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Sozapato, la ilustradora clown que mira de otra manera el tiempo

Sozapato, la ilustradora clown que mira de otra manera el tiempo
Foto: Johis Alarkon / Cortesía de Sofía Zapata
11 de julio de 2019 - 14:00 - Jéssica Zambrano

Sofía Zapata fue a una caravana de arte como parte de un proyecto en las comunidades fronterizas de Ecuador y Colombia. Por casualidad, de un momento a otro, se quedó sola sobre el escenario con una banda tecnocumbiera. Ella estaba vestida de clown, género teatral en el que había empezado a explorar luego de que a los 17 años se aburriera de ir al gimnasio para mover su cuerpo y decidió buscar otras maneras de hacerlo.

Antes de que se acabara la música intentó huir del escenario pero entonces se hizo el silencio. Una de las tecnocumbieras la anunció como una nueva integrante y el coliseo entero empezó a reír. En ese momento supo que debía dedicarle su vida a la actuación.

Desde niña dibuja, estudió diseño gráfico y una licenciatura de artes. Cuando empezó a trabajar como diseñadora en Zona Acuario, la editorial que hace revista Elé, su jefe se dio cuenta de que siempre dibujaba en una libreta y que una de las formas de solucionar los diseños que debía hacer era ilustrar. Muchas ilustraciones suyas se filtraron sin firma, hasta que le pidieron dibujar y ella decidió crear un nuevo personaje que se hiciera cargo de su trabajo, Sozapato.

Piensa que dibujar es una forma de exorcizar sus emociones. Dice de sí misma que tiene una personalidad introvertida. Como Sozapato o como clown, Sofía ha encontrado su manera de construir y lanzarle al mundo algunas preguntas sobre el lugar que tiene cada persona en el universo, sobre los ideales del tiempo y a través de esta ruptura en la que todo es lineal, establecer formas de empatía.

Este año 2019, su trabajo fue incluido en la publicación de los 500 mejores ilustradores jóvenes del mundo, realizada por la editorial china Posts & Telecom Press. Además ha recibido menciones de honor en IBBY 2014 con su cuento Colorín Colorado. Su propuesta Distinta, con textos de Beto Valencia fue finalista en el X Premio Internacional Compostela de Álbum Ilustrado. Obtuvo el segundo lugar en el Primer Concurso de Ilustración de Girándula 2010.

En 2017 empezó a trabajar la idea de hacer filosofía a través de ilustraciones. Sabía que iba a ser más militancia que negocio y aplicó a los fondos concursables que entrega el Ministerio de Cultura y Patrimonio. De ello dependía su proyecto. “¡Si el universo se alineaba y salían los fondos era porque había que hacerlo y lanzarme”, cuenta Zapata desde Bolivia, donde está presentando la pieza clown La anacoreta. Con los fondos concursables creó la editorial Ommani, una propuesta artesanal que llega a niños que no tienen fácil acceso a los libros.

Con ella, Sozapato lanzó el libro Debajo de hoy, con el cual a través de ilustraciones e historias plantea varios cuestionamientos sobre el modo en el que el mundo occidental piensa el tiempo. Pagó el costo de la donación a fundaciones donde había niños que no iban a tener acceso a ese tipo de libros jamás.

¿Qué temas atraviesan tus ilustraciones y como se filtran tus nociones del mundo desde la feminidad y tu vida de clown en tu trabajo?

Me parece importante tener una visión crítica y reflexiva del texto que voy a ilustrar, me parece importante que el ilustrador tenga una voz propia y pueda hablar de los temas que le convocan. Más allá de si soy mujer u hombre creo que es interesante cómo son las motivaciones humanas que cada uno tenga. No creo que se definan por ser mujer, pero sí creo que determinan ciertas militancias también.

Tengo mucho cuidado en tener una equidad de género en las cosas que ilustro. Si hay una escena en la cocina, trato que no sea solo la mamá que está cocinando. Desde la imagen hacer militancias necesarias. Uno de los temas que me atraviesan son la naturaleza, su armonía, reivindicar el juego en la vida humana porque siento que mientras crecemos perdemos la capacidad de jugar y de admirar las cosas y eso es algo que siempre resalto en mis ilustraciones.

Ilustración de Sozapato sobre la naturaleza y la feminidad

Siempre o la gran mayoría de veces resalto en las figuras infantiles la capacidad de jugar y a veces pongo guiños de adultos que están apagados para mostrar esa polaridad entre dos mundos, soy muy de “no dejen de jugar nunca y no dejen de agradecer y admirar las cosas”. 

En tu trabajo hay una manera alternativa de educar, has trabajado libros para niños con síndrome de down que le dan vuelta a la percepción del mundo.

Cuestiona cómo está planteada la educación, esta tendencia de imponer una sola y única respuesta a las cosas en general lo que hace es cortar la creatividad y un poco mermar el espíritu humano de cada persona, que será un poco distinto. Si alguien no se maneja bien en matemáticas puede tener otras habilidades en aspectos no tan cerrados. Creo que es importante poner eso sobre la mesa y empezar a generar reflexiones al respecto, porque eso determinará qué tipo de humanos estamos construyendo a futuro.

Foto: Johis Alarkon / Cortesía de Sofía Zapata

A partir de este tipo de reflexiones y mi experiencia personal, porque cuando trabajamos en temas creativos nos enfrentamos a la capacidad de pensar distinto o cuánta capacidad creativa tienes, me di cuenta que en la estructura de educación no te enseñan a pensar, te enseñan una respuesta valorada con una nota, pero no te dan la opción de que tú puedas encontrar varias respuestas o tu respuesta, o hacer asociaciones creativas, a partir de entenderme torpe.

Empiezo a leer sobre diversos temas y uno de los grandes temas que agradezco que me hayan llegado es la filosofía, la capacidad de desarrollar el pensamiento filosófico y estar dispuesto y en paz con la posibilidad de abrir tu propio camino y eso genera mucho miedo en cómo nos hemos educado. Entender que la filosofía ayuda mucha al pensamiento reflexivo logra que nazca en mi las ganas de generar material, libros álbum que topen temas filosóficos para niños, se me hace muy importante empezar desde los más pequeños porque mientras uno más se valore es más factible que empiece a encontrar su lugar propio en el mundo y vivir más pleno y feliz, que tal vez sea lo que nos hace falta.

En tu trabajo como clown y en las ilustraciones cuestionas mucho la manera en la que se fija el tiempo ¿cuál es tu planteamiento de este sistema?

Debajo de hoy toca el tema del tiempo pero la idea era mostrar al lector que el tiempo no es lineal y romper esta idea occidental de que el tiempo va para adelante, esto porque en la filosofía el tiempo es un tema transversal, inevitablemente hablas de la existencia, quién es el tiempo, quién administra, cuánto tiempo tienes de vida. A partir de la idea del tiempo existen un montón de cuestionamientos y lo que hago es una introducción sobre el pensamiento filosófico.

Otra de las razones es generar tolerancia, la idea del tiempo elimina posibilidades como la siembra, las temporalidades indígenas, que el tiempo y el espacio están entrelazados, sin embargo, por esta idea lineal nos limitamos mucho y esta idea refuerza mucho lo impuesto. Al aceptar otro tipo de temporalidades se amplía la tolerancia y hay muchas visiones de ver el mundo.

En el mundo debajo de hoy fundo el espacio y el tiempo y planteo una temporalidad donde hay capas entre un día y otro, donde se pueden descubrir cosas. Quiero mostrar mis capas y dejar abiertas un montón de cuestionamientos en las que los lectores puedan poner capas nuevas, que empiecen a inventar sus propias percepciones del tiempo.

En Debajo de hoy empiezo diciendo que “el tiempo es una percepción humana”, solo con ese dato abres un montón de juego y reflexión, “habrá tantos tiempos como seres humanos en el mundo”.

Ilustración del libro álbum "Matilde" de la editorial KALANDRAKA

Y tu propuesta escénica, el modo en el que concibes y descubres tu cuerpo ¿cómo se filtra en la imagen?

Para mi es fundamental que mi forma de ver el mundo atraviese toda mi producción artística. Hay un proceso muy bello personal de autoconocimiento en lo que hago, son herramientas poderosas y hay que ser responsable con ello. Me tomo muy a pecho ese intento de autoeducarme e investigar y preguntarme por qué y para qué quiero hablar de qué.

Tengo mucho cuidado en imponer respuestas, entendí que hay que hacer las preguntas correctas, imponer formas de conocimiento es una forma de violencia, sea religioso, político, lo que fuera. El ser humano está en la capacidad de ser tolerante y ser humano para coincidir con otros pensamientos. No doy respuestas, intento abrir puertas para que el lector o espectador empiece a hacerse sus propias preguntas, encuentre sus propias respuestas, su lugar en el mundo. No es igual para todos, ni las experiencias ni los placeres. (I)

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