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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Ramos Pedrueza y los orígenes del comunismo ecuatoriano

En sus primeros tiempos de vida, la izquierda ecuatoriana se vio favorecida por la intervención de algunos líderes e intelectuales extranjeros que desde su práctica coadyuvaron con el desarrollo ideológico y político de sus primeras organizaciones. Fue el caso de Rafael Ramos Pedrueza, nacido en la Ciudad de México en 1897, y quien era todavía un adolescente cuanto comenzó a involucrarse con el proceso de transformación radical de la Revolución Mexicana.

Siendo profesor de historia, en 1921 se desempeñó como diputado por el Distrito Federal en el Congreso Nacional y, dos años más tarde, se incorporó como miembro activo del Partido Comunista Mexicano, al mismo tiempo que publicaba su primer libro Estudios históricos, sociales y literarios. Convertido pronto en unos de los intelectuales del movimiento revolucionario, a mediados de 1924 tuvo el privilegio de ser invitado a una gira de propaganda a la Unión Soviética, viaje de importancia para la consolidación de las relaciones políticas y comerciales entre México y Moscú y que, además, le posibilitó comenzar una incipiente carrera diplomática.

En octubre de 1925,
el diplomático debió abandonar el país dejando al Grupo Lenin sin su ideólogo
En este contexto internacional, la situación en Ecuador viviría un vuelco particular a partir de marzo de 1925, cuando se produjo la llegada al país de Ramos Pedrueza en la función de Encargado de Negocios. En las tertulias organizadas por el diplomático se daban cita distintas personalidades del ambiente político, artístico e intelectual ecuatoriano, interesados en profundizar sus conocimientos sobre la realidad del proceso revolucionario mexicano, y en conocer de primera mano las experiencias de vida de quien había visitado a la Unión Soviética. Mientras tanto, en reuniones paralelas, el funcionario mexicano trabajaba con varios jóvenes interesados como él por formar la primera célula marxista en Ecuador, según el mandato recibido por parte de la Comintern y del Partido Comunista de México.

El 22 de septiembre de 1925 el predicamento de Ramos Pedrueza vería el éxito al fundarse  la Sección Comunista de Propaganda y Acción “Lenin”, concebida como “Sección Comunista de la República del Ecuador”. Según el Acta Fundacional de la novel entidad, su propósito inicial no fue otro que el de “Constituir en la República del Ecuador la Sección del Partido Comunista”: de ahí que el interés prioritario estuvo puesto en la afiliación a la Internacional Comunista, así como también en el estrechamiento de los vínculos políticos con la sección mexicana, de la que naturalmente se sentía tributaria.

Según ese mismo documento, quienes conformaron la primera sección comunista ecuatoriana fueron “los señores Alberto Suárez Dávila de profesión ingeniero civil, Pablo Charpantier de profesión ingeniero civil, Fernando Chávez de profesión profesor normalista de instrucción primaria, Timoleón Jácome de profesión ingeniero electricista, Juan F. Karolys de profesión contabilista dactilógrafo, Luis Anda Rumazo de profesión periodista y Manuel Eduardo Rumazo de profesión tipógrafo”.

Dado el reconocimiento adquirido en tan poco tiempo, el punto N° 6 del Acta Fundacional proponía “Nombrar Comisario y Representante General de la Sección Comunista de Propaganda y Acción Lenin, investido en amplios poderes, al señor don Rafael Ramos Pedrueza, ante la Tercera Internacional de Moscú de la República de los Soviets Rusos y ante la Sección Comunista de la República de los Estados Unidos Mexicanos”. Quedaba así constituida la primera sección comunista en la historia del país, con la intención manifiesta de ser reconocida por Moscú como una entidad simpatizante y con el diplomático mexicano convertido en su principal ideólogo y artífice.

Sin embargo, la exposición prontamente alcanzada por Ramos Pedrueza le jugaría en contra cuando, el Gobierno mexicano comenzó a sufrir presiones recurrentes por parte de Washington para retirar al diplomático de su puesto. En octubre de 1925, el diplomático abandonó el país dejando al Grupo Lenin sin su principal ideólogo e inspirador: aún así, y antes de su alejamiento, alcanzó a informar al Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista acerca de las actividades de esta sección. Pese al interés generado en Moscú, la primera Sección Comunista pronto dejó de existir en tanto que la salida de Ramos Pedrueza privó a los comunistas ecuatorianos no solo de un puente privilegiado con la Unión Soviética, sino también del contacto directo con el PCM.

A su regreso a México, Ramos Pedrueza continuó su activismo dentro del Partido Comunista, como dirigente de la Liga Antiimperialista de las Américas y de la Liga Nacional Campesina. En 1928 volvió a viajar a la Unión Soviética, permaneciendo seis meses en ese país, de donde recogió material para su libro La estrella roja, uno de los más leídos por aquellos años. A fines de los 20 profundizó sus actividades políticas, ahora como dirigente del Socorro Rojo Internacional al mismo tiempo que se desempeñaba como funcionario en la Secretaría de Educación y como docente en la Universidad Nacional Autónoma de México.

En la siguiente década se destacaría, sobre todo, por su participación en la campaña contra la invasión italiana a Abisinia y por su liderazgo en el frente antifascista mexicano, en tanto que su nuevo libro, La lucha de clases a través de la historia de México, se convertiría prontamente en un nuevo éxito, que en menos de diez años conseguiría dos reediciones. Considerado como uno de los más destacados difusores del marxismo en México y en América Latina, falleció en 1943 en el Distrito Federal. Con todo, y pese a su importancia, poco se conoce todavía sobre la labor política de Rafael Ramos Pedrueza como intelectual, como agente revolucionario y como uno de los fundadores del comunismo ecuatoriano.

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