'Kawina', huella artística de la Amazonía local
El paisaje selvático, la denuncia de la contaminación petrolera, troncos retorcidos que envuelven figuras humanas y mucha viveza cromática pueden verse en la primera exposición de artistas plásticos amazónicos que alberga la capital.
La muestra colectiva “Kawina, el espíritu de la Amazonía” aglutina a más de un centenar de obras pictóricas y 30 esculturas de 28 artistas indígenas, colonos y mestizos de las provincias del Oriente ecuatoriano.
“Kawina es mezcla, y puedes tomarlo como una fusión de colores, culturas y tendencias”, explicó a la Agencia EFE el comisario de la exhibición, Carlos Coronel, responsable de Cultura y Turismo del Consorcio de Municipios de la Amazonía y Galápagos (Comaga).
La muestra fue inaugurada a inicios de diciembre en la Casa de la Cultura Ecuatoriana (CCE) y cerrará sus puertas el martes 18 de diciembre. “Gran parte de los artistas amazónicos se dedican prácticamente a un realismo, la representación de su entorno y que los ubica geográficamente”, con el río como protagonista absoluto, añadió el especialista.
Es el caso de Ramón Piaguaje, el pintor amazónico por excelencia cuyos cuadros retratan de forma detallista el paisaje ribereño.
Una propuesta similar a la de su sobrina Ana Paulina Piaguaje, también paisajista, autodidacta y con espacio propio en la muestra. Junto a sus obras alternan otras que retratan la flora y la fauna amazónica, donde aparecen colibríes, loros, monos o el jaguar, además de retratos de los pobladores originarios.
El joven pintor Jordy Yucailla plasma en su cuadro “Zanza”, “la costumbre de nuestros ancestros de la Amazonía que consistía en la reducción de las cabezas de las personas”, según Grima Tapia, colaboradora de la exposición.
Alguna pieza ha sido incluso pintada sobre hoja de palma y muchas tienen llamativos marcos con maderas de la región selvática.
Otro grupo de artistas expuestos pinta en forma figurativa y muchos se acercan al realismo mágico como Ruperto Raúl Alvarado con el óleo sobre lienzo “Pachamama” (madre tierra, en quichua) en el que aparece una mujer indígena cuya larga cabellera añil da lugar a un bosque amazónico.
“Queremos mostrar que en nuestra Amazonía hay belleza, cultura y ancestrabilidad”, refirió el pintor Ernesto Hernández junto a una de sus obras, “Sombras del tiempo”. De paleta cálida y ciertos toques de abstracción, el cuadro es una reflexión sobre “cómo ha ido pasando el tiempo y nuestra cultura ha evolucionado”.
La más joven exponente es Ariana Cazar, de 9 años, que con dos cuadros de intenso cromatismo se hace un hueco entre los plásticos amazónicos más prometedores del país.
Destacan los óleos de algunos artistas como Carlos Sánchez, que emplea una base de lodo de petróleo, o Elías Mamallacta, el único que usa pigmentos naturales como el achiote o la cúrcuma, además de frutos amazónicos.
Hay obras de denuncia en las que el color negro del combustible y el rojo refuerzan el dramatismo que han querido imprimir los autores oriundos de regiones donde el extractivismo petrolero y minero hace mella en el ecosistema.
La mirada penetrante de una niña tras una reja y con el cartel colgado al cuello que lleva la leyenda de “All you need is peace”, de Walter Paúl Toledo, es solo un ejemplo de esta temática y de un autor que abarca desde el indigenismo hasta los animales en peligro de extinción.
Gonzalo Leonel Sánchez con su “Ecolocausto”, incluye elementos tan amazónicos como las pirañas, la caña, sapos y torres petroleras junto con una alegórica Amazonas, para plasmar el impacto de los vertidos en la región considerada el pulmón del planeta.
Las esculturas, principalmente talladas en madera, sintetizan una temática indígena, folclórica y expresionista en la que la figura humana aparece muchas veces mimetizada, atrapada en el propio tronco. (I)