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Ecuador, 26 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El origen real de la trama sostiene a “Lo imposible”

La película de desastre desapareció luego de su breve auge en los setenta y aunque quiso volver, entre 1995 y 2005, nunca tuvo un representante demasiado fuerte en calidad actoral y de guión para lograrlo. Sin embargo, las historias motivadoras y de supervivencia ante las grandes adversidades que pueda vivir un protagonista gozan de cierta salud desde hace pocos años.

Mucho mejor resulta que el desastre haya sido real y que el espectador de cine lo conozca de antemano gracias a los medios de comunicación. En esta última y peculiar situación entra la película “Lo imposible”, del cineasta español Juan Antonio Bayona y protagonizado por dos luminarias del cine anglosajón -de hecho el filme está totalmente en inglés-, Naomi Watts y Ewan McGregor.

El director ha admitido que la película que hizo nunca fue pensada para tratar  el desastre natural, sino un relato que se cruzó en su camino y él no pudo quitárselo de la cabeza. Así se nota en el filme donde más que la visualidad, tal vez por cuestiones de presupuesto, lo que prima es el sonido y las actuaciones de un reparto que completan los niños Tom Holland, Samuel Joslin y Oaklee Pendergast.

No hay espectaculares efectos especiales o visuales, a excepción de la gran ola que llega al lujoso hotel donde se hospedan María (Watts), su esposo Henry (McGregor) y sus hijos Lucas (Holland), Thomas y Simon.

El desastre natural ocurrió en diciembre de 2004 y es uno de los fenómenos más fuertes que ha azotado a las costas del sudeste asiático, por ello, desde el inicio de “Lo imposible” se advierte que se trata de una historia verdadera. En el audiovisual María y Lucas son arrojados a un lado de Tailandia, mientras Henry, Simon y Thomas caen en otro y desde entonces el coraje para sobrevivir, en medio de una crisis, es la mayor motivación de los personajes protagonistas; y más que de una totalidad, el guión se fortalece con momentos emotivos bien cargados.

Cómo olvidar la vergüenza de Lucas cada vez que ve el pecho descubierto de su madre, cuando apenas se encuentran después de la primera ola del tsunami y cuando la atienden en el hospital o el diálogo en el que Henry confiesa a Thomas de siete años que se sintió menos asustado cuando los vio a él y a Simon subidos en un árbol, manteniéndose a salvo del tsunami, descubriendo así que ya no estaba solo. Henry deja que Thomas y Simon sean llevados al refugio en la montaña, mientras él se queda a seguir buscando a María y a Lucas, pero antes propone a Thomas que él sea el cuidador de su hermanito Simon, a lo que el niño responde que es muy pequeño y nunca ha cuidado de nadie. Es allí donde padre e hijo comparten miedos y Henry calma a su hijo de en medio aclarándole en qué momentos hay que dejar de temer. María está herida en una de sus piernas y en el pecho por severos golpes contra ramas y árboles arrancados, generados en la primera ola cuando ella se acurrucaba junto a una pared de vidrio y fue empujada por el agua.

Una serie de elementos se vuelve leit motiv en la historia para distinguir la carga emotiva de los diversos momentos del filme. Primero la lata de bebida gaseosa de la que toman pequeños sorbos María, Lucas y Daniel, la pelota roja que recibieron los niños por Navidad, los cinturones de seguridad en los aviones que aborda la familia, un sticker que Lucas vio cómo adhirieron a su camiseta cuando parecía que su madre estaba muerta, la lista que Henry recibe de su compañero de búsqueda y, por último, un nombre escrito en el brazo derecho de María. La familia saldrá cambiada de su paradisiaca vacación, al tiempo que quien ve la película nunca será el mismo luego de compartir la aventura de ellos porque, aunque melosa y difícil de digerir, es cierta y plausible.

Causan shock o golpes emocionales la música de Fernando Velázquez y la edición de sonido propuesta por Oriol Tarragó y Marc Bech. Tarragó no es solo el editor de sonido supervisor, sino también el diseñador de sonido de todo el filme, lo que lo hace responsable de la calidad del relato audiovisual, al menos en un 90%.
Hay escenas durante el inicio del filme y en la secuencia del tsunami que no funcionarían si no fuese por el trabajo de sonido, algunas de ellas se repiten con visualidad aumentada y corregida cuando María está en la mesa de cirugía en las escenas finales de la película y le piden pensar en algo feliz.

Naomi Watts, nominada al Oscar a Mejor Actriz Principal por su interpretación de María, no desentona nunca, pero si se analiza concienzudamente el relato, el mayor peso argumental y como protagonista lo tiene Lucas. El joven actor Tom Holland da vida al hijo mayor de María y Henry con la naturalidad de un profesional como Christian Bale en “El Imperio del Sol”, aunque dándole a Lucas una verosimilitud difícil de alcanzar en un filme que tiene como trasfondo un desastre natural, ya que muchas veces es más maduro que María y más centrado que Henry en su forma de buscar a los demás integrantes de la familia. Samuel Joslin como Thomas también tiene sus momentos, en especial la conversación con la anciana interpretada por Geraldine Chaplin.

“Lo imposible” no es un filme para todo cinéfilo porque su manera de resolver el conflicto es floja, por decir lo menos, ya que la previa al encuentro de la familia es un truco muy gastado en el Hollywood de hoy y siempre. Pero vale la pena ir a verla por su emotividad y sus instantes valiosos.

FICHA TÉCNICA

Nombre completo Lo imposible
Elenco
Naomi Watts, Ewan McGregor y Tom Holland. Calificación: Aceptable

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