Las comunidades trabajaron junto a instituciones
La Unesco inscribió a la marimba de Esmeraldas en la lista de Patrimonio Inmaterial
La marimba es una tradición oral y sonora de los afrodescendientes. Se escucha en el Pacífico Sur de Colombia y desde el norte de Ecuador, en Esmeraldas, se extiende al territorio. “Suena al ritmo de cuentos y poemas cantados por hombres y mujeres en los eventos rituales, religiosos y festivos como una celebración de la vida”.
La tradición parece haber reducido en estos territorios el número de sus intérpretes. Este miércoles 2 de diciembre se recibió la aceptación de su inscripción en la lista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad bajo la denominación de ‘Música de marimba y cantos y bailes tradicionales de la región colombiana del Pacífico Sur y de la provincia ecuatoriana de Esmeraldas’. Con alegría y llanto las comunidades marimberas del país esperan en la declaratoria mayor desarrollo en la transmisión y su contexto.
La declaratoria conjunta se acordó en diciembre de 2011, cuando Rafael Correa, presidente de Ecuador, y Juan Manuel Santos, su homólogo colombiano, crearon el Gabinete Binacional para consolidar compromisos en diversos temas, especialmente de carácter ambiental y de desarrollo sostenible.
Dentro de la formación de los comités técnicos binacionales sobre asuntos ambientales, sociales y culturales se estableció una hoja de ruta que acuerda la adhesión de Ecuador a la declaratoria de la Unesco, que Colombia había recibido ya en 2010.
“La experiencia de Colombia en esta declaratoria es vital”, explicó Lucía Moscoso, directora de inventario en el INPC. Ella indicó en una entrevista con este diario que tanto el expediente que se entregó a la Unesco para la inscripción de la marimba como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, como su plan de salvaguardia fue un trabajo que se hizo en conjunto con las comunidades marimberas de Esmeraldas. Estas están localizadas en las comunidades de Limones, Borbón, San Lorenzo, Muisne, Río Verde, Atacames, Quinindé, Eloy Alfaro, entre otras.
Plan de salvaguardia
Su desarrollo asegura la permanencia de la marimba, según Moscoso. Explicó que el plan tiene entre sus objetivos y compromisos una labor interinstitucional.
Se detallan cuatro programas de investigación, formación y capacitación. Uno de estos consiste en la enseñanza de la marimba, la música y los cantos tradicionales; otro plantea un programa de producción de música y construcción de instrumentos musicales y un programa de difusión.
En el plan están involucrados el Ministerio de Cultura y Patrimonio, el INPC y otras carteras de Estado. La próxima semana iniciará una mesa interinstitucional junto al grupo gestor de Esmeraldas, con el que se ha trabajado los dos últimos años.
Por su parte, esta agrupación ya inició contacto con las comunidades y grupos de Colombia, con las cuales intercambió experiencias respecto al desarrollo de su propio plan de salvaguardia. La próxima semana empezarán las reuniones que le darían forma a la ejecución del plan. En estas se establecerán las prioridades de las comunidades vinculadas.
“Tenemos que pensar que una manifestación es válida en cuanto se transmita de generación en generación. Hay que buscar que estas comunidades tengan las condiciones básicas y el apoyo gubernamental para que puedan efectuar esa transmisión a la próxima generación”, explicó Moscoso.
El plan por implementar va más allá de reconocer una identidad folclórica. “La responsabilidad que ahora tenemos como Estado es fuerte y también para los gestores. Es un proceso largo que debe caminar a la par con la comunidad”, agregó.
Además, para establecer una ruta adecuada en el plan de salvaguardia el INPC ha tenido contacto con instituciones mexicanas, con el objetivo de lograr un intercambio de formación, además, del de Colombia.
“A partir del compromiso hecho, cualquier deficiencia que hubiera existido de apoyo a las comunidades marimberas ha sido saldada. El expediente se hizo de forma participativa, fue una construcción colectiva. Puede haber problemas, ellos los tienen anotados en el plan, pero hay ahora un movimiento fuerte que va a subsanar cualquier inconveniente de estos años pasados”, dijo Moscoso.
Este año se implementaron también otros procesos de reconocimiento y protección a las comunidades marimberas. Uno de ellos es la ‘Ruta Cimarrón’, ejecutada por el Ministerio de Cultura y Patrimonio, a través de la Secretaría de Identidades Culturales. Esta opera como uno de los compromisos del Estado en el Decenio Internacional Afrodescendiente y propone operar un diálogo intercultural, fortalecimiento y reconocimiento de estas poblaciones.
Tradición de dos pueblos
La marimba apareció en la costa norte ecuatoriana, desde donde se difundió, en Colombia, desde Barbacoas hasta Buenaventura, relata el expediente de salvaguardia de Colombia, trabajado en 2010.
El instrumento de la marimba fue reconstruido por los africanos en su diáspora por América. “Es más que sonidos de la selva: es también una manera de reconstruir memorias y de enfrentar el desarraigo de la diáspora y la esclavización. Pertenece no solo a los grupos negros, sino también a las comunidades indígenas cayapas, de la costa de Esmeraldas (Ecuador) y a los awás de Ricaurte y barbacoas, departamento de Nariño (Colombia), en el piedemonte costero, al igual que entre grupos mestizos de las playas de Amarales, Vigía y Mulatos en la costa nariñense. En el resto de América la marimba se encuentra en Centroamérica y alguna vez se documentó en las Antillas. En cada una de estas comunidades la marimba posee significaciones diferentes”, señala el documento.
Su construcción se constituía también en un ritual. “Las ceremonias de la construcción de la marimba tenían que hacerse en determinados momentos en que la luna les fuera favorable y ‘la cortada’ de las notas, es decir, los palos que se pulían con la peinilla hasta dar el sonido deseado, tenían que ser de palma de chonta. El palo tenía que secarse en la orilla del mar y cuando se bautizaba se le escupía con aguardiente”, relata Luis Antonio Escobar sobre la marimba en Colombia.
Según el informe del INPC, la marimba que conocemos actualmente en la provincia de Esmeraldas podría ser la unión, acontecida en algún momento de la historia, de tres tipos de marimba de 8 teclas existentes en distintas partes de África.
En Sudamérica, y concretamente en lo que actualmente es Ecuador, siguieron sucediendo variaciones de acuerdo a los recursos disponibles en el medio ambiente y la experimentación con las nuevas sonoridades.
Básicamente, se trata de un xilófono formado por 24 láminas de madera de chonta o pambil con resonadores de tubos de guadua. Para la estructura o “cama de la marimba” sobre la que se asentarán las teclas, se emplean preferentemente, por su levedad, laurel o tangare. De esta manera, se observa que para todas las piezas se emplean solo maderas locales.
Cantos como las alabanzas o “alabaos”, y los chigualos y arrullos en la provincia de Esmeraldas, forman parte de nuevas formas de religiosidad que acogen tradiciones cristianas, al tiempo que testimonian tanto el virtuosismo verbal como las creencias de los grupos afrodescendientes. (I)