Quino, su autor, cumple una década más como dibujante
Mafalda cumple 50 años, con 41 en la memoria de nuevas generaciones (Video)
Una de las cosas que menos le importarían a Mafalda sería llegar a los 50 años. Claro está que para ella lo importante es seguir afrontando el mundo con la misma ironía, desde la inocencia, desde su continua distancia por entenderlo a partir de sus convencionalidades.
Sin duda, a estas alturas Mafalda aún quisiera parar el mundo para bajarse porque nadie le ha quitado la etiqueta en la que se anuncia ‘irresponsables trabajando’.
Los pensamientos que el argentino Joaquín Lavado, más conocido como ‘Quino’, ha impregnado en su personaje de melena corta, lazo y vestido, están por llegar a su mitad de siglo este lunes.
Las celebraciones para uno de los íconos sociales y políticos más importantes del mundo han empezado en su país natal, así como varios homenajes a su concepción política, que surge desde la clase media argentina siguen su transmisión a pesar de que su edición paró en 1973.
Probablemente, uno de los factores que influyen en el apogeo de Mafalda es su relación con la clase media, punto desde el cual aborda sus diálogos, los procesos sociales, económicos, culturales y políticos que atravesaba la clase media. Según Isabella Cosse, historiadora de la Universidad de la República de Uruguay, y autora del libro ‘Mafalda, historia social y política’, el cómic de Quino articuló diferentes ideas que existían sobre ese sector social.
Pero no fue solo eso, Cosse agrega en una entrevista a Nodal que “la historieta tuvo un papel activo, productivo, en la consolidación de la identidad de la clase media. El personaje de Mafalda dio cuerpo (en el sentido de forma concreta) a escala masiva a la clase media intelectual y la historieta (con los juegos entre los personajes) puso en el centro las contradicciones que atravesaban a la clase media en su conjunto. Es decir, en mi lectura Mafalda dio lugar a una visión heterogénea de una clase media atravesada por confrontaciones y diferencias ideológicas”.
Esa Mafalda que se tradujo a más de 30 idiomas es parte de la herencia de las generaciones que crecieron en los 70 a las que ahora pueden retuitearla y compartirla en redes sociales. Como escribió Umberto Eco, “Ya que nuestros hijos van a convertirse –por mérito nuestro– en otras tantas mafaldas, será prudente que tratemos a Mafalda con el respeto que merece un personaje real”, y que como augura Roberto Fontanarrosa en estos tiempos, sería necesario tener una Mafalda.
¿La razón? Tal vez no haga falta dar mayores detalles para de alguna manera imaginar la enorme cantidad de temas que, día a día, le darían motivo para ejercitar su crítica y su carácter contestatario… “Nos haría bien por supuesto contar con su inteligente visión de la realidad. Nos ayudaría mucho a tener otra lectura de las cosas. Pero, afortunadamente, no me la puedo imaginar como una muchacha ya de 30 años, no demasiado agraciada, quizás, esposa insoportable, posiblemente; sino como la graciosa niña que fue, es y será siempre. Los personajes de historieta tienen ese privilegio (enarbolado por Peter Pan) de no envejecer”, dice Roberto Fontanarrosa. Y a pesar de que no se escribió más una tira cómica, su discurso se sostiene en la actualidad y en ocasiones pareciera que ha sido escrito para hechos vigentes.