El respeto y dignidad para el trabajo artístico ha sido la motivación de tres de los intérpretes del Zuli, “teatro en resistencia”, un colectivo de artes escénicas que, como muchos, ha visto interrumpidas sus funciones por la cuarentena.

“Mientras exista alguien que ame lo que hace y se suba al escenario respetando su trabajo, no van a poder desaparecernos”, dice uno de los artistas, del grupo que no solo ha montado espectáculos sino que ha impartido talleres de clown desde la autogestión.

El libreto pone en discusión temas que han estado en la agenda de varios creadores, como la campaña virtual #ElArteTambiénEsTrabajo. “Un trabajo con el que muchas familias nos alimentamos y subsistimos”, dice el personaje interpretado por Sofía Domínguez.

En la proclama, que incluye música circense (cuerdas, percusión y teclas de acordeón), también está presente la distinción entre una política pública necesaria para la cultura y la entrega de fondos concursables o compensaciones por obras transmitidas en redes sociales u otras plataformas.

¿Qué va a pasar sobre las tablas luego del aislamiento por la pandemia?. Aún es una pregunta con respuesta pendiente en Ecuador, país en que ya se ensayan algunas propuestas digitales. (I)