MADA Danza profundiza en el cuerpo
Después de seis años de trabajo que empezaron con niños, en el Guasmo Sur, MADA Danza, la compañía que dirige la bailarina María Alejandra Daza, pudo inaugurar un estudio que también funcionó hasta febrero como centro cultural.
El espacio, ubicado frente al parque del ceibo grande en el parque del Barrio Orellana, en el centro de Guayaquil abrió hace un año y fue creciendo con el interés de los vecinos, quienes se convirtieron en su público frecuente, pero con el confinamiento y la cuarentena para evitar la propagación del covid-19 la promotora tuvo que entregar el espacio y cerrar.
Durante unos meses, la programación del lugar acogió teatro, clown, títeres y danza con aforo (50 personas) lleno en la mayoría de los casos. “Incluso la gente del otro lado del centro, el que está pasando la Av. Quito, se estaba integrando a la programación y era algo muy interesante”, relata Daza.
Para la gestora, este sitio le reveló la potencia cultural del barrio, que a pesar de tener una declaratoria patrimonial sus casas que se han convertido en oficinas, lo cual hace que su tránsito por la tarde sea limitado.
Pero con la pandemia, además de lo insostenible de pagar el arriendo pese a no ocupar el espacio, debía pagar a otros docentes y acoplarse a la modalidad de los nuevos tiempos: la enseñanza online.
Empezó a dirigir clases a un grupo de principiantes, con niñas de 7 a 15 años y a quienes ya estaban en su academia.
Relata que en este proceso lo que busca, más que hacer que se quiebren o dancen, trabaja en la consciencia corporal, “que se puede lograr aprovechando esta virtualidad, según mi poca experiencia, mi nueva búsqueda. Uso la interdisciplinariedad a las niñas más pequeñas”.
Aquello lo ha hecho con el trabajo de pintr sus pies para poder distinguir desde la distancia dónde están dándole énfasis a su pisada. “Tengo que buscar forma de concientizar o ver la realidad de cada una.
Como profesora de danza me cuesta la interacción, no veo la sensación de otra persona a través de la cámara, somos tan sensibles a nivel corporal.
Estoy haciendo las cosas bien, es muy complejo para mi la transmisión de los conocimientos y la responsabilidad de ensañar danza es demasiado fuerte”. (I)