Son 10 años de inspiración. El expresidente Rafael Correa fue un “motor” para su creatividad.

Eso dice Xavier Bonilla, el caricaturista conocido como Bonil, que presentó en Quito esta semana su octavo libro:  Prohibido olvidar... meee. Incluso el título de su obra, que recopila 200 caricaturas, es también una frase que usaba el exmandatario.

A través del dibujo, Bonilla denuncia e ironiza la realidad local de la última década: la justicia, la economía, la política, el autoritarismo, la corrupción, el 30-S y la Ley de Comunicación, entre otros.

Los personajes que salieron de su lápiz fueron su “majestad”, como llama a Correa, Alexis Mera, Gustavo Jalkh y Galo Chiriboga. También los periodistas Juan Carlos Calderón, Christian Zurita y Fernando Villavicencio, todos ellos perseguidos desde Carondelet.

“Lo peor fue la impunidad y la enorme frustración de la ciudadanía porque alguien delinque y maneja irregularmente los recursos del Estado, sin ser castigado”, subraya.

Bonil, quien habla con EL TELÉGRAFO entre risa y risa, recuerda que en estos 10 años se alimentó la visión de un país que destruye al que no piensa como tú. La pretensión fue mantener a una sociedad de “seguidores autómatas”, donde incluso las discrepancias en el movimiento Alianza PAIS  (AP) fueron castigadas, dice.

Otros dibujos que están en el libro son los “plagios de los títulos universitarios de Jorge Glas, Fernando Alvarado y Pedro Delgado”.

Cuando estos fueron publicados en el diario El Universo desencadenaron la furibunda respuesta del expresidente, así como una catarata de insultos y de desacreditaciones en sus enlaces.

El epílogo de ese “atrevimiento” caricaturesco fue el primer llamado de la Superintendencia de Comunicación (Supercom) a Bonil.

“Yo mismo puedo rectificar cuando no estoy a gusto con un dibujo. Pero que esa orden llegue de la Presidencia de la República...”, dice.

Sin embargo, esa fue su oportunidad para responder al poder con humor e ironía.

La Supercom, según Bonilla, es una de las dos entidades para controlar a los medios de comunicación. El otro organismo es el Consejo de Regulación y Desarrollo de la Información y Comunicación (Cordicom).

“A mí, mi mujer no me persigue porque me cambio de casa. Pero el ex-Gobierno creó esas dos entidades que son como un gran molino triturador, además, inactivas y reciben recursos por no hacer nada”, argumenta.

Después, llegaron de la Supercom otros dos procesos en su contra. Pero, mientras en su propio país lo sancionaban por hacer dibujos que no le cuadraban al Jefe de Estado, en el exterior admiraban sus trazos.

Xavier Bonilla ganó el Gran Premio de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a la Libertad de Prensa, en 2015. La SIP dijo que él es un “fuerte defensor del papel del humor como medio de difusión de la democracia y la libertad de expresión, motivo por el que ha sido perseguido y vigilado por el gobierno del presidente Rafael Correa”.

Porque el humor, dice Bonil, es el antípoda del aplauso, es no tomar en serio la perorata del bravucón. “No hay cosa que irrite más al abusivo que el humor”, concluye el caricaturista. (I) et