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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Villoro: “Es mejor actuar por consenso que por votación”

Juan Villoro en una de sus visitas a Quito. Ha escrito sobre tragedias como los terremotos en México y Chile. Es cronista, fabulador y ensayista
Juan Villoro en una de sus visitas a Quito. Ha escrito sobre tragedias como los terremotos en México y Chile. Es cronista, fabulador y ensayista
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El periodista y escritor Juan Villoro (Ciudad de México, 1956) ha reflexionado sobre lo que va a pasar después de la pandemia, desde una metrópoli que ha sido albergue de ficciones apocalípticas con gran frecuencia: la capital mexicana.

Autor de El Vértigo Horizontal o El Testigo, Villoro les respondió a quienes le pidieron consejos prácticos sobre cómo ayudar a construir un mundo mejor con una paráfrasis de Jorge Luis Borges como mantra: “lo único que sabemos del futuro es que difiere del presente”.

En lo distinto que se aproxima hay lugar para el pesimismo, claro, pero también para la esperanza. Dentro de la séptima de las charlas virtuales organizadas por el Hay Festival y BBC Mundo, Villoro tomó como ejemplo la caída del Muro de Berlín, a fines de la década de los ochenta.

“La caída fue una gran oportunidad, de repensar las cosas, de considerar que el socialismo existente había fracasado, pero también que el capitalismo tampoco era el mejor de los mundos posibles”. Aquella oportunidad fue desperdiciada por el neoliberalismo que le siguió.

La explotación ecológica y sus consecuencias, entre las más graves el calentamiento global, deben ser considerados a futuro, dijo el autor, que vivió en Alemania, y también en España. Sobre México sostuvo que estar en aislamiento es algo que solo unos cuantos se pueden permitir.

“El estado del mundo es suficientemente malo para pensar que si algo cambia esto puede ser mejor”, soltó el también ensayista, que le ha dedicado páginas a la literatura de todos los tiempos, al igual que a una narrativa propia; escribió algunos relatos para niños, sobre fútbol y otros aspectos de la cultura.

Entre las cosas que cuestiona están los populismos que han convertido la política a una suerte de religión en que parecería que las soluciones son cuestión de fe. Ve críticamente la dependencia actual a la tecnología, a través de la cual se extraen datos personales y que unas pocas empresas dominen el universo informativo y de datos.

Contra eso también hay una expectativa, sí. Villoro intercala una máxima del filósofo Antonio Gramsci para explicarlo mejor: “el optimismo es una forma de la voluntad”.

Y apostilla que aunque ni siquiera hayan todos los indicios, datos y cifras para ser optimista durante la pandemia, “la primera noción de cambio es la imaginación”.

Había recordado la caída del muro porque las “utopías absolutas” fracasaron en el siglo pasado, pero sobrevivió una “pulsión utópica” que puede ayudar a recibir de mejor forma el porvenir.

No es la democracia lo que está en discusión”, sostiene el escritor frente al modelo representativo, de elecciones, congresos o parlamentos. Habría que transitar a “formas más directas de la democracia.Formas que tienen ver menos con la verticalidad del poder y más con la horizontalidad de la sociedad”.

Sin olvidar que otro de los rasgos de los tiempos actuales es que las telecomunicaciones, la distancia, hacen valorar más lo que se dice que lo que se hace.

La crisis de los partidos tendría un remplazo en la organización ciudadana y las agendas comunes que puedan hacer entre distintos sectores sociales.

El caso sobe el que se puede trabajar es el tren maya, que tiene que ver con políticas extractivistas –explicó Villoro– a aplicarse en la Península de Yucatán.

Los pueblos originarios, los ambientalistas, los progresistas, la intelectualidad y la academia pueden confluir en ese tema, “que incluso controle otros casos similares que están ocurriendo”.

Sería el retorno de la ética a la política, insiste el narrador que ha escrito sobre minorías o los 43 normalistas asesinados en Ayotzinapa.

Dentro del “tecnopolio que nos domina, no hay que olvidar que la red es una representación de la realidad, y no cambia esta”. Es decir, que lo real no se altera a punta de likes o retuits.

“Alteras la realidad entrando hasta la cocina de la gente, hablando con ella, teniendo una política presencial”, señaló Villoro, que estudió sociología.

En este marco, lo mejor será “actuar menos por votación y más por consenso” para construir una política directa.

El consenso es más difícil de lograr, pero es importante que quien no está de acuerdo con un proyecto de país, lo esté con otros proyectos, de la memoria, lo ecológico o los derechos humanos.

La literatura también tiene que ver con la esperanza –y la imaginación, claro– porque tiene que ver con las posibilidades de la realidad. (I)

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