A Érika Bedón le ocupa el espacio en que se desarrolla la vida cotidiana en Quito desde que el gobierno local emprendiera una campaña de patrimonialización de distintos lugares de la ciudad.

Al vaciarse a estos lugares -y cita al barrio La Ronda- de su valor simbólico para ser resignificados se convierten en los espacios en disputa “económica, política y simbólica” de los que hablaba el antropólogo argentino Néstor García Canclini, donde las contradicciones en su uso se dan por las interacciones entre el Estado, el sector privado y los sectores sociales.

Que Andrés Crespo sea un actor fetiche del cine ecuatoriano, dice Pablo Fiallos. Las apariciones recurrentes de Crespo en las películas del último lustro, encarnando a personajes que difieren mucho entre sí, son el punto de partida de Fiallos para hablar de esos actores fetiche que no son nuevos en la industria del cine. Los directores, cuando tienen la suerte de encontrar uno, suelen pedir siempre trabajar con aquel.

Y más de dos décadas después de que el cineasta chileno Miguel Littin estuviera con una identidad cambiada en su propio país -del que fue exiliado por la dictadura de Pinochet- haciendo tomas para un audaz documental, acá le manifiesta en entrevista a Fabián Mosquera: “Pinochet nunca me ha producido nada más que el sordo desprecio que producen las decenas de generalitos latinoamericanos que viven del cuartelazo y la ambición”.