“No soy más que un obrero del dibujo”
“Nunca me consideré otra cosa que un obrero del dibujo”, afirma el dibujante argentino Quino, abrumado porque casi 50 años después de crear a Mafalda su mensaje siga presente. Aún se sorprende de que las críticas lanzadas puedan aplicarse a la situación actual.
Y admite que el reconocimiento es “gratificante”, pero aclara que jamás pretendió llegar a tantas personas y que nunca fue muy consciente del alcance de su labor.
“Yo hacía mi trabajo y nada más”, dice. Solo se reconoce el mérito de tener “una especie de antenita” para saber captar el ambiente. No sin pesar, indica que el mundo que reflejó a través de Mafalda y sus otros personajes y viñetas está igual o peor que entonces.
“Me asustan los recortes que hacen con la cultura, la ciencia, la investigación, las artes. Se atraviesa un oscurantismo muy peligroso”, dice, y se cuestiona incluso si llegados a este punto el humor puede servir como válvula de escape.
El humor, en su opinión, “sería más necesario que nunca, solo que ves los dibujos de El Roto, a quien quiero y admiro muchísimo, y se te caen los brazos porque la situación no está graciosa en absoluto”.
No se siente ahora más positivo que cuando estaba activo, pero hace tiempo ya que dejó atrás la confianza en que todo podía mejorar.
“Mi período de mayor optimismo fue en los años sesenta, con los Beatles, el ‘Che’ Guevara, cuando parecía que el mundo iba a cambiar para bien, o, al menos, para mejor”, señala cuatro meses después de haber cumplido ochenta años. EFE