Los cortometrajes de Agnès Varda interrogan el presente
La cineasta francesa Agnès Varda (1928-2019) bien podría haber inventado la sororidad. En su cortometraje Respuestas de mujeres, producido y estrenado en 1975, plantea algunas preguntas sobre el cuerpo femenino, sobre el ser madre y una de sus protagonistas dice “yo soy única, pero soy todas las mujeres”.
El trabajo gira alrededor de cómo las mujeres no entran en un patrón único, en cómo pueden no estar de acuerdo con sus decisiones, pero están en comunión.
Este es uno de los planteamientos de Varda en el cine. Su trabajo va más allá en proyectos como Placer de amor en Irán, donde se pregunta cómo hablar sobre amor mientras se observa una mezquita y cómo hablar de arquitectura en la cama.
Y en Panteras Negras sigue a este movimiento que se fundó en Estados Unidos en 1966 y se internacionalizó entre 1969 y 1972 con la idea de intervenir en la sociedad y servir en comunidades de escasos recursos.
Varda es conocida como pionera en muchos ámbitos, fue la única mujer de nouvelle vague y la única que se mantuvo activa en el mundo del cine hasta su muerte, a pesar de que Jean Luc Godard acaba de lanzar, después de mucho tiempo de ausencia, El libro de imágenes.
El Festival Eurocine, que revisa los géneros y las vanguardias del continente del otro lado del charco, inicia hoy su programación en Guayaquil y el próximo martes 8 de octubre le dedicará un programa especial a los cortometrajes de Varda.
A punto de finalizar en las salas de Ochoymedio en Quito, el encuentro tendrá dos sedes en la ciudad puerto: en el Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC), en Malecón y Loja; y en la sede centro de la Alianza Francesa, en Hurtado y José Mascote.
El encuentro se inaugura en el MAAC con la proyección del filme en el que el cineasta Terry Gilliam invirtió 19 años de su vida, Quién mató a Don Quijote.
Las proyecciones se extienden hasta el 10 de octubre e inician a las 19:00, con entrada libre. (I)