Mauricio Rodas empezó disculpándose por el retraso -los gestores lo esperaban desde las 11:00 y el alcalde electo de Quito llegó a las 12:30- causado por “actividades complejas” y el tráfico de la ciudad.

Ingresó al recinto estrechando las manos de los artistas, luciendo una camisa blanca, sin corbata, y una chaqueta gris deportiva. Se sirvió un vaso de agua y permaneció solo en la mesa directiva hasta que Norma Novillo, la organizadora del evento, pidió a los artistas plásticos Oswaldo Viteri y Estuardo Maldonado, que lo acompañaran.

“La nuestra será una Alcaldía de todos los colores, en la que este tipo de encuentros será una práctica común”, dijo y se comprometió a impulsar el arte y la cultura independientemente de la línea ideológica que representen.
Sostuvo que no sólo apoyará los grandes eventos y conciertos, sino que priorizará espectáculos en pequeños barrios y parroquias. Aseguró sentirse honrado al estar rodeado de tanto talento, pero precisó que su asistencia era para escuchar.

Su propuesta para los gestores culturales fue simplificar los procesos para la realización de eventos, aunque no precisó el modo. Su bienvenida concluyó pidiendo sugerencias a quienes acudieron hasta el auditorio del Centro Cultural Metropolitano. También les pidió exponer críticas. Era la oportunidad de detectar errores y corregirlos.

El primero en tomar la palabra fue el artista plástico Napoleón Paredes. Planteó la creación de un centro de formación artística y una escuela municipal de artes plásticas que podría ubicarse en las instalaciones del antiguo aeropuerto o en una casa patrimonial.

Se convocó a continuación al artista Mario Ronquillo, pero fue uno de los que, aburrido de esperar, se había ido.

Posteriormente, el escultor Luis Viracocha rememoró la tradición artística de la ciudad y propuso hacer de Quito un espacio de esculturas y murales. Propuso también, instaurar simposios y educar a los niños en arte, considerando que las escuelas no contemplan esos contenidos.

El pintor Oswaldo Viteri dijo, en cambio, que era el momento de la unión, recordó que en los años en que trabajó en la Sierra ecuatoriana con el folclorista brasileño Pablo de Carvalho Neto, comprendió que todo hecho social es cultural. Citó como ejemplolas corridas de toros y planteó quela Plaza de Toros de Quito sea declarada monumento patrimonial. Su preocupación radica en que escuchó el rumor de que allí habrá un centro comercial.

Luego vino el turno de Mariana Andrade, directora del cine Ochoy Medio y gestora cultural. Aclaró que no pediría cosas sino plantearía la necesidad de contemporaneizar la cultura, reestructurando, por ejemplo, la Secretaría de Cultura del Municipio y formando comisiones de todas las manifestaciones del arte. Dijo que era necesario dotar de espacios a los grupos teatrales como Malayerba, sin los cuales “Quito sería otro” e impulsar la Ley de Cultura, a la que considera estancada.

Esteban Celi, coordinador del Teatro Sucre, consideró necesario mantener los lineamientos culturales que funcionan. A renglón seguido, el artista Gabriel Arteaga planteó crear bases de datos que ofrezcan información sobre arte en función del turismo.

El pintor Rafael Díaz señaló que la política ha ido matando al arte y que es necesario vender la imagen del país superando la foto de la tortuga y el nativo. Propuso, además, elaborar un inventario de los artistas nacionales y crear no solo una bienal internacional de artes plásticas, sino también ferias para el desarrollo del turismo cultural.

Al finalizar el encuentro, el profesor de artes Fernando Vanega solicitó que se volviera a dar en comodato al Centro de Promoción Artística de la Casa de la Cultura, ubicado en el centro del parque El Ejido y que fue recientemente restaurado. Ese centro brindó talleres durante años antes de trasladarse a la CCE. Además habló de la necesidad de volver a instaurar la Escuela de Bellas Artes.

Artistas como Luis Viracocha aprovecharon la ocasión para entregar al alcalde electo catálogos de sus obras, en tanto que Oswaldo Viteri le ofreció un folio rojo donde le propuso construir la escultura de un colibrí electromécanico para adornar la ciudad.

La gestora Piedad Viteri pidió simplificar los procesos de autorización para que los artistas ocupen espacios públicos y demandó la entrega de recursos para los artistas con base en un análisis cualitativo de sus productos y propuestas.
Norma Novillo, la coordinadora del encuentro, señaló que esta convocatoria estuvo dedicada a los artistas más representativos de la ciudad, pero esa lista no incluyó a músicos ni escritores.