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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Lea la entrevista completa el domingo, en la edición de Cartón Piedra

Piedad Bonnett: “Esta es una sociedad de vértigo”

Fue finalista de la última edición del premio Rómulo Gallegos, que se entrega anualmente en Venezuela. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
Fue finalista de la última edición del premio Rómulo Gallegos, que se entrega anualmente en Venezuela. Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
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Piedad Bonnett (Amalfi, Antioquia, 1951) dice escribir para hablar del mundo tal como es. Como escritora de distintos géneros -entre poesía, narrativa, ensayos, teatro y periodismo por oficio- considera valioso no estancarse en uno.

Valora la posibilidad de asumir el riesgo experimentando en géneros no conocidos, dependiendo de la perspectiva. En ese camino, es consciente de que hay géneros que permiten que el escritor se camufle más, como la novela, o se exponga, como la poesía.

“La poesía es una necesidad que ha tenido siempre la humanidad: Es una manera muy particular de expresarse que no la tiene la narrativa, ni el teatro. En la poesía hay un lenguaje más simbólico, más metafórico que le exige al lector entrar a un mundo del lenguaje al que no está habituado”.

En este momento de la humanidad, en el que la exposición del ‘yo’ es constante, parece que el género literario que menos lectores capta es la poesía.

“La poesía ha perdido -digamos- prestigio porque se hizo hermética, se hizo difícil, a partir del siglo XIX, pero también porque esta es una sociedad de vértigo. Es una sociedad que no propicia lo que la poesía requiere, que es silencio, un espacio de introspección y de entrega que se parece un poco a la meditación”, dijo Bonnett. Aún así considera que siempre habrá un pequeño ejército de lectores multiplicando esa poesía.

Reconoce que en la mayor parte de su obra hay un ejercicio autobiográfico ¿Cuál es el riesgo? Considera que parte del trance es que ahora la gente podría relacionar la exposición constante a través de la literatura con una forma de mercantilismo.

“Es un fenómeno que no tiene que ver con el escritor sino con el sistema. La gente puede decir que esta persona está explotando su historia personal y uno se expone a ese malentendido y a una agresión”, explica.

Bonnett concibe a los escritores como intelectuales -a pesar del desgaste de la palabra- porque son quienes están pensando la sociedad. Esta semana, Bonnet está en Guayaquil, como parte de los escritores que dialogan sobre literatura y los temas que se vinculan con el ejercicio narrativo en las distintas actividades que se desarrollan en la Feria Internacional del Libro.

En la mesa de diálogo que compartió con Gabriela Alemán, Alonso Cueto y Jorge Franco, el pasado miércoles 12, en el marco de la Feria, expuso que no puede haber un escritor al que no le interese el presente.

“Son los problemas éticos los que engendran la narrativa. Todo se mueve en el juego entre presente y pasado. No me interesa el porvenir porque la literatura no está para moldear vidas, pero sí para confrontar al lector en el presente”. (I)

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