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Ecuador, 25 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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“No tenemos plata ni para pagar facturas de $ 50”

En la misma sala de muebles de cuerina negra donde recibía a la prensa el ex presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Marco Antonio Rodríguez, junto al amplio escritorio de madera, un equipo de tres comunicadores de la institución acompaña a un Raúl Pérez Torres que no esconde la molestia por el congestionamiento vehicular que lo ha retrasado a la cita.

Pero su molestia mayor se manifiesta de inmediato, cuando lamenta, ya reposado su cuerpo enternado en el sillón,  haberse encontrado en agosto, cuando asumió la presidencia de la entidad, con una institución que no tiene dinero ni para pagar los gastos menores. Uno de los miembros del equipo registra la entrevista en fotografías mientras los otros dos toman nota en sendos cuadernos.

¿Cuál es el estado en que recibió usted  la Casa de la Cultura Ecuatoriana de la administración de su antecesor, Marco Antonio Rodríguez?

Realmente hemos recibido una Casa completamente vacía en relación con lo del presupuesto. Yo recuerdo que en el 2004, cuando dejé la presidencia, había un presupuesto de 5’800.000 dólares, ahora en el 2012, (ese presupuesto) se ha reducido a 4 millones de dólares, de los cuales un millón se entrega directamente al Ballet Ecuatoriano de Cámara y 300.000 dólares se entregan al Ballet Jacchigua, es decir que, por esta falta de gestión económica durante los ocho años de la anterior administración, a la Casa solamente le quedan 2’700.000 dólares que alcanzan para gastos operativos y administrativos, y prácticamente no existen recursos para inversión o desarrollo de proyectos culturales.

Necesitamos urgentemente que nos escuche el Gobierno Nacional. Dos veces he tenido la oportunidad de conversar con el presidente (Rafael) Correa, y él me ha ofrecido su apoyo, su contingente, y creo que en este próximo año podremos hacer algo. A los empleados, a los trabajadores se los ha mantenido con los exiguos, bajísimos sueldos y salarios del 2004. No se le ha subido absolutamente a nadie. Y, por decir algo, no tenemos en este momento ni para pagar facturas de 50 dólares...

Es decir, ¿el presupuesto de estos días está destinado para pagar sueldos y gastos corrientes?

Claro, este momento en caja de la Casa de la Cultura no existe un solo dólar. Lo que vendrá, vendrá para pagar estos sueldos, pero este momento no tenemos ni un solo centavo.

¿Ese ‘lo que vendrá’ se refiere a lo que usted ahora mismo demanda del Gobierno Central?

Desde luego, a partir de enero yo creo que nos van a escuchar. Se ha visitado ya al Ministro de Finanzas y tiene todo el afán de apoyarnos, de ayudarnos, pero en este momento la situación es realmente caótica. Toda esta infraestructura está totalmente deteriorada, los teatros, por ejemplo: el Teatro Nacional, que ha sido emblemático, el Ágora tiene una serie de fallas estructurales que debemos reparar inmediatamente. Es decir que para reparar los teatros requerimos más o menos de 3’500.000 dólares, y si no se los repara, cada vez van a estar peor. En la membrana de impermeabilización que va arriba del techo del Ágora hay muchísimas goteras, tanto sobre el público como sobre el escenario, entonces es muy difícil trabajar en este momento, no se ha cambiado esa membrana desde hace muchísimos años, pues aquí no ha habido ninguna preocupación de la administración del doctor Marco Antonio Rodríguez. Lo único que ha comprado, con un afán demasiado personal, es cuadros, pinturas.

¿Ha comprado cuadros con el presupuesto asignado a la Casa de la Cultura?

Desde luego, con el presupuesto que recibía la Casa ha comprado una cantidad de cuadros que no son comprados a los pintores ecuatorianos, sino que por ahí aparece un nombre de una señora, otro de un señor que son totalmente desconocidos, y él mismo, en una entrevista en uno de los periódicos, dijo que no ha podido comprar un solo libro para la Biblioteca Nacional. No se ha adquirido ningún libro para la Biblioteca Nacional y, además, en el subsuelo está entrando el agua. Necesitamos sacar una cantidad de libros y tenemos también un gran problema con los baños, la iluminación, etcétera…

¿Existe un inventario de los artículos adquiridos por la administración anterior, como por ejemplo de estos cuadros que usted menciona?

Desde luego, nosotros ya hemos hecho una investigación alrededor de todo esto y hemos puesto (en conocimiento de) la Contraloría General de la Nación lo que nosotros pensamos, y queremos que haya una auditoría inmediata de todos estos gastos alegres que se han producido en la administración anterior.

¿Todavía no se ha iniciado esa auditoría?

No, todavía no se ha iniciado. No me ha contestado todavía el señor Contralor de la Nación, pero creo que lo hará por este tiempo…

¿Por estas circunstancias se ha visto minada la programación regular de la CCE?

Se está tratando de trabajar en este momento con lo que hay, en condiciones que no son buenas para los creadores, para los artistas. Hay una tugurización de la Casa, es decir, para adecentar un poco los locales también se requiere mucho dinero. El descuido y la falta de mantenimiento es completamente difícil de manejar, así que vamos a hacerlo de todas maneras, pero necesitamos el apoyo y la conciencia de la gente para apoyar a la Casa de la Cultura.

¿Qué ocurre a nivel de los núcleos provinciales de la Casa? ¿La realidad es similar?

No sucede lo mismo. Yo he recorrido todos los núcleos antes de las elecciones y más bien yo creo que hay un gran trabajo, especialmente en algunos núcleos, y a pesar de que también tienen un presupuesto bastante pobre, se dan modos para la autogestión y hay un trabajo muy serio en todos los núcleos que he visitado.

¿Cuál es la realidad actual del Fondo Editorial y qué se ha hecho antes en este sentido?

Me parece que han salido libros importantísimos en la editorial de la CCE, pero no han tenido la distribución necesaria. Tenemos en bodega 50.000 libros. Tenemos un plan de distribución, obviamente, pero no sabemos cómo ‘saltarnos’ algunas cosas que tienen que ver con la Contraloría o con cómo rebajar los precios o con que puedan regalarse, inclusive, a las instituciones, a los colegios… Eso no puede estar embodegado porque, además, la bodega ya no da más, hay una humedad tremenda…

¿Solamente habría que esperar entonces que la Contraloría inicie la auditoría para  ejecutar estos cambios necesarios?

Nosotros seguimos trabajando, pero necesitamos saber cuál es el punto de vista de la Contraloría alrededor de esta compra de pinturas, etcétera… También tenemos que conversar entre los 23 núcleos provinciales porque con esos presupuestos es muy difícil trabajar, y todos tienen que saber, no solo los presidentes de los núcleos sino todos los miembros, que son alrededor de 3.000, cómo se ha manejado la Casa de la Cultura, qué es lo que hemos encontrado, porque de otra manera va a ser muy difícil seguir procesando nuestro trabajo.

Entonces, ¿Raúl Pérez Torres solicitará a los núcleos un informe de sus condiciones actuales?

Sí, pues necesitamos saber cuáles han sido las gestiones de cada uno de los núcleos. Tengo gran fe porque sé que ahí han trabajado de una manera muy importante, lo que no ha sucedido en Quito, que se lo ha manejado muy desaprensivamente.

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