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El Telégrafo
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La muestra revela los trucos de escenas, como el ataque de las aves en Psicosis

Los secretos de Alfred Hitchcock quedan al descubierto

La muestra revela la preferencia de Hitchcock por actrices rubias vestidas de Christian Dior.
La muestra revela la preferencia de Hitchcock por actrices rubias vestidas de Christian Dior.
Foto: Internet
17 de octubre de 2016 - 00:00 - Gorka Castillo. Corresponsal en Madrid

Lejos de envejecer, el cine de Alfred Hitchcock (1899-1980) parece haber ganado vigor y atractivo. Hasta el próximo febrero, la Fundación Telefónica acoge en Madrid la mayor retrospectiva de uno de los cineastas más influyentes del siglo XX, que supo ganarse tanto la fascinación del público como el ojo de los críticos y el calificativo universal de ‘mago del suspense’ por películas inolvidables como La ventana indiscreta, Psicosis y Recuerda.

Una exposición fascinante que descubre todos los trucos e intenciones que el realizador británico utilizó hace más de cuatro décadas con pericia perversa para desenterrar los miedos y deseos que cada espectador esconde en la habitación secreta de su memoria. Porque como revelaba el propio Hitchcock en cada entrevista, “el miedo hay que rastrearlo en la propia infancia, en todo lo que de niños nos aterrorizaba”.

La muestra madrileña reúne carteles, fotos, bocetos de decorados, vestuario, revistas y fragmentos de películas que hasta ahora jamás habían estado al alcance del ojo público. Hitchcock, como describe la exposición de la Fundación Telefónica, fue el prototipo del “cineasta total”, ya que no solo dirigía sus filmes, sino que seleccionaba personalmente a los intérpretes, dibujaba las escenas antes de filmarlas, trabajaba estrechamente con cámaras, guionistas, montadores y compositores; producía sus filmes y, en ocasiones, hasta se encargaba de idear las campañas de promoción.

La exposición ‘Hitchcock, más allá del suspense’ retrata al autor de La soga y Vértigo como el inventor del concepto de autor en el cine y de los giros del guion alimentados por el ‘MacGuffin’, un concepto que acuñó el propio director británico para referirse a los irrelevantes momentos de suspense que movía los hilos de los personajes y hacía avanzar la trama sin aportar al espectador ninguna pista de lo que realmente pasaba.

También se desvelan algunas de las memorables tretas que utilizó para potenciar el efecto terrorífico en algunas secuencias, como la superposiciones de planos que transformaron un inocente grupo de aves en espeluznantes bandadas de pájaros. O el secreto que encierran los casi 80 planos que componen la mítica escena de Psicosis, una de las más estudiadas de la historia del cine junto con la de la escalera de El acorazado Potemkin, en la que el actor Anthony Perkins, al pie de su amenazadora mansión, entra en la habitación de Janet Leigh para acuchillarla mientras toma una ducha. En esta muestra se descubre que el realizador y productor británico necesitó una semana, de los 33 días que duró el rodaje de la película, para filmar una secuencia de 45 segundos.

Y no solo eso. También se desvela cómo el autor de la banda sonora, Bernard Hermann, logró convencerlo para que incluyera el rechine de violines que había compuesto para acompañar el escalofriante sonido de las cuchilladas, el del agua que corre por el sumidero y el de la cortina desgarrada por el peso de una horrorizada Janet Leigh al caer muerta en la bañera.

“Los directores de cine viven con sus películas mientras las están rodando. Son sus hijos. Y todo parece indicar que las películas más emocionantes son realmente artísticas cuando han sido creadas enteramente por un solo hombre”, dejó escrito el director como epitafio. Nacido en Londres en 1899 en el seno de una familia dedicada a la venta de legumbres, estudió con los jesuitas quienes, confesó en reiteradas ocasiones, le enseñaron “organización, control y cierta capacidad de análisis. Aunque mi sentido del orden siempre ha sido un poco espasmódico”.

Pero lo que aclara esta formidable exposición es que bajo la apariencia de mayordomo bondadoso de Alfred Hitchcock se escondía un idólatra de las rubias actrices a quienes adula con vestidos de Christian Dior, algunos de ellos exhibidos bajo el tapiz de una negrura misteriosa, pero que también tortura sin compasión durante los rodajes hasta situarlas al borde del colapso nervioso.

Grace Kelly, Tippi Hedren, Eva Marie Saint, Ingrid Bergman y Kim Novak fueron algunas de esas mujeres que marcaron la obra de este ‘mago del suspense’ en varias de sus grandes producciones, como Encadenados, Vértigo, Marnie la ladrona y Con la muerte en los talones.

Es tal el cúmulo de secretos revelados en esta muestra que al espectador solo le queda el consuelo de haber revivido con extrema inquietud la obra de un cineasta que, pese a haber fallecido en 1980, ha salido victorioso de su combate con el tiempo. (I)

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