Asociación de editores busca cuota en librerías
Un grupo de 13 editoriales independientes del país se asoció con 20 macro-objetivos. A lo largo de este 2017 se han enfocado en uno grande: la difusión del catálogo de las editoriales asociadas en el territorio nacional y fuera de él.
Al finalizar su primer año de gestión preparan una nueva asamblea para acordar nuevos puntos de enfoque, como aquella quijotesca batalla con las grandes librerías para que las publicaciones de autores ecuatorianos en pequeños sellos ya no estén solo junto al baño o al fondo del pasillo, sin que se vean.
La Asociación de Editores Independientes de Ecuador (EIE) participó en 15 ferias de libro, grandes y pequeñas, entre las cuales se encuentran las de Bogotá y la de Buenos Aires, dos espacios que se consideran hitos para el sector en la región. Esto, además de haber sido el país donde arrancó La ruta iberoamericana, una iniciativa de la Secretaría de Emprendimientos de la Alcaldía de Bogotá.
En estos encuentros, Ecuador distribuyó a diferentes libreros el catálogo de las editoriales independientes asociadas. En Colombia se firmó un convenio de distribución con una editorial, mientras que en Buenos Aires quedó el precedente de la presencia ecuatoriana, luego de ganar a través de una convocatoria pública a nivel mundial entre más de 300 participantes.
Luego de esta participación, de acuerdos de distribución en Buenos Aires, se movieron a territorios más pequeños, como Santa Fe, pero los libros ecuatorianos siguen circulando en el territorio argentino.
Crecimiento comercial
De acuerdo a Germán Gacio, un librero argentino residente en Ecuador hace más de cuatro años y actual secretario de la EIE, no hay posibilidades de evidenciar que la asociación haya originado el incremento de ventas de sus catálogos. Lo que sí es posible medir es cómo la presencia de la asociación en ferias del libro locales como la de Quito, e internacionales como la de Bogotá, incrementó las ventas, cinco veces más que en años anteriores.
De acuerdo a Gacio, esto es posible porque tuvieron un espacio privilegiado en la feria, además de ser parte del diálogo sobre su organización, algo que no ocurría antes, cuando cada sello estaba por su lado.
No ocurrió lo mismo con la Feria Internacional del Libro de Guayaquil. A pesar del crecimiento que ha tenido este encuentro literario en la ciudad, para Gacio, los intereses de su realización son “netamente comerciales”.
Editorial pequeñas como El Fakir, uno de los sellos que integra la asociación, estuvo en una pequeña esquina de uno de los tres salones del Centro de Convenciones. Allí acogió las propuestas editoriales de otros sellos. Para Álvaro Alemán, uno de sus fundadores “la FIL de Guayaquil, desde la organización, se piensa como algo de alta cultura, lo que se promociona son textos vinculados a la proyección estética y se dejan de lado otros grupos. No hay formación de público en cuanto a librerías populares”.
Para Gacio, quien dirigió en este mismo encuentro el estand de Argentina, el país invitado, uno de los problemas es que la organización de la FIL de Guayaquil no reconoce la existencia de la asociación.
“Como feria es completamente comercial, no le interesa las propuestas alternativas o nadie que no pueda pagar $ 3.000 por un estand”. De acuerdo a Ricardo Baquerizo, presidente de Expoplaza, el 50% de la FIL se financia con la empresa privada a través de gestiones como el alquiler de stands.
¿Cómo entrar a las librerías grandes?
La FIL de Guayaquil posiblemente sea una representación micro de lo que ocurre con las grandes librerías y los sellos independientes locales en el día a día.
La estrategia, según Gacio, es “no pelearse con los libreros, sino ganarlos, conquistarles el corazón, hacerles entender la importancia de la literatura nacional”. El librero apunta que el espacio que le dio la Feria del Libro de Quito a la asociación evidenció el interés que tienen los lectores en la literatura local, “porque la prensa habla de lo que sucede con los escritores del país, es el movimiento que existe, la gente buscaba libros de autores ecuatorianos y llevaba más de un libro, realmente existe un público para ellos”.
Uno de los enfoques a los que apuntará la asociación en 2018 será establecer un diálogo con el sistema rector de cultura para que así como en el ámbito musical y televisivo existe una cuota para la producción nacional, ocurra lo mismo con el sector editorial, en las librerías.
Posiblemente la producción local no abarque porcentajes similares a la cuota que tiene lo multimedia (10% de producción según la Ley Orgánica de Comunicación), pero Gacio considera que debe haber un porcentaje de libros que ocupe los espacios centrales de las librerías, como las vitrinas y las mesas centrales.
Para Romina Muñoz, cofundadora de la editorial Festina Lente, esta agrupación es fundamental en un país donde hay falta de interés en la lectura, librerías escasas, con precios muy elevados que dificultan el mantenimiento de proyectos editoriales pequeños.
María Paulina Briones, editora de Cadáver Exquisito, este esfuerzo conjunto ha sido fundamental para el sector, pues se empieza a mover de manera vertiginosa un ámbito que estaba estancado. (I)
Asamblea
Apunta a nuevos objetivos
A mediados de enero del próximo año se realizará una nueva asamblea para acordar el enfoque de trabajo que tendrá este año la Asociación de Editores Independientes de Ecuador y lanzar una convocatoria. (I)
10 editoriales plantearon integrarse a la asociación, por lo que habrá una convocatoria. (I)
Sector público
Gacio cree que instituciones como la Cámara del Libro están viciadas y expresó su rechazo a la forma como se ha manejado la Campaña Nacional de Lectura. (I)