El pasado lunes, el artista guayaquileño Marco Alvarado hizo una visita guiada por la muestra ‘Difícil de leer, entre mi luto y mi fantasma’, inaugurada el 31 de octubre en el Cementerio del Museo de las Conceptas en Cuenca.

Uno de los estudiantes asistentes le pidió a Alvarado explicaciones sobre su obra ‘Catalino’, tras lo cual gritó que su trabajo era pornográfico, anticatólico y que ofendía al Ecuador, que es un “país mayoritariamente católico”. De acuerdo a Alvarado y a los testigos, el joven golpeó los vidrios hasta que sus compañeros se lo llevaron.

El artista regresó al Museo de las Conceptas en la tarde y la directora del mismo, Mónica Muñoz, le comunicó que el Alcalde, tras una denuncia de las órdenes religiosas de la ciudad, pidió que se desmontara la muestra. Muñoz puso a disposición su cargo, pues también se consideró la posibilidad de retirar el apoyo de $ 20.000 anuales que recibe el espacio institucional.

‘Catalino’, la obra de Alvarado, es un collage autobiográfico del artista en el cual se burla de su época de ‘latin lover’, como con aquella imagen en la que hay una pareja que parecería, según el autor, estar en posición de bailar reguetón o copulando.

“No se ven sus partes”, dice Alvarado. Esta pieza está acompañada de un manifiesto. Como en gran parte de su obra, Marco Alvarado usa imágenes religiosas para relatar su propia experiencia de vida, su presunción de ser santo en alguna época y su relación con comunidades en litigios de tierras. 

“Sé que el autor Marco Alvarado quería plasmar su realidad personal, un infierno que, de pronto, no solo vive él sino muchas personas, respetamos el arte que tiene muchas expresiones que enriquecen a nuestra sociedad, pero se trataba de un espacio en el que la exposición no tenía consonancia. (...) Se usaron ahí imágenes sagradas, no nos dejamos llevar solamente por el criterio de la gente o de este chico”, dijo Joffre Astudillo, secretario de comunicación de la Curia.

El artista guayaquileño  considera esto un intento de retorno al orden de grupos de extrema derecha, “un brote medieval con el cambio de vientos políticos”. (I)