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Ecuador, 27 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El sonido ancestral se encapsula en un disco que será difundido

Con pasos lentos, pero seguros, aparece por las gradas Don Segundo Nazareno, mejor conocido, en San Lorenzo, como Don Naza. El nonagenario cantautor de bambucos, chigualos y arrullos le ha dado un nuevo sentido a la marimba, el bombo y las décimas. La capacidad vocal de este representante de la cultura afroecuatoriana evoca a  sus ancestros en cada una de las letras de sus canciones.

La música vive en su espíritu y se expresa como fiera en sus melodías, cargadas de notas agudas y graves que le dan a la marimba, el bombo y las décimas ese tono característico y mítico de la melodía esmeraldeña.

De pronto vemos aparecer a cada uno de los integrantes de este  proyecto que busca recuperar la música nacional. Asoman entonces Las Tres Marías tomadas del brazo y con una inmensa sonrisa, alegría que inunda al auditorio y contagia de esa energía que caracteriza a estas dulces y sabias mujeres provenientes del Valle del Chota, del norte ecuatoriano.

Los colores fuertes y en gamas cálidas cubren el cuerpo que contiene a una de las voces más potentes, en cuyas melodías  expresa toda una carga de conocimientos y tradiciones ancestrales que invocan a los lejanos espíritus del África y les ruegan su protección eterna. Es Papá Roncón. Él, parsimonioso, da las gracias a la música y, sobre todo, rinde tributo a los saberes que heredó de sus antepasados, pues la marimba, instrumento que ejecuta, le ha permitido recorrer gran parte del mundo, le ha abierto las puertas de lugares que no pensó recorrer.

Carlos Alvarado, conocido como Mishqui Chullumbo, explica  que su música retrata la magia del bosque de Porotayacu, que está situado a orillas del Napo, en el Oriente. Él busca, a través de sus líricas entonadas en kichwa, sembrar en sus fanáticos y en quienes lo escuchan -lo dice convencido- “esa semilla de amor y respeto por los sonidos autóctonos y propios del país”. Chullumbo ha incursionado, además, en la literatura infantil y desde allí ha rescatado tradiciones y mitos de la cultura nativa de cada uno de los pueblos que integran la gran zona selvática ecuatoriana.

Los altivos Andes acogen en sus páramos a Julián Tucumbi y a su extensa familia, integrada por más de veinticuatro personas. Todas conforman la agrupación musical Los Tucumbi. Los albazos, los danzantes y yumbos son los géneros que ha venido trabajando Julián desde que tenía 7 años. Es por ello que la música se ha convertido en una extensión de su vida. A través de ella ha podido contar sus historias personales y tradiciones andinas. Los más de 22 instrumentos que ejecuta, con virtuosismo quisquilloso, son altavoces -dice- de sus “sentimientos”.

La brisa marina y el suave golpeteo de las olas en las cálidas playas manabitas completan el cuadro para que Mariano Palacios deje rodar, entre las cuerdas de “su más íntima amiga” (guitarra), melancólicas tonadas. A través de su rostro amigable expresa con alegría la oportunidad que les ha brindado el proyecto “De Taitas & de Mamas” para llevar su música a lo largo del Ecuador.

Palacios se ha especializado en la interpretación de amorfinos, guarachas y corridos, melodías que le han dado vida a un género propio de la parte costera del país.

Entre los temas más sonados y promocionados cuentan “Playas de mi tierra”, “Idolatría” y “Mujer”, canciones en las que se puede sentir la melancolía y la euforia que condensa la música de este patrimonio intangible de la cultura nacional.

Un proyecto integral

El músico y productor Ivis Flies, de la mano de Mariana Pizarro (Mariandalab) recorrieron el país para encontrar y documentar la producción musical de estas figuras, cuya mirada autóctona se refleja en su quehacer sonoro.

El arduo trabajo de investigación recoge saberes ancestrales que se expresan a través de las dulces melodías de estas seis voces que dan a conocer tradiciones, mitos y expresiones culturales de un Ecuador oculto.

Don Naza, Las Tres Marías, Julián Tucumbi, Misqui Chullumbo, Mariano Palacios y Papá Roncón se han convertido en íconos de la música nacional en el país.

El proyecto, financiado por el Ministerio Coordinador de Patrimonio, pretende rescatar el arte de estos Taitas y Mamas, sacarlas del anonimato. Junto con el Ministerio de Salud se han realizado visitas permanentes para que los músicos cuenten con un programa integral que precautele su salud y bienestar, esto es de modo permanente y gratuito de por vida.

El 30% de las regalías que se recaude por la venta de los CD serán otorgados a cada uno de los integrantes del proyecto, esto con el fin de valorar el trabajo que han realizado durante toda su vida.

Los discos de cada uno de estos “patrimonios vivos”, circularán a partir del 1 de mayo de este año junto con diario El Telégrafo a un costo de $2,50.

Los sonidos del páramo, la selva y el mar prometen convertirse en ecuaciones sonoras que cautivarán al público nacional e internacional. Los músicos se presentaron anteayer por la noche en el Teatro Nacional Sucre, que está situado en Quito.

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