José Mejía Lequerica (Quito 1775-Cádiz 1813) defendió desde España a América Latina con el proyecto autonomista e independiente hispano frente a un Estado absolutista. Su temprana muerte no le permitió retornar al país en la era republicana. Murió en Cádiz en 1813 y sus restos exhumados en 1914 habrían permanecido extraviados en el cementerio de San José.

El alcalde de Cádiz, José María González, recibió la semana pasada al embajador de Ecuador, Miguel_ Calahorrano, como parte de la gestión del país para repatriar los restos de uno de sus más importantes próceres.

Estos habrían sido localizados. Sin embargo, queda pendiente encontrar a algún familiar del prócer en Ecuador para realizar el respectivo análisis de ADN.

El proyecto para la ubicación de los restos mortales de Mejía Lequerica inició en junio de 2014, cuando el embajador Calahorrano solicitó el apoyo del Ayuntamiento a la exalcaldesa Teófila Martínez.

También el jefe de la misión diplomática propuso la colaboración para poner en marcha una agenda cultural conjunta para promocionar la cultura ecuatoriana y fomentar el conocimiento de la historia de José Mejía Lequerica como ejemplo de la solidaridad entre los pueblos de Ecuador y España.

Para ello, según Agencia Andes, se contempla una agenda de actividades culturales que incluya la edición de libros, conferencias, concursos colegiales y proyectos de cooperación, tanto en Cádiz como en Quito.

El historiador español Manuel Chust intenta resaltar en sus relatos a las Cortes de Cádiz como un período histórico de ‘mestizaje político y jurídico’ pues no fueron solo ‘españolas o americanas’ al incorporarse América como una provincia en igualdad de condiciones. En el desarrollo de las Cortes resalta la figura del quiteño José Mejía Lequerica, un partidario del proyecto autonomista hispano.

Tras verse obstaculizado de continuar su vida laboral e intelectual en Quito por su enfrentamiento al Estado colonial y a la aristocracia, Mejía Lequerica emprendió su camino de fuga. Llegó a Guayaquil, viajó Lima y finalmente se radicó en España. Pasó por Madrid, combatió en la batalla de Somosierra y huyó de la capital disfrazado de carbonero, logró llegar a Sevilla y finalmente a Cádiz, según relata el historiador Jorge Núñez Sánchez.

“En ese escenario privilegiado de exposición de pensamiento, Mejía promovió algunas de las ideas más radicales del liberalismo hispanoamericano: la soberanía asentada en el pueblo, la igualdad jurídica de las personas, la de los dos hemisferios españoles, la de imprenta, la religiosa, la abolición del tributo indígena, la eliminación de los conventos menores y la autonomía económica americana”, relata Núñez en ‘Las ideas políticas de un quiteño en España’.

Para Chust “era atrevido su pensamiento. Más si se tiene en cuenta que dejó de ser un pensamiento para pasar a discurso. Se adentraba por terrenos escabrosos. Deslegitimó la condición divina de los reyes para devolverlos al terreno de los mortales”. (I)