Para los escritores, existe un cerco mediático en el periodismo que impide que otros escritores puedan ser reconocidos. Esa fue la crítica que hizo la escritora de no ficción Sabrina Duque. “Hay una falta de estructura en las redacciones que no se interesan por autores que no sean famosos afuera”, criticó.

Y no solo eso, sino que imaginar que la obra de una mujer sea reproducida por fuera del Ecuador era casi imposible. La mayoría de lectores extranjeros asociaban al Ecuador con dos autores: Xavier Vásconez y Leonardo Valencia, explicó Duque. “Muy pocos reconocían el valor de Gabriela Alemán que es enorme. Ella es una de las escritoras más estupendas que existe en las letras hispanas”, resaltó Duque.

Mónica Ojeda, acotó que existen muchas autoras que han pasado desapercibidas y tienen que ser reconocidas como Lupe Rumazo, Sonia Manzano o Alicia Yánez Cosío, “que fueron ninguneadas por la crítica y por la construcción literaria del Ecuador. Ahora hay que hacer un trabajo de revisión y rescate”.

Así, Daniela Alcívar Bellolio explicó que la idea de que las escritoras viajen a otros países no es para cumplir una cuota, sino para que su labor trascienda fronteras.

En el país, dijo, los periodistas desechan los textos nacidos en editoriales ecuatorianas y se enfocan en aquellos que fueron publicados en el extranjero, sobre todo en España. “Es raro que los libros lanzados en el país, sean considerados para los medios hegemónicos”, dijo.

Para ella, existe un “colonialismo cultural” que es el que impide que su trabajo sea legitimado.

Pero además, Duque afirmó que hay precarización en la labor de escritor. Ejemplificó la falta de seguridad social, un sueldo fijo que les permita centrarse únicamente a escribir, etc.

Todas las escritoras concordaron en que el impulso para llegar a plasmar sus obras recibieron desde los recursos familiares y con contactos. Sonia Manzano recuerda no solo a su madre, sino también a escritores como Euler Granda, Carlos Eduardo Jaramillo, Rafael Diaz Icaza, Ileana Espinel, así como a poetas de la década del 60’ que vigilaron y apoyaron sus publicaciones.

Para Rodríguez hubo una inspiración profunda de su padre y su abuelo. Pero también los escritores Santiago Páez, Paulina Briones, la tribu Candaya, etc.

Aclaró que el trabajo que ahora realizan las escritoras que siguen publicando es una labor para que las autoras del futuro tengan mayores espacios y sean respetadas.

Ahora ellas llaman a que la equidad no sea solo de género, sino que se funden los derechos a favor de todas las minorías sociales. (I)