Comercio de mar y arena
La actividad en Manta empieza a oscuras, con el cholo al pie del mar, con un friecito rico, porque el comercio de la pesca se activa antes del alba, alrededor de las 04:00.
Los primeros en aparecer en el sector de Playita Mía (Tarqui) son los desbuchadores, aquellos hombres que hicieron su día a día el sacarle el tripaje a los pescados y limpiarlos.
Sobre la arena se extiende el producto del día; hay rabón, picudo, pez espada, gacho, banderón, albacora... llega de todo a la playa.
Mientras esperan clientes (comerciantes de pescados que llegan a la playa), los desbucahdores caminan armados, con cuchillo en mano, afilando su instrumento de trabajo.
Para el desbuchador el cuchillo y afilador son como el machete y garabato para el montuvio, inseparables para su labor.
El promedio de pescados desbuchados por día por uno de estos trabajadores es de 30 y cobran $ 0.50 por pieza destripada y limpiada.
Sacarle los adentros a los pescados es un arte para estos hombres de mar. El afilado cuchillo se convierte en un pincel y el vientre del pez pasa a ser su lienzo.
Entre la oferta y la demanda del comercio, el vaivén de las olas de Tarqui y la llegada de los pelícanos atraídos por el penetrante olor de pescados frescos en la arena, los desbuchadores hacen su jornada.
El ajetreo en la playa es hasta las 09:00, cuando ya los compradores escasean y las personas llegan en mayor número para hacer turismo o simplemente caminar por la arena de Tarqui.
Entre tajos precisos, vísceras y aletas cortadas, los desbuchadores pasan su día a día, que termina con migajas de pescado por todo el cuerpo y con más de $ 15 en el bolsillo, cuando la jornada ha sido buena. (I)