A nivel iberoamericano, algunas voces coinciden en que el debate sobre la cultura popular ha perdido intensidad desde la muerte de Carlos Monsiváis, pero en el campo de la gestión, promoción y activismo cultural, en muchos lados aún se mencionan las tradiciones, costumbres y creaciones que vienen del área rural y de las etnias nativas de un país, como el germen de la cultura popular.

En Guayaquil, según el artista plástico Alfonso Uzhca, aunque no hay en realidad un arte o cultura popular fortalecidos, se conservan los bailes porteños, la cultura montubia del Litoral, los objetos arqueológicos, la pintura de los artistas rurales y la música nacional más reconocida.

En Café Galería Barricaña (Víctor Manuel Rendón 1026 y 6 de Marzo), fundado por el actor Enrique Ponce, lo autóctono y lo popular se aúnan en los programas Lunes de Cinearte, Martes de Danza y, Poeticanto (miércoles de cada semana).

Su directora Sicivel Villafuerte indica que en 21 años el Café Galería ha trabajado para que el folclore de Guayaquil -además del de los pueblos y provincias nacionales-, sea más conocido por jóvenes, niños que empiezan a conocerlo y adultos que aún lo desconocen; sin costo para el público. Solo se apoya económicamente en la venta de alimentos y bebidas. El centro cuenta con 30 directores de grupos nacionales entre sus colaboradores, además de que se encuentra en proceso de reactivar el área de eventos académico-literarios.

La directora indica que la programación dura 8 meses, e iniciará oficialmente este martes con la cuarta temporada de los Martes de Danza; un homenaje adelantado al día internacional de este arte en el que se estrenará ella como bailarina en la Corporación de Danzas Folklóricas Reminiscencia.

Nunca faltan los homenajes a quienes han dejado huellas en ese espacio cultural, como Enrique Ponce y Fernando Artieda, ya que no se festeja o recuerda la muerte, sino su obra, su esfuerzo por dejar una parte de la cultura “realizada” que actualmente se quiere seguir. Cada año hay un avance más y la cuestión administrativa de un local que maneja un presupuesto mensual de $ 1.800 impide que su directora pueda ausentarse un día.

Los puentes entre Villafuerte y los artistas que se presentan en Barricaña se mantienen gracias a un  base de datos con 100 nombres que  tiene la gestora y por iniciativa de los creadores que conocen la reputación del local y lo visitan para pedir un espacio en cualquiera de sus programas.

Bajo el principio de que “el que siembra cosecha”, los amigos de Ponce, incluso los del Taller de Teatro “El Juglar”, siguen transformando a Barricaña en una casa del artista, en la que el arte es accesible  al público por un precio módico. Villafuerte no se arrepiente de haber escuchado el  consejo de amigos y familia: hay que mantener vivo un legado cultural muy significativo para el porteño.

La Casa de Carrión

María José Félix es artista visual y directora de Proyectos Culturales e Imagen Institucional de la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas, y desde esa posición define la cultura popular como un concepto permeable tanto por los distintos estímulos que recibe el ser humano de diferentes puntos del mundo, como por lo que abarca a lo creado y expresado por los “no cultos”, el pueblo común. Expresa que  el núcleo local de la entidad, fundada por Benjamín Carrión, al ser democrática al momento de planificar el uso de sus salas permite validar en su espacio a la gente común que quiere expresarse de una forma libre.

Desde su departamento, Félix canaliza las propuestas de las distintas áreas de la Casa y organiza una planificación en común que abarque los procesos de danza, teatro, museo, pinacoteca, sus contenidos para orientarlos los principios conceptuales como institución. Además recibe propuestas externas que apoya con difusión y organización de ideas, en caso de que no sean factibles en la entidad, por cuestión de presupuesto. Personas de Daule, Pedro Carbo, Playas y Santa Elena, han pedido vincularse con la Casa, pero Félix les sugiere que lo mejor es que sus actos estén relacionados con la cultura de su lugar de origen.

La política de la Casa es mantenerse como el espacio abierto a los nuevos lenguajes y búsquedas estéticas del creador ecuatoriano, por lo que difunden y preservan el patrimonio con la democratización de espacios, como la Sala Araceli Gilbert, y se afianzan en sus raíces, lo que representa, por ejemplo, el Salón de Octubre; además de formar al público desde la infancia mediante el Programa de Animación a la lectura Sueños de Papel.

La plástica y la unidad

Alfonso Uzhca fue tesorero en el directorio 1983 de la Asociación Cultural Las Peñas, que rige la Casa del Artista Plástico, adquirida bajo esa administración. Desde el 12 de marzo de 2011 es por segunda ocasión su presidente.

Se mantiene en la posición de que lo que importa en un gremio tan particular como uno formado por artistas plásticos en su mayoría, es la unidad y el deseo de colaborar con grandes proyectos, por lo que ya tienen planificado el cronograma de actividades hasta agosto de este año, aunque el directorio actual debe terminar sus funciones ese mes. Para Uzhca, el arte popular está en las raíces de los ancestros nacionales, pero en las urbes ecuatorianas no se ha hecho nada por preservarlo en realidad; además, apenas se crean políticas serias para su rescate, a pesar de que siempre ha sido un objetivo de varias entidades.

En el caso de los artistas plásticos de Las Peñas, Uzhca rescata que empezaron a construir un epicentro cultural en Las Peñas cuando no había nada, pero ahora que se multiplican los espacios de difusión y promoción cultural, quedan reducidos. Sin embargo, aún cuando sus presupuestos no son exorbitantes o fijos, la Asociación Cultural Las Peñas  busca que todos sus proyectos se cumplan y se institucionalicen, queden registradas sus carpetas para que se mantengan en el tiempo. Tal es el caso de la iniciativa el Artista Plástico en la Comunidad, que en agosto iniciará el trabajo con 600 niños.

Para Uzhca, los escenarios de la cultura popular en Guayaquil han mutado, de la “integralidad” de sus fundadores a la mezcla de prácticas y conceptos artísticos; y la gente responde a esas transformaciones. Su interés es que la Casa del Artista Plástico pueda abrirse nuevamente a la música y la danza, a lo académico y lo literario, además de tener disponible su biblioteca y un personal altamente capacitado para que lo popular retome el valor que debe tener.