Tennessee Williams, cien años de teatro
La obra del gran renovador del teatro estadounidense, Tennessee Williams, que cumplió 100 años el sábado, sigue vigente con la continua representación en los escenarios de clásicos como "Un tranvía llamado deseo" y reediciones editoriales.
Williams, autor de decenas de obras de teatro y varios libros de relatos como "La noche de la iguana", señaló en más de una ocasión que comenzó a escribir porque encontraba "la vida insatisfactoria".
Nacido en 1911 en el estado sureño de Misisipí, hijo de un representante de calzado y de una cantante sureña, Thomas Lanier Williams estudió periodismo en la Universidad de Misouri, aunque pronto se mostró más interesado en la ficción.
Durante la Gran Depresión trabajó varios años en una fábrica de zapatos de Nueva Orleans, lo que influyó notablemente en su escritura y marcó su carrera como gran retratista del sur de EE.UU. Allí sufrió una crisis nerviosa que le obligó a dejar el trabajo, y regresar a la literatura mientras se dedicaba a los más variados oficios en el Village neoyorquino entre finales de los años 30 y principios de los 40 del pasado siglo.
Sus obras se caracterizan por los diálogos rápidos y punzantes, que retratan la decadencia, frustración sexual y violencia reprimida de la América profunda a través de unos personajes autodestructivos.
En muchos de ellos se reflejaba la propia personalidad del escritor, cuya homosexualidad y abuso del alcohol y drogas, rompían con la moral del momento y eran tratados sin ambigüedad en sus obras.
Entre sus personajes más conocidos sobresalen Stanley Kowalski y Blanche Dubois, protagonistas de "Un tranvía llamado deseo", cuya exitosa versión cinematográfica a cargo de Elia Kazan en 1951 convirtió las interpretaciones de Marlon Brando y Vivian Leigh en clásicos.
Sin embargo, los dramas de Williams, que se cambió el nombre en 1939 por el del estado natal de su padre, Tennessee, no siempre fueron bien recibidos, debido precisamente a la dureza y naturalidad de su escritura.
El cardenal de Nueva York, Francis Spellman, calificó el guión de la película "Baby Doll" (1956), también dirigida por Kazan, como "repugnante, moralmente repelente y ofensivo a los estándares cristianos de la decencia".
A pesar de sus continuos cruces con la censura (algunas escenas de "Un tranvía llamado deseo" tuvieron que ser recortadas para la versión fílmica) Williams fue ganando poco a poco el reconocimiento del público y la crítica. Fue galardonado con el Premio Pulitzer de Teatro en dos ocasiones, primero por "Un tranvía llamado deseo" en 1948 y después por "Una gata sobre el tejado de zinc caliente" en 1955, además de recibir el premio Tony de Teatro por su drama "La rosa tatuada" en 1951.
Entre finales de los años 40 y comienzos de los 60, Williams produjo la mayor parte de sus mejores obras, época que coincidió con su relación con Frank Merlo, soldado estadounidense de origen siciliano, con quien vivió entre los años 1947 y 1962. A la muerte de Merlo en 1963, Williams cayó en una espiral de drogas y alcohol que le llevó a ser hospitalizado en 1969.
El centenario de su nacimiento coincide con el fallecimiento de Elizabeth Taylor, quien recibió una nominación en los Oscar por su fascinante encarnación para el cine de Maggie, la protagonista, junto a Paul Newman, de "Una gata sobre el tejado de zinc".
Durante los años 70, Williams se concentró en la escritura de sus "Memorias" y en 1980 se presentó su última obra estrenada en vida "Ropas para un hotel de verano", sobre la tormentosa relación del escritor F. Scott Fitzgerald y su esposa Zelda, que resultó un total fracaso.
Apenas tres años después, Tennessee Williams aparecía muerto el 25 de febrero de 1983, a los 71 años de edad, en su habitación del Hotel Elysee de Nueva York, tras una mezcla de alcohol y pastillas.
Ahora, con motivo de los cien años de su nacimiento, la Biblioteca Nacional de Estados Unidos lanza una edición de "Las obras de teatro escogidas de Tennessee Williams", con más de 33 dramas y 2.053 páginas. Un honor que pocos han recibido.