Restos de obispo Cuero y Caicedo serán repatriados desde Perú
Los restos del obispo José Cuero y Caicedo, prócer de la Independencia de Ecuador, serán repatriados al país desde Perú, informó hoy la Cancillería en un comunicado.
El 26 de febrero, el embajador del Ecuador en Perú, José Sandoval, entregará los restos del Obispo al Comandante del Buque Escuela Guayas, que se encuentra en ese país, para que sean transportados con todos los honores hasta Guayaquil, a donde llegarán el 1 de marzo, y posteriormente sean entregados al Municipio de Quito.
"Luego de 200 años de su fallecimiento y de cerca de 80 años de haber sido descubiertos sus restos en el antiguo Hospital Real de San Andrés, finalmente, se puede concretar la repatriación", señala el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Por su papel protagónico en el Primer Grito de la Independencia y en la gestación de la nacionalidad ecuatoriana, los restos mortales del obispo José de Cuero y Caicedo reposarán en la Catedral Primada, en un mausoleo especial junto al Mariscal Antonio José de Sucre y al coronel Carlos Montúfar, "cumpliéndose de esta manera el anhelo largamente acariciado por parte del pueblo quiteño y ecuatoriano de custodiar los restos de tan insigne obispo patriota", añade el comunicado.
DATOS:
Cuero y Caicedo fue nombrado Vicepresidente de la Junta Soberana de Quito, en 1809, lo que provocó inicialmente su resistencia, aunque finalmente se posesionó de esa función. Un año más tarde, el pueblo de Quito, reunido en Cabildo Abierto, lo eligió como el Primer Presidente del Estado Independiente de Quito, función desde la cual convocó al Congreso de Pueblos Libres, que dictó la avanzada y liberal Constitución Quiteña de 1812. En tal calidad gobernó el país quiteño desde diciembre de 1811 hasta diciembre de 1812, en que los españoles vencieron a los patriotas en Ibarra y restablecieron el sistema colonial.
Este personaje falleció el 10 de diciembre de 1815, en el Hospital Real de San Andrés, de la ciudad de Lima, afectado por una bronconeumonía. Había llegado poco antes a esa ciudad en calidad de reo de Estado y se hallaba en tránsito hacia su lugar definitivo de destierro, en España, como castigo por sus actos de rebeldía contra la corona española. El que fuera Obispo–Presidente de Quito tenía poco más de 80 años de edad a la hora de su muerte.
Sus delitos, según las autoridades españolas, habían consistido en participar en los acontecimientos subversivos ocurridos en Quito entre 1809 y 1812, que buscaron poner fin al dominio español sobre el territorio de nuestro país, y en el establecimiento el Estado de Quito como una entidad política independiente.
Era un sacerdote ilustrado, educado en Popayán y Quito, que formó parte de la Escuela de la Concordia promovida por Eugenio Espejo. En su momento también entabló amistad con el sabio prusiano Alejandro de Humboldt, cuando éste pasó por Quito. Ante la guerra desatada por las fuerzas represivas enviadas por el Virrey del Perú, convocó a sus curas y feligreses a incorporarse a las fuerzas patrióticas, para defender con las armas en la mano al naciene Estado quiteño.