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"El actor se hace barriendo su propio escenario"

El director español Iñaki Moreno, de 39 años, imparte la técnica de Sanford Meisner en varios países del mundo.
El director español Iñaki Moreno, de 39 años, imparte la técnica de Sanford Meisner en varios países del mundo.
Fotos: Miguel Castro / EL TELÉGRAFO
20 de abril de 2018 - 00:00 - Redacción Cultura

Llegó hace ocho meses a Ecuador para formar a la primera promoción de actores y actrices del Estudio Paulsen en la técnica Meisner y demás líneas de aprendizaje teatral.

Un taller que no significó uno más en su lista como los realizados en Uruguay, Argentina y España, entre otros, sino una experiencia que tocó sus fibras más sensibles.

Iñaki Moreno -español de 39 años- está comprometido con las artes escénicas. Originario de Cádiz, más allá de ser un actor, director y productor es un formador y propagador del método interpretativo desarrollado por Sanford Meisner, quien ha dictado varios cursos y seminarios intensivos en diversos espacios culturales del mundo.

En la obra Lodopatía 1,  Isabella García y Andrés Palma montaron una adaptación de la obra Medealand (2011), de Sara Stridsber.

“La técnica Meisner trabaja algo que para mí es la base, que es la escucha, y a partir de esta poder expresar lo que es tu opinión del mundo y vivir momento a momento a través de  los impulsos”, expresa este docente formado en la Universidad Jaume I de Castellón.

Proceso de desinhibición
Gran parte de sus 30 discípulos llegaron como tablas rasas, cual si fueran material de barro que debió moldear. Un proceso que -asegura- lo ha disfrutado  porque fue testigo de la forma en que pudieron despojarse de sus miedos, pues se encontró con  una idiosincrasia muy adscrita a cuestiones religiosas y un conservadurismo cultural que le provocó claustrofobia.

“Lo más difícil es agarrar a ciertas personas, adaptarlas y asignarles escenas que les pueden ayudar a hacer catarsis; no algo que les sea fácil, sino que les sea costoso y que esté en su interior”.

Él recuerda que el primer impacto que recibió fue esa presión social a nivel cultural y educacional.

Lucho Auz y Leisy Molina actuaron para las escenas basadas en la serie de HBO The Deuce (2017), de George Pelecanos y David Simon.

Lodopatía
El instructor meisneriano  presentó el fin de semana pasado, junto a sus alumnos, dos montajes: Lodopatía 1 y Lodopatía 2, en el Estudio Paulsen, ubicado en el barrio Las Peñas, sobre la Numa Pompilio.

Se trata de un proyecto basado en el refrán “de aquellos polvos, estos lodos” - de ahí el título-  en alusión a las miserias del ser humano “revolcándose en su propio lodo, que es del que, al fin y al cabo, provienen”.

Hoy a las 21:00 se pondrá en escena Lodopatía 1, conformada por  10 escenas creadas a partir de  breves textos de guiones de películas, series o libros sugeridos por el docente. Ayer se presentó Lodopatía 2 con otro grupo.

En noviembre empezaron los ejercicios fundamentales de la técnica. Mientras que la  criba de escenas se inició en diciembre con un proceso de socialización de historias. En febrero se asignaron los roles y  adaptaron las piezas.

Con monólogos, en parejas y hasta tríos los estudiantes interpretaron drama, sátira, absurdo, tragedia, thriller y comedia, clásicos y contemporáneos; además, los jóvenes se responsabilizaron de la escenografía y la tramoya. Miguel Flor estuvo en la consola, lanzando sonidos y manipulando la iluminación.

Pero esta parte de la entrega de una producción le recuerda a su mentora Francesca Salazar: “Algo que ella me enseñó es que en el trabajo del actor, la función es la  anécdota, el actor se hace barriendo su propio escenario y eso les quería transmitir”.

El director reflexionó sobre el tiempo vivido en  Guayaquil,  porque le permitió ahondar en los sentimientos de sus alumnos al punto de quedar cautivado.

“Lo que la gente llama talento es trabajo, riesgo y amor, Algo que me llevo son estas tres cosas de forma incondicional de parte de ellos que me han entregado amor en muchos sentidos, confianza, pasión, luz y luego riesgo”, cuenta entre lágrimas este maestro que dice valorar más el trabajo de un amateur comprometido al de un profesional que solo se actualiza.

Previamente a concluir, rememoró las dificultades que atravesaron sus  alumnos:   “Han tenido que luchar tanto para romper todas estas barreras y de hecho han depositado toda la confianza en mí, han abierto tanto su alma que lo genial es que me han dado el regalo de poder caminar a su lado”, declaró un Iñaki emocionado. (I)  

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