Periodismo y documental: La pasión de narrar la vida
Paulina Simon Torres
Crítica de cine
Hay un sentir básico que hermana al documental con el periodismo: la curiosidad. Ambos géneros, a pesar de tener modos distintos de ver el mundo o quizá ritmos distintos, se guían por el placer de ahondar, de indagar, de reconocer al otro, de mirar a profundidad dentro de la realidad.
A lo largo de cuatro años de colaborar para el Festival de Cine Documental Encuentros del Otro Cine EDOC y otros tres de haberlo seguido desde el periodismo, me he topado con un perfil recurrente entre los documentalistas, un buen número es o era periodista.
Sus hojas de vida hablan de largos años de trabajar en medios de comunicación hasta que de repente un sujeto, un tema, una ciudad, una historia o su propia historia los obligó a encontrar un nuevo lenguaje para situar sus dudas y su sentir.
En ese sentido se podría decir que el cine documental es una suerte de periodismo reposado. Si bien ambos comparten el deseo de profundizar en una historia, al periodismo le impulsa la inmediatez; mientras que el documentalismo muchas veces necesita que sus historias se añejen, maduren. El periodismo se abalanza sobre la realidad, no deja resquicio sin examinar; mientras que el documental observa la vida y sus pausas, no se alimenta de acciones, sino de respiros.
No creo que exista más o menos mérito en estos dos modos de aproximarse a la vida, sino una diferencia de soportes y lenguajes. Sin embargo, creo que el buen periodismo debería tomar siempre en préstamo herramientas del documental para no pecar de demasiado “apurado”.
Una muestra de la relación entre estos dos géneros y la delgada línea que los separa, es el cine del maestro brasileño Eduardo Coutinho, cuya obra se presentará en retrospectiva desde el 17 de mayo en los EDOC.
Coutinho, un ícono del documental político y uno de los entrevistadores más sólidos que uno haya visto, fue durante muchos años periodista para Globo Repórter.
Su cine es una confluencia de artes y métodos, pero sobre todo es una indagación entregada y voraz, una pasión por conocer al ser humano en la intimidad y develar sus secretos a partir de preguntas personales, sencillas, en las que está oculto su deseo de que el entrevistado abra el alma y entregue la profundidad de su vida frente a la cámara.
Periodismo y documental, diferencias de forma, pero en el fondo deberían compartir ambos siempre su pasión por la realidad, la sana curiosidad por la vida y el respeto y admiración por sus personajes.