Narrativa de Ecuador y Nigeria se reúne en libro
La cassava -yuca en español- es una raíz natural. Tiene origen sudamericano y se exportó de Brasil a África. Llegó a Nigeria y ahora sirve como puente -metafórico- entre tres exponentes de la narrativa de Ecuador y tres de ese país. La antología bilingüe País Cassava-Casabe Lands: Antología binacional de cuento-Binational Anthology of Stories, Ecuador-Nigeria (La Caída, 2017) es un tomo de cuentos que se presentó en la pasada Feria Internacional del Libro y la Lectura de Quito, en noviembre.
En el caso de Ecuador se incluyeron cuentos de María Auxiliadora Balladares (La Entrevista), Andrés Cadena (Destiempo) y Salvador Izquierdo (Horacio Castellanos Moya); mientras que de Nigeria están los relatos de Jude Valentine Badaki (Telas de Colores), Harry Nlebemin Nzube (La historia de Alvine Chike) y Tunde Ososanya (La calle Wellington).
El cuento de Balladares (Guayaquil, 1980) tiene el formato de una entrevista al escritor Robert Gill que pone en una encrucijada a un periodista ficticio (Señor Reportero). Dedicado a Julio Cortázar, el drama de la historia empieza con el esfuerzo del entrevistador por abordar tres versiones inquietantes sobre la muerte de la madre del autor, de quien se dice que “cualquier relato sobre él es, ante todo, ficcional”. El aura misteriosa de este personaje no solo recuerda la ironía cortazariana sino a otro escritor, Gabriel García Márquez, quien alguna vez confesó -en una carta dirigida a Plinio Apuleyo Mendoza- que solía despistar con datos inventados a los pocos reporteros a quienes les concedía citas.
La noche de la presentación de País Cassava -sábado 11 de noviembre-, Cadena (Quito, 1983) reafirmó la particularidad del proyecto: “este libro, rarísimo, permitirá que lectores y autores de dos países se encuentren en puntos que son como hendijas o porosidades que quizá lleguen a Lagos, a ciudades insospechadas”. Este autor narra una historia en torno a la pérdida y el hecho de estar en un tiempo y un espacio equivocados.
Salvador Izquierdo (Londres, 1980) muestra a su personaje a través de memorias, intercalando diálogos y texto que abordan problemas de la escritura. “Se crea una metanarrativa psicológica profunda, sin dejar de ser íntima”, se reseña en el prólogo de este libro bilingüe.
Narrativa corta en dos lenguas
El humor negro y la ironía son recursos que emplea Nlebemin Nzube (Abia, Nigeria, 1995), quien expone la función de la madre en el núcleo familiar como eje entre acusaciones de muerte, conflictos, ilegalidad y abandono del padre. Sin que todos los textos intenten representar el contexto en que fueron escritos, son una muestra de cómo sus autores conciben la escritura.
Badaki (Nigeria, 1976) retrata los campamentos de desplazados en Nigeria, país en que la yuca se llama casabe; un narrador omnisciente ilustra las derivas de los desplazamientos humanos: recuerdos que le sirven para sobreponerse al presente difícil a través de elipsis.
Por su parte, Tunde Ososanya (Ijebu Ode, Nigeria, 1990) describe los riesgos que se pueden correr al caminar por la calle más famosa de Lagos y se vale de diálogos, entre el personaje y su mejor amigo, para crear una atmósfera verosímil entre situaciones que harán que sus pérdidas queden grabadas en la memoria de los lectores.
Un concurso de relato corto sirvió para la selección de las historias nigerianas. El jurado estuvo compuesto por los profesores Zaynab Alkali, Friday Ejilogo y George Bala. Se trata de la primera edición binacional de relatos africanos que involucra a Ecuador a través del Abujas’ Writers Forum (AWF) que organiza mensualmente el Guest Writer Session, iniciativa que hermana a escritores de fuera de Nigeria con los de otros países mediante la intervención en sedes diplomáticas.
250 ejemplares del libro se enviaron a África por medio de la embajada de Ecuador en Nigeria y al Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, anunció Germán Gacio Baquiola, editor de La Caída. Las traducciones del español al inglés estuvieron a cargo de Kimrey Anna Batts; y del inglés al español, de Juan Romero Vinueza. Ambos participaron en la selección de autores ecuatorianos y el poeta, autor de Revólver Escorpión, también trabajó -con Abril Altamirano- en la selección de 15 de los cuentos reunidos en la antología Despertar de la Hydra, que editó La Caída mostrando que el género en cuestión tiene a varios autores del país como exponentes pese a que sellos transnacionales más antiguos les prestan menos atención que a novelas o poemarios.
Este año se cerrará con la publicación de otro cuentario bilingüe, el que antologó y tradujo Luis Antonio Aguilar Monsalve, para editorial El Conejo. La presentación del libro se realizará hoy, a las 19:00, en el Centro Cultural Casa Égüez. (I)
La antología
→El cuentario fue publicado por la editorial La Caída dentro de la colección ‘Las alas del escorpión’.