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Lugares inquietantes que no nos dejan dormir

La exposición se inauguró la noche del jueves en el MAAC y permanecerá abierta para el público hasta febrero de 2020. La curadora es Larissa Marangoni.
La exposición se inauguró la noche del jueves en el MAAC y permanecerá abierta para el público hasta febrero de 2020. La curadora es Larissa Marangoni.
Cortesía del MAAC/Ricardo Bohórquez
19 de diciembre de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

Las artistas Pamela Hurtado, Katya Cazar, Éricka Olivares y Sophia Forneris, bajo el trabajo curatorial de Larissa Marangoni, presentan la muestra Lugares inquietantes.

La exposición se realiza en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), centro de Guayaquil, hasta febrero de 2020.

En una publicación del MAAC, por la red social Facebook, Marangoni menciona los lugares como espacios en donde la ciudad respira y deja sus huellas en objetos cotidianos, algunos olvidados, otros adorados.

Añade que la búsqueda del espacio ideal permite retomar el camino y ubicarnos en el pasado, presente y futuro.

“Los pensamientos se concretan en pequeños eventos que sumándolos nacen las ideas, creando situaciones incómodas o inexplicables. Esos lugares inquietantes que no nos dejan dormir”, dice Marangoni.

En la muestra, Forneris comenta que su obra fue creada en 2016 enfocada en la gran marcha de la mujer, que se realizó en enero de ese año en Boston (EE.UU.).

Dice que bastante tiene que ver su obra con la marcha de Boston y las siguientes manifestaciones feministas, en donde se observa la misma narrativa de 1920 y 1960, cuando las mujeres reclamaban igualdad de derecho.

“Ahora los cambios son mucho más pequeños y no son tan medibles. Hoy el feminismo tiene diferentes voces, no solo una”, menciona.

Sostiene que Lugares inquietantes tiene esa idea, de estar en una situación precisamente inquietante y ver qué hacer al respecto para cambiarla a favor de la mujer.

Para 2020, Forneris tiene planeado crear más obras con un mensaje, tomando un tema y usándolo como forma para hablar de política, de religión, “no solo para verlo, sino para discutirlo”.

La exposición brinda al público un momento para reflexionar sobre las diferentes situaciones del diario vivir.

Por ejemplo, Katya Cazar pone de manifiesto los espacios domésticos, como lugares de registro en donde quedan rastros de anteriores acontecimientos.

Dice que en los diálogos con Marangoni coincidían en que una de las piezas que realizó habla un poco de la violencia o de los lugares cotidianos como espacios de tensión o violencia simbólica.

Trae a relucir una obra que hizo en 2009 sobre una serie fotográfica realizada en un formato que se llama Libro de dedo, que fue uno de los primeros ensayos dentro de la historia del cine, de la imagen en movimiento.

“Presento la serie de fotografías de esta escena, en la que no hay personajes, pero sí de alguna manera algo que denomino la arqueología del desastre”.

Otra artista de la exposición es Pamela Hurtado, quien se destaca en trabajos sobre cosas muy personales de su entorno, por ejemplo, juguetes, objetos del hogar, de la cocina, etc.

En el caso de la muestra, su obra habla del jardín de su casa. “He tomado fotos, detalles del jardín, en primer plano, como si uno estuviera ahí. Por eso es que la serie se llama Jardines desordenados”, indica Hurtado.

Agrega que usa su obra como catarsis para curarse de cosas de la vida, “de cosas personales que cada uno tiene”. (I)

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