La aristocracia, los civiles, el ejército, el gobierno y los comerciantes están en crisis. Lautaro está muerto en vida y quienes lo rodean apenas saben su nombre y perciben que su último respiro está cerca. Lo atacan. Se aprovechan de su debilidad, de su postura de fantoche, para quedarse con la lista de bienes que aparentemente ‘no tienen ningún heredero’.

El Teatro del Cielo, la agrupación que dirige Martín Peña desde hace 11 años, vuelve a presentar un drama humano. Esta vez, explica el director, la disputa por una herencia es el tema central para exponer una sociedad en crisis.

25 actores con vestidos de encajes, fracs y bastones juegan con la luz y su expresión a través de la técnica del mimo corporal dramático que basa sus teorías en el cuerpo.  

Peña dividió la secuencia de tal forma que en distintas escenas se va conformando una obra coral.

En ella varios grupos genéricos van revelando su espíritu durante una hora y 15 minutos que dura la pieza. La obra se presenta del 20 al 28 de junio en el Teatro Sánchez Aguilar (TSA) en Guayaquil.

Llega en un contexto político, en el que grupos de oposición rechazan el proyecto de reforma a la ley de herencias. Pero la intención es mostrar situaciones de la realidad: el complot, la envidia, la conspiración, dice el director Peña. (I)