La fundación Gescultura presentó ayer, a las 17:30, en el Museo de la Ciudad, el libro Cuentan los vecinos del expenal. Esta obra está compuesta por microrrelatos, crónicas, sobre la vida de los habitantes del barrio de San Roque, en Quito, aquellos que compartían su diario vivir con la presencia del antiguo penal García Moreno.

Los miembros de Gescultura -Paola de la Vega, Leonardo Zaldumbide, Monserrat Gómez, Danier Rivera y Abel Ramírez- fueron recopilando testimonios de los vecinos, recorrieron con los niños del sector las calles, indagando en su imaginario, y entrevistaron a varios moradores para construir estas pequeñas historias que responden a una pregunta básica: ¿qué significa vivir cerca de un centro de reclusión mayor?

La obra fue trabajada bajo tres ejes transversales: 1. Prácticas de memoria y rememoriación; 2. Relatos de cotidianidad; 3. Los vecinos frente a la planificación. Sueños y expectativas. Así, a través de estas microhistorias es posible atisbar la historia grande, la oficial, la que envuelve los grandes momentos y los lugares importantes.

“No me acuerdo cuándo. Será hace diez años siquiera. Algunos presos hicieron un túnel desde el penal hasta la calle Quiroga, donde creo que había una bodega de papas. Lo hicieron con súper inteligencia, lo sacaron tan preciso; eran personas que seguramente sabían de ingeniería. Y entonces, queriendo salir por el túnel, les pescaron. La bulla, el escándalo, creyendo que salían quintales de papa de la bodega y habían sido quintales de tierra que sacaban del túnel”, es uno de los testimonios de un morador de la 24. Y así va dibujándose el paisaje de un sector de la ciudad, gracias a la voz de quienes le dan vida a esta zona.

Paola de la Vega, una de las fundadoras de Gescultura, dice que, después de elaborados los relatos, volvieron a trabajar con los moradores sobre los textos, pues ellos tenían que darle el visto bueno a sus propios testimonios. Después de todo, son sus palabras, sus nombres, sus vivencias, lo que está plasmado en este libro.

Por ese carácter personal de cada historia y del trabajo que emprendieron los moradores junto a los chicos de Gescultura, este libro no está a la venta, sino que su tiraje de 200 ejemplares ha sido repartido entre las personas a quienes los moradores querían llegar: autoridades, otros vecinos. Por ahora el libro no se vende, pero en Gescultura dialogan con los moradores para que la obra pueda ser difundida en una versión digital de libre descarga.

Con respecto al diseño, estuvo a cargo de Matapalo Cartonera, entidad que también colaboró con un taller para la elaboración de las portadas.

Cuentan los vecinos del expenal es uno de los proyectos ganadores de los Fondos SECU. El aporte fue de 8.000 dólares, pero al parecer, el desembolso de la cantidad estipulada se hizo con dos meses de retraso, por eso la presentación de esta obra pudo concretarse recién hasta ahora.