En Quiero decir te amo, la obra de Mariano Tenconi Blanco que monta el grupo argentino Humo Negro, hay dos cuerpos, dos mujeres sobre el escenario que no se miran, ni se tocan nunca. Tampoco hay diálogos.

Una de ellas, el papel de Vanesa Maja, se enamoró de un hombre que vio en la calle,  en una tarde. Cuando salía de hacer las compras en el supermercado hubo un accidente y el hombre acudió a ayudar en la escena sin importarle mancharse su camisa blanca de sangre.

Ella inició una serie de cartas para enviarlas, contarle de sus miedos, sus obsesiones, su angustia. Cuando decide mandarlas a la dirección en la que cree que este hombre vive no las lee él, sino su esposa.

→En la obra, Mariano Tenconi Blanco evidencia la influencia de Boquitas Pintadas de Manuel Puig. Foto: Marco Salgado

La mujer decide contestarle. Hacerse pasar por su marido y, con ello, inicia un juego, el juego del amor. “Uno no puede resistir la realidad sin inventarse cosas”, dice la mujer, interpretada por la actriz Jorgelina Balsa.

En la obra hay de todo. La gente se ríe e, inmediatamente, hay un silencio sepulcral, luego sollozos. Las dos mujeres nunca se tocan, pero el espectador puede sentir la tensión que generan sus cuerpos en ese invento que, dicen, es “cosa de mujeres”, porque “las mujeres no manejamos la realidad. Entonces, solo nos queda la ficción”.

La primera función del grupo argentino Humo Negro tuvo sala llena, en el Bolívar, un espacio restaurado y una de las principales sedes del Festival Internacional de Artes Vivas de Loja (FIAVL). Cuando se hizo la tercera llamada, afuera aún había gente que pedía entrar a la sala y revendedores de boletos.

Esta obra, que por primera vez su autor cedió a otro grupo y director, no tiene un género definido. Podría ser una tragicomedia. Las mujeres no dialogan, pero escriben y la palabra toma vida a través de sus cuerpos.

La obra es epistolar y, según el director de este montaje, Juan Parodi, también es muy poco teatral porque no hay diálogos, didascalias, ni acción. “Eso es interesante porque el texto se pone en el cuerpo de las actrices, el llevar adelante la palabra, el relato, la responsabilidad es de los cuerpos”, dice Parodi.

En su propuesta hay un escenario que juega con un espejo ubicado en la parte baja de la pared. El escenario fue trabajado por una artista argentina. En este espacio las actrices se cruzan sin tocarse. Y entonces ocurren los milagros. Cuando terminó la primera función uno de los comentarios que se escucharon en la ciudad sobre la obra fue que las mujeres se besaban, pero eso nunca pasó. 

En Quiero decir te amo el amor es el centro y la relación de estas dos mujeres surge desde un activismo planteado por el autor. Según Parodi, “había que acompañar el trabajo con las actrices, engrandecer eso. Sin irse a los extremos, sin evidenciar lo obvio, el activismo se vuelve más universal, y aún más activista, en un tiempo en el que todo se va a los extremos”. 

Para la actriz Jorgelina Balsa, “lo poético en esta obra tiene la posibilidad de ir por otro lugar, el lugar de la metáfora y de la emoción”.

Esto ocurre en la obra, en la que sin querer, el espectador pasa del llanto a la risa y viceversa. (I)

Humo negro

→En la obra actúan Jorgelina Balsa y Vanesa Maja, dirigidas por Juan Parodi. Tradicionalmente montan la pieza en pequeños escenarios, donde los espectadores están muy próximos a las  actrices.

2 funciones de la obra presentó la agrupación argentina en el Festival de Artes Vivas de Loja.

Montaje en loja

→La escenografía fue trabajada por una artista argentina y la producción de la obra para el FIAVL se hizo en dicha ciudad. 

→En la obra, Mariano Tenconi Blanco evidencia la influencia de Boquitas Pintadas de Manuel Puig.