere otro valor”.
Calvache va más allá y afirma que “en realidad hay un sistema de explotación del artista, aunque no es solo en Ecuador”.
En cuanto a los cineastas dice que “se complica por lo que va a pasar con las salas de cine por el distanciamiento social, quizás haya que abrir aquellos cines con autos”.
“Un bono puede ser la diferencia entre comer arroz una semana o un mes”, pero no cree que esa sea la mejor solución, “porque es muy patriarcal, no genera política pública”. (I)
Xavier Delgado, artista escénico
Hay que generar líneas de fomento
Xavier Delgado, de la Red de Artistas del Movimiento, plantea que siete de cada 10 artistas no tienen seguridad social y que “un bono es una salida emergente, pero no una solución a largo plazo”.
“Nosotros planteamos generar líneas de financiamiento para proyectos de creación, investigación, que se puedan introducir en televisión pública, proyectos educativos”.
Para Delgado esta situación ha evidenciado que “no hay líneas de fomento a mediano y largo plazo para la cultura y el arte, cuando son generadores y transformadores de procesos sociales y en la educación. Hasta que eso no se vuelva una política nacional habrá precarización del arte”.
En cuanto a la Ley de Cultura, dice que no se ha aplicado y no se ha pensado en cómo aportan el arte y la cultura al sistema educativo y “en Ecuador aún se sigue pensando como un lujo y no como algo que crea valores, ciudadanos críticos”. (I)
Oswaldo Almeida, sector editorial
El libro debía estar en la canasta básica
Oswaldo Almeida, presidente de la Cámara Ecuatoriana del Libro, señala que la situación a lo largo de esta cuarentena de los que trabajan en una perspectiva de prestación de servicio, sin relación de dependencia con ninguna empresa -autores, ilustradores, diagramadores, diseñadores, editores independientes- es extremadamente difícil”.
“Todas las personas que no gozan de los beneficios de una seguridad social o de una relación de dependencia, son un sector muy vulnerable”.
Almeida plantea que han tenido conversaciones con el Ministerio de Cultura, al que le solicitaron una gestión con el Gobierno “para la posibilidad de que haya microcrédito en las empresas del sector editorial para que podamos subsistir mientras dure la cuarentena”.
Sobre considerar a los libros como productos de primera necesidad, está convencido de que están relacionados con la salud emocional. “Debían estar incluidos en la canasta básica de la familia”. (I)