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Ecuador, 22 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Louise Glück, un Nobel para la poesía, el género humilde

Louise Glück, un Nobel para la poesía, el género humilde
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Ningún premio Nobel es tan esperado como el de la Literatura, lo que respondería probablemente a dos motivos: Los escritores trascienden fronteras, a través de sus publicaciones ampliamente difundidas, y la literatura, a diferencia de la medicina o la química, cuyos textos se circunscriben a los profesionales de su rama, es del gusto de todo tipo de personas, incluidas las que trabajan en el campo científico. En otras palabras: los médicos o los arquitectos también leen a Saramago.

Estas características hacen de la entrega del Nobel de Literatura un fenómeno mediático que se traduce en apuestas  y en la espera ansiosa de los resultados. Así, por ejemplo, es casi ya una tradición entre los lectores publicar en  redes sociales, apenas se anuncia el nombre del ganador, las fotos de los libros cuyo autor se llevó el Nobel.

Desde hace algunos años, parte de la cultura mainstream (tendencia o moda dominante) conmina a  la sección Cultura de los distintos diarios a publicar listados en los que figura el posible ganador del premio, sin embargo este año nadie acertó.

Que el Nobel recaería en un escritor africano. ¡No! Que se lo llevaría una africana y además feminista. ¡No! Que el "desafortunado" de Haruki Murakami este año sí ganaría... ¡No! Que la norteamericana Joyce Carol Oates se lo llevaría porque ganó ya el Cino del Luca (considerado la antesala del premio Nobel). ¡No!

Lo cierto es que el jurado no se dejó presionar por cuestiones epiteliales de la literatura y se decantó por Louise Glück, poetisa estadounidense con un marcado deseo de mantenerse al margen de los focos  (poetisa así, en femenino, porque las poetisas tienen la misma solvencia poética que los poetas).

Y la poesía no es un territorio que seduzca a todos los lectores, de ahí que gran parte se quedó con los colmillos largos. En 2018 la uruguaya Ida Vitale, premio Cervantes, reivindicó el género  al decir que la poesía exige: "Y si escribir es un misterio, que te lean, en este mundo nuestro, es casi un milagro. La gente lee menos poesía. Pero la poesía exige un poco más de esfuerzo, sobre todo si no es muy plana. La novela entretiene, es más fotográfica". 

Lo cierto es que ahora mismo la poetisa Louise Glück, premio Nobel de Literatura 2020, es el foco de los flashes, muy a su pesar, y deberá abrir las puertas de su jardín cerrado, como se conoce a la poesía, porque Suecia le ha dicho al mundo que ella es una de las mejores jardineras. 

"Glück no gusta de la escena pública ni de los cenáculos literarios. Lleva su vida discretamente, además siempre hay escritores que adoran ser tema de discusión pública", dice de Glück el venezolano Adalber Salas, su traductor al español.

Además destaca que la traducción de su poesía debe ser milimétrica: "Es una operación quirúrgica. No hay floritura en su obra, existe una sencillez calculada, perfectamente medida, de modo que su traducción debe ser con sumo cuidado, sin imposturas".

Gluck comenzó con talleres en los que desarrolló su voz y publicó por primera vez en 1968. Por eso no sorprende que haya tocado tópicos como la anorexia, enfermedad que sufrió en su juventud en su anhelo de independizarse de su madre y debido al impacto de la muerte de una hermana mayor antes de que ella naciera.

Miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Letras y profesora en el Williams College en Massachusetts, en 2016 Glück  obtuvo la Medalla Nacional de Humanidades en la Casa Blanca, de manos de Barack Obama. 

Autora de 12 libros de poesía y de Proofs and Theories, ha recogido reconocimientos que ahora parecen brillar más intensamente. Recibió el Premio Nacional de la Crítica por The Triumph of Achilles; el Premio Pulitzer por The Wild Iris, y el primer premio otorgado por los lectores de The New Yorker, además del Premio Bollingen por Vita Nova y el prestigioso National Book Award. 

Su poesía 

El Vestido 
(Louise Glück)

Se me secó el alma.

Como un alma arrojada al fuego,

pero no del todo,

no hasta la aniquilación. Sedienta,

siguió adelante. Crispada,

no por la soledad sino por la desconfianza,

el resultado de la violencia.

//.

El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,

a quedar expuesto un momento,

temblando, como antes

de tu entrega a lo divino;

el espíritu fue seducido, debido a su soledad,

por la promesa de la gracia.

¿Cómo vas a volver a confiar

en el amor de otro ser?

//.

Mi alma se marchitó y se encogió.

El cuerpo se convirtió en un vestido demasiado

grande

para ella.

Y cuando recuperé la esperanza,

era una esperanza completamente distinta.


Todos los poetas que se han llevado el Premio Nobel de Literatura 

Sully Prudhomme (Francia, 1901). 

Giosuè Carduccique (Italia, 1906). 

Paul von Heyse (Alemania, 1910). 

Gerhart Hauptmann (Alemania, 1912). 

Rabindranath Tagore (Bengalí, 1913). 

Verner von Heidenstam (Suecia, 1916). 

Butler Yeats (Irlanda,1923). 

Erik Axel Karlfeldt  (Suecia, 1931).

Gabriela Mistral (Chile, 1945). 

T. S. Eliot (Estados Unidos, 1948). 

Halldór Laxness  (Finlandia, 1955). 

Juan Ramón Jiménez (España, 1956).

Borís Pasternak (Rusia, 1958). 

Salvatore Quasimodo (Italia, 1959). 

Saint-John Perse (Francia, 1960). 

Yorgos Seferis (Grecia, 1963). 

Nelly Sachs (Suecia, 1966).

Samuel Beckett (Irlanda, 1969). 

Pablo Neruda (Chile, 1971). 

Vicente Aleixandre (España,1977). 

Odysséas Elýtis (Grecia, 1979).

Czesław Miłosz (Polonia, 1980). 

Joseph Brodsky (Ruso-1987). 

Octavio Paz, (México, 1990). 

Derek Walcott (Santa Lucía, 1992). 

Wisława Szymborska (Polonia, 1996).   

Elfriede Jelinek (Austria,2004). 

Tomas Tranströmer (Suecia, 2011).

Bob Dylan. (Estados Unidos, 2016) (músico y compositor). 

Louise Glück, (Estados Unidos, 2020). 

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