Artistas diversifican sus productos para vender en el cambio de etapas
“Esto es algo hermoso, con estos colores nos hace recordarlo cómo él era justamente” comenta Kenya Jaramillo, quien solicitó a la muralista urbana Carla Bresciani que pintara un retrato de su papá, que falleció por covid-19 en marzo pasado.
Bresciani explicó que “en tiempos duros hay que darse la mano para sobrellevar el dolor” y que su forma de ayudar era realizar una ilustración en alta resolución que se pueda imprimir en un tamaño de un metro cuadrado.
El cuadro de Kenya Jaramillo se encuentra en la oficina del hotel que ahora estará a su cargo, uno de los tantos proyectos que quedaron a medio talle por la partida inesperada de su papá.
La iniciativa denominada Los colores del covid ha iluminado hasta ahora a 15 hogares con una imagen distinta de sus familiares fallecidos. Actualmente hay dos obras más por entregar.
No hay costo específico por las creaciones de arte, el pago es cuestión voluntaria.
La opción surgió como una vía para continuar dibujando y pintando porque con el confinamiento ya no se podía trabajar en las calles.
“Es como todo, nos estamos acoplando a la nueva normalidad, que es más digital. Mi ideal es pintar todos los días muros, pero es casi imposible”, puntualiza.
Adicionalmente optó por el diseño de mascarillas n95 personalizadas y pintadas a mano. Sumado a esto vende postres preparados por ella, para cumplir con sus responsabilidades de pago.
“Yo conozco amigos que les ha tocado dedicarse a otras labores, que han perdido sus trabajos. Si antes de la pandemia no había soporte para los artistas, ahora es peor”, lamenta.
Bresciani denuncia un abuso económico por el incremento de los precios de los materiales, herramientas y más útiles para su trabajo. “Las cosas nos cuestan el doble o el triple y tienes que cobrar menos porque la gente no tiene plata para pagar y necesitas el dinero”.
Otras experiencias
Por su parte, el músico Fa Paredes comenta que si no hubiese contado con ahorros, su situación sería lamentable. Durante el confinamiento se dedicó al proyecto wachinero, que es ser solista.
“He creado mucho y grabado videos, pero no es lo mismo tocar con la banda y crear en conjunto, eso es lo que más extraño”.
No obstante, tiene planificado dedicarse a la venta de desayunos. “Esta idea ya la tenía desde hace tiempo porque generalmente soy contratado en las noches”.
María Fernanda López, docente de gestión y política de la cultura, pondera que pese a todas las dificultades, los artistas sí han creado y vendido sus trabajos.
Destaca iniciativas como la Asociación de autores y venta de obras por internet, para después hacer una especie de Art delivery.
En tanto rechaza planteamientos como el trueque de arte, porque afectó emprendimientos culturales en la cuarentena. “No puedes truequear todo el tiempo, hay gente que está comprando cosas para poder truequear y seguir conociendo gente a través del intercambio”.
López expone que la iniciativa sirvió como paleativo terapéutico en el confinamiento, pero los artistas necesitan el dinero como cualquier otro trabajo. (I)