Hoy, a las 20:00, se inicia su conferencia sobre la censura, en la fil
Coetzee agita la lectura en Ecuador
El premio Nobel de Literatura, John Maxwell Coetzee, es la figura central de la Feria Internacional del Libro de Guayaquil que empieza hoy en el Centro de Convenciones. Su narrativa, que solo desde 2003, cuando recibió el reconocimiento de la Academia Sueca, empezó a traducirse al castellano, se caracteriza por abordar temas coyunturales, como el sistema de segregación racial que rigió en Sudáfrica, su país, hasta 1992 y que, tras perder la granja mal administrada por su familia, donde pasó los mejores días de su infancia, lo llevó a migrar en una suerte de autoexilio del lugar donde no se identificaba con ninguna tendencia política. Su obra, desde entonces y pese a la censura, está atravesada por sus tránsitos.
Coetzee es “un autor filosófico que se pregunta por sí mismo, por su entorno y lidia con esas preguntas en sus obras. Pienso que, en general, su literatura trata temas sensibles que no son mal recibidos, por ejemplo, el colonialismo, el racismo, la crueldad, la vejez. Son temas que a todos nos preocupan”, dice Mónica Ojeda, escritora y docente guayaquileña quien tras el anuncio del comité editorial de la FIL de la llegada de Coetzee al Ecuador, inició un club de lectura sobre su narrativa. Este fue uno de los principales estímulos para que, a diferencia de otras experiencias con autores internacionales que llegan de forma eventual al país, su literatura convoque con mayor profundidad, lo cual solo es posible desde el conocimiento previo de su obra.
Desde mayo hasta agosto, el club de lectura se reunió cada 15 días para la discusión de obras que eventualmente fueron leyendo. Las sesiones, en las que participaron personas diversas —entre abogados, economistas, psicólogos, literatos y comunicadores de 18 a 60 años— partieron con la discusión de Desgracia (1999) y avanzaron con Esperando a los bárbaros (1989), El maestro de Petersburgo (2001), Elizabeth Costello (2003), Foe (1986) y el libro que culmina su trilogía autobiográfica, Verano.
Estos títulos, de acuerdo con Ojeda, proveen una panorámica completa sobre el trabajo de Coetzee.
Una vez concluido el ciclo, varios de los asistentes más frecuentes visibilizaron sus discusiones en un diálogo que, frente a 50 personas, priorizó aquellas temáticas que hilvanan la obra del nobel.
De forma paralela, la librería comercial más grande del país, Mr. Books, vislumbró el interés que generaría la visita de Coetzee e incrementó su stock, que ahora consta de 17 títulos, principalmente de la editorial Penguin Random House.
Kevin Wright, representante comercial de Mr. Books, dice —sin revelar cifras— que, hasta el momento, las obras más solicitadas han sido Desgracia, Diario de un mal año y una recopilación de ensayos titulada Costas Extrañas.
Para Tatiana Landín, integrante del comité editorial de la FIL de Guayaquil,una de las actividades preparatorias clave este año, además de los diálogos en los que se embarcaron los clubes de lectura, fue la notificación previa a las librerías sobre los autores que llegarían a la FIL para que sus obras estén disponibles. La organizadora considera que “Coetzee se ha llevado toda la atención y ha opacado a los otros buenos autores que vienen a la feria”, y añade que, más allá de su título de Premio Nobel, a veces usado de forma comercial, esto es solo un paso para aproximarse a su universalidad, como lo evidencian las respuestas que entregó a este Diario en una breve entrevista por mail.
“La autocensura aparece en dos formas: consiente e inconsciente. La autocensura inconsciente es la más interesante, pero, por la naturaleza de las cosas, se mantiene invisible al sujeto. En cuanto a la autocensura consiente, ciertamente la practico. Por ejemplo: no me pronuncio en público sobre lo que pienso de algunas formas de religión organizada, ya que creo que nada bueno se consigue mediante la expresión de opiniones críticas sobre asuntos que están muy cerca de los corazones de ciertas personas, en algunos casos los vecinos y conciudadanos”, reflexiona Coetzee, quien hoy, a las 20:00, dictará una charla sobre la censura.
Otro de los temas sobre los que se ha manifestado con firmeza es respecto al trato a los animales, el cual representa uno de los peores modelos de la crueldad humana.
Al respecto, dice: “Creo que la ganadería intensiva —la matanza de animales a escala industrial con métodos mecanizados— plantea profundas cuestiones éticas para la humanidad. No deseo defender la práctica de la ganadería tal como existió antes de la ganadería industrializada, pero en cierto punto, la cantidad se convierte en calidad: los miles de millones de ejecuciones que se llevan a cabo en nuestro nombre, cada año, de una manera impersonal, deberían pesarnos en la conciencia. Si quieres pruebas de que la ganadería industrial es mala para el alma, no necesitas ir más allá de los nazis, que adaptaron los métodos de los mataderos de Chicago para llevar a cabo el asesinato en masa de seres humanos”.
Coetzee es un autor influenciado por escritores de tiempos, estéticas y temáticas diversas. Entre ellos están Samuel Beckett, León Tolstói o Franz Kafka, a quienes incluyó en su Biblioteca Personal, una propuesta que recibió del sello editorial El hilo de Ariadna. “Desde el inicio, el entendimiento entre El hilo y yo era que los autores en la Biblioteca Personal no serían los que yo considerara como ‘los más grandes’, ni tampoco la Biblioteca pretendía ser representativa de ninguna manera. (Había un tercer acuerdo tácito: que no incluiría libros muy largos como Guerra y Paz o El hombre sin atributos). Sería una colección de obras literarias con las que había tenido una larga e íntima asociación, obras que yo admirara y, en algunos casos, habían influido en mí. Dio la casualidad de que ninguna de las obras en prosa que cumplían este criterio fue escrita por mujeres. El caso era diferente cuando se trataba de la poesía. Hay 10 o 12 mujeres entre los 51 poetas de la antología de la poesía”.
El autor leerá este viernes un capítulo de un libro inédito, a las 20:00 y, de su obra, comenta: “Verano es la tercera obra de una trilogía que comenzó con Infancia y continuó con Juventud. Siempre he considerado a estos tres libros como obras de ficción que usan elementos de mi biografía como base. Sospecho de la reivindicación de la autobiografía que dice la verdad sobre su tema. Tiendo a pensar que nuestras historias de vida son ficciones que tejemos para nosotros mismos, a menudo para nuestro propio beneficio. Este tema se trata más a fondo en un libro que se publicó hace dos años: El buen relato, que consiste en un diálogo entre mi persona y la psicoanalista Arabella Kurtz”. (I)
INGRESE A NUESTRO ESPECIAL SOBRE LA FERIA DEL LIBRO EN GUAYAQUIL