Carl Moore recoge el trabajo de 25 artistas
El fotógrafo estadounidense Carl Moore recorría a pie las calles de Quito desde 2010. Entonces, se topó con el trabajo del colectivo Los Fenómenos, en las paredes de Cumbayá. Luego, entre sus idas y venidas a la capital (en 2012, 2014 y el anterior febrero), aprovechaba sus caminatas para cartografiar el espacio público y registrar a través de fotografías el arte urbano que veía impregnado en las paredes.
El resultado de este ejercicio se convirtió en un libro que recoge 90 fotografías que registran el trabajo efímero de 25 artistas urbanos del país. Entre estos constan Apitatán, Belen Bike, Christian Tapia, Daniel Adoum Gilbert, Eme Ese, Faibol, Francisco Galárraga, HTM, Infame, Irving Ramó, Ivan Cassanova, Kuzkina mat, Mo, Pin8, Que Zhinin, Ralex, Raro, Seis (Boloh), Sergio Silva, Skiper, Steep, Suerte, Tenaz, Topher y Vera Primavera.
Las imágenes de este trabajo (tomadas en ciudades como Quito, Guayaquil, Cuenca, Baños, Ambato, Peguche) están expuestas en diferentes formatos en la galería Más Arte, hasta el próximo 7 de julio.
También se muestra el libro de Moore, en el que los artistas registrados responden a la pregunta: “¿cuál es el futuro del arte urbano en Ecuador?”. Además, hay otro libro expuesto en blanco y negro que los visitantes pueden invadir de colores. En una de las paredes del espacio de arte hay una intervención del artista urbano Infame, en la que proyecta un video mapping.
“Estos artistas no nos dicen nada de la ciudad, ni nos están haciendo un statement político; es solo su mundo el que están reflejando en sus trabajos. Cada uno tiene una estética, que se repite con los años, pero siguen siendo ellos mismos. Carl me dijo que quería que el libro se llame Mundos Paralelos, porque es el mundo de cada uno de ellos”, comenta Gabriela Moyano, directora de la galería.
María Fernanda López, experta en arte urbano y cultura contemporánea, escribe la introducción del libro, en el cual cada artista hace una reflexión sobre su labor creativa.
“Reflexionar sobre el arte de calle ecuatoriano, es volver la mirada sobre el graffiti poético de los noventa, el esténcil festivo, los rayones de la comunidad skate y la movida hip hop de la capital. El chapeteo en Guayaquil, la caligrafía andina, el gran formato y también el ilegal-vandal. No nos alcanzarían ni todos los muros, ni todas las paredes para retener estas presencias que configuran nuestra geografía”, dice María Fernanda López sobre este ejercicio, en la introducción del libro de Moore.
Para Moyano, el arte urbano ha ido cambiando, se ha vuelto más comercial. La curadora sostiene que este tipo de manifestaciones inició como un trabajo hecho en colectivos, no había ninguna preocupación estética. “Todo se hacía de noche, y rápido. Pero ahora algunos artistas empiezan a cuidar más su estilo y hasta les pagan. Esta muestra proyecta las dimensiones que ha tomado parte del arte urbano desde 2010”, añade Moyano.
En de esta discusión el trabajo de Moore registra los cambios de este tipo de manifestación como una forma de mantener la memoria de las ciudades. (I)