El responsable del Bibliobús, Adriano Valarezo, es quiteño y usa una gorra estilo gatsby. El gestor cultural Miguel Antonio Chávez es guayaquileño y lleva un bolso estampado con un motivo rockero. Ambos están hermanados por una misma pasión: los libros.

Es por eso que ayer, a las 9:00, se reunieron en la dirección de diario EL TELÉGRAFO, en Quito, y ofrecieron sus particulares puntos de vista sobre los invisibles hilos que unen a la lectura con los sistemas educativos,  sellos editoriales, campañas nacionales de promoción del libro y formatos electrónicos.

En un segundo momento, la conversación derivó hacia temas menos solemnes y los autores invitados no tuvieron reparos en declarar que en alguna ocasión robaron libros y que no devolvieron los prestados.  

Evocaron, además, personajes de la literatura universal como Madame Bovary, de Flaubert, o El Principito de Antoine de Saint Exupery.

También se habló sobre la preferencia de la juventud hacia libros de autoayuda, terror, incluso, clásicos poco conocidos en el medio, como El viaje al centro de la noche de Louis Ferdinand Celine o La Gesta de Gilgamesh.

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