Un proyecto busca resucitar el idioma de Jumandi
Solo el 3% de la población mundial habla el 96% de las lenguas reportadas. Los pueblos indígenas son menos del 6% de la población mundial, pero conservan más de 4.000 lenguas.
Hacia 1578, los Quijos comenzaron a ser exterminados, luego de una sublevación contra el coloniaje español, encabezada por Jumandi. Fue así que quienes lograron sobrevivir lo hicieron mezclándose con otras etnias en el Alto Napo y su lengua, el shilipanu se perdió.
“Es un idioma apagado, se puede decir, pero hay términos principales y topónimos que están mezclados con el idioma kichwa”, explica Etsa Framklin Sharupi, investigador y comunicador comunitario.
Sharupi, descendiente de los Quijos, plantea la necesidad de recuperar y revitalizar esa jerga que hablaba el Gran Cacique de Guerra, el “sabio” Jumandi.
Él propone identificar los términos de la lengua de los Quijos que perviven desde el kichwa y separarlos para reconstruir la lengua shilipanu. “Es hacer una filtración y después buscar la recuperación del lenguaje”, apunta.
La iniciativa la ha presentado en coincidencia con la celebración de 2019 como el Año Internacional de las Lenguas Indígenas.
“Necesitamos también que el Estado ecuatoriano y la ONU sepan que los Quijos existen y son una nación originaria, que estaba aquí antes de los kichwa”, puntualiza.
“La oralidad existe, pero está en riesgo y con ello la pérdida de las culturas de estos pueblos”
Sharupi asegura que con base en la oralidad, los pueblos del Amazonas han logrado sobrevivir en la era moderna, así como los descendientes de los Quijos. “Los mismos que están en el Alto Napo, los kichwa o Napo runas, son los mismos hermanos quijos”, indica.
Por su parte, la catedrática Antonia Carcelén, de la Universidad de San Francisco de Quito, confirma que los Quijos tuvieron 2.600 años de permanencia “sin templos” y llegaron a ser la gobernación más poblada de toda la Colonia en el siglo XVI.
“No solo que existían sino que eran los más vigorosos”, dice Carcelén al saludar el intento por recuperar esa lengua prekichwa.
En tanto, el investigador Guillermo Morán propone dotar a estas comunidades de herramientas y tecnologías para que puedan conservar su cultura. “Su memoria está anclada en la selva, pero hay mucha riqueza que se está destruyendo porque no la sabemos apreciar”, dice.
En cambio, el profesor universitario Luis Montaluisa, de la Universidad Politécnica Salesiana, ve poco viable que se pueda recuperar el lenguaje de los Quijos. “Lo que pueden hacer es recuperar algunos términos y topónimos, pero sin saber qué significaba”, manifiesta.
“Los foros y las celebraciones no van a detener la extinción de los idiomas”
Casi 7.000 lenguas hablan unos 400 millones de personas en 90 países. La mayoría de los idiomas contabilizados han sido creados por los propios pueblos originarios. Del total, casi la mitad (2.680) están peligro de desaparecer en los próximos 100 años.
En Ecuador se contabilizan 14 lenguas nativas. Ya se reporta la pérdida del andoa, mientras el sápara podría rescatarse a partir de algunas gramáticas y vocabularios que datan entre 50 y 100 años atrás.
Montaluisa señala que “el 90% de las lenguas van a morir en el siglo XXI, si no hay un cambio de mentalidad”.
Opina que los estados y gobiernos están destruyendo los territorios donde viven estos pueblos y nacionalidades, debido al ingreso de las transnacionales petroleras y mineras, al tiempo que las sociedades persisten en modelos de desarrollo que van en detrimento de estas poblaciones y sus territorios.
“Eso obliga a que los habitantes migren o vayan a trabajar de peones; y ahí se van perdiendo las lenguas”, reflexiona.
Una apreciación suya, que ya manifestó en la ONU en 2008, es que los foros y las celebraciones no van a detener la extinción de estos idiomas, sino el cambio del modelo de desarrollo extractivista por uno basado en la biotecnología, la investigación y el ecoturismo.
“Si perdemos la lengua, morimos”, apunta el experto en la materia.
El secretario de Educación Intercultural Bilingüe, Rómulo Antum, de nacionalidad Shuar, es defensor de una educación donde se prepondere la cultura y el lenguaje de los pueblos nativos.
Antum expone que la formación de docentes es una problemática que no se ha resuelto y que influye en la transmisión del lenguaje.
A ello se suma la falta de acceso de sus habitantes a la universidad para obtener un título y poder ejercer como docentes, lo cual redunda en que lleguen profesionales monolingües que apenas interactúan con las comunidades ancestrales.
Actualmente solo hay 219 licenciados para cubrir los 1.742 centros educativos. En total se cuentan 9.008 docentes. “Ni el 20% está en nuestras comunidades, aunque sí capacitados en talleres, pero no con títulos de tercer nivel”, acota al señalar que se ha logrado formación de jóvenes indígenas con el nivel adecuado, pero con apoyo de proyectos foráneos. “Si es que perdimos la lengua, morimos”, finaliza. (I)