Los cuentos de la peste de Mario Vargas Llosa tendrán 12 funciones en Guayaquil
Tras la visita de Mario Vargas Llosa a Guayaquil el año pasado, Carlos Ycaza, director de Estudio Paulsen, conversó con el autor de Los cuentos de la peste, para poner en escena la obra en la que el Premio Nobel peruano se estrenó como actor en las tablas.
La pieza teatral estrenada hace poco en Europa es para Vargas Llosa como “contar una historia que no parezca una historia, sino un hecho vivido, pasar a ser un personaje de ficción uno mismo”.
La próxima semana Estudio Paulsen tendrá 12 funciones de esta obra, una vez que se concretó la compra de los derechos para este periodos, explicó Marlon Pantaleone. El actor y director del Instituto Nacional de Patrimonio de la zona 8, Luis Mueckay está tras la dirección.
En la obra participan Jaime Tamariz, como el Duque Ugolino; Joselyn Gallardo, como la Condesa de la Santa Croce; Andrés Olmedo, como Boccaccio; María José Avilés, como Filomena; y el actor peruano Raúl Sánchez McMillan, como Pánfilo.
Para la adaptación, Mueckay trabajó primero en un taller para predominar el cuerpo. Pensó en la gran capacidad de juego que deben tener los artistas para llegar a la improvisación de las escenas. “Establecimos un nexo de confianza porque el equipo tiene que estar muy consolidado, muy impuesto, elaborar una atmósfera de mucho compañerismo”, dijo el director.
Además, en esta adaptación plantean un lenguaje “algo más contemporáneo que en el original”, así como otro tipo de vestuario y escenografía, distinta a la propuesta de época que propone Vargas Llosa en su texto.
Los cuentos de la peste es una pieza teatral inédita de Mario Vargas Llosa inspirada en el texto de Boccaccio. El amor, el deseo, el poder de la imaginación y las relaciones entre las clases sociales son las claves de esta obra que recoge la esencia del espíritu del Decamerón: la lujuria y la sensualidad exacerbadas por la sensación de crisis, de abismo abierto, de fin del mundo.
Mueckay, como Vargas Llosa, leyó los cuentos de Boccaccio en la juventud. Dice conmoverse con la irreverencia con la que se cuentan los cuentos. “Mario Vargas Llosa lo asume con la fantasía de esos personajes, creando otros personajes, que asumen, los códigos, los comportamientos cuando alguien cuenta un cuento”. (I)