Guizhou muestra la cara “verde” poco conocida de China
La “Suiza de Asia” la llaman en algunas guías turísticas, pero lo que más se ajusta a un calificativo para Guizhou (lugar ubicado en el suroeste de China) es “provincia verde”.
Mientras el avión planea previo a su aterrizaje en el territorio de 176.000 km cuadrados asoman montañas y cerros, los cuales rodean a la terminal aérea.
En el traslado en carro hacia el centro, por calles empinadas, se aprecian las quebradas y la abundante vegetación. Esos recursos naturales han sido aprovechados para convertirse en uno de los sitios que más visitantes nacionales recibe (744 millones el año pasado) y que desean conocer sus 18 atractivos.
Precisamente, la tecnología y la naturaleza encontraron un punto medio en el escenario paisajístico de Cascada Huangguoshu, localizado al suroeste de la provincia y a 128 km de la ciudad de Guiyang (su capital).
Una escalera eléctrica para recorrer parte de la montaña refleja la intervención del hombre en espacios naturales de forma autosustentable.
El dispositivo permite descender rápido (340 metros) hacia el conjunto de cataratas más grande del mundo, según el libro de Récord Guinness. Desde cada nivel de los escalones asoma el correntoso río Baishui y se escucha su choque contra las rocas.
Pero, previamente, se debe pasar por un jardín de “frutos amarillos”, donde crece una especie de limón-lima que perfuma el camino con aroma a cítrico. Justo la traducción de Huangguoshu es árboles de frutos amarillos. También allí están sembrados 3.000 bonsáis.
En la caminata, que dura dos horas aproximadamente, aparecen personas que expenden fundas plásticas (cobertores) para tapar el cuerpo y los zapatos. Aquellos que no los adquieren -por ahorrar dinero o por falta de precaución- más adelante se arrepienten y tienen que regresar, pues el agua cae con tanta violencia desde 77,8 metros de altura que empapa los miradores. Un paraguas no es suficiente para “salvaguardar” el celular o las cámaras.
Un turista chino baja indignado de un sendero, un viernes por la mañana, y con las manos advierte que ya no asciendan más por las escalinatas porque hay demasiada gente y agua.
Para pasar por detrás de la catarata se debe ingresar por una de sus cuevas, iluminadas de luces azules y rojas. Y para seguridad de los caminantes hay cámaras de vigilancia en su interior. El clímax del paseo es poder acariciar el “velo líquido” al salir de la caverna, mientras se camina a decenas de metros de altura por la ladera.
El recorrido concluye con el paso por un puente colgante que tiene tambores con diseños asiáticos y pueden ser acariciados para arrancarle melodías.
Tierra de parques
Una caminata “sobre el agua” es lo que se puede realizar en el Área Escénica Tianxingqiao, a 6 kilómetros de la anterior cascada. En una roca blanca está inscrita una leyenda en la que reza que es una obra “del viento, del agua y del tiempo”.
Al paso por las camineras van apareciendo vendedoras de alimentos tradicionales y típicos del lugar: mazorcas de maíz, ciruelas y dulces. También hay algunas adultas mayores que expenden llaveros y otras artesanías.
El Parque Forestal de la Montaña Denggaoyun está en la segunda carretera de circunvalación al noroeste de Guiyang, en el distrito de Yunyan y Wudang.
Las familias, un miércoles por la tarde, visitan su museo, aclimatado y con luces tenues. Allí aprenden sobre los tipos de plantas de forma lúdica: ven videos con animaciones en 3D y, con un programa, se puede aparecer en la proyección como parte del elenco.
El parque integra deporte, ocio, ciencia y es la barrera ecológica más importante del noroeste de la ciudad.
Turistas chinas se toman fotografías bajo el agua. La caminata para llegar hasta el lugar demora dos horas.
La huella de Confucio
“No hagas a otros lo que no te gusta que te hagan a ti”. La frase muy conocida en el imaginario popular de oriente y occidente pertenece al pensador chino Confucio (551-479 A.C.).
La sentencia provoca más remordimientos al verla escrita con ideogramas y en un iluminado mural, de al menos 10 metros de altura, en la Academia que lleva su nombre, edificada en Huaxi, al sur de Guiyang.
Un monumento gigantesco, a la entrada del lugar, evidencia el aprecio que tienen por sus ideas. Por ello, en 2013 se inauguró un templo en su honor. Las actividades se intensifican el 28 de septiembre, día de su cumpleaños.
En un área de 150.000 metros cuadrados fueron construidos parques de educación y cultura. El neoconfucionismo también posee un espacio. Esto se lo aprecia en el Parque Cultural de Yangmimg, de 3.500 m cuadrados.
Un portal de roca, en forma de arco, está en la entrada principal de esta atracción turística del país. La guía del sitio recuerda que la piedra de ingente dimensión fue trasladada desde otra provincia y no se utilizó cemento para pegarla. “Fue esculpida completamente en una pieza”, repite la trabajadora del sitio.
Atrás de ella se erige la imagen de Wang Yangming (1472-1529), filósofo educador, que impulsó la doctrina de acción y conocimiento. Los 15 metros de alto y 8 de ancho de la efigie de bronce están relacionados con el año en el que llegó, por castigo, a Guizhou (1508).
En el parque destacan el complejo de posadas Longchang y la famosa “Cueva Yangming” (donde vivió el pensador).
El “kiwiturismo”
China y en particular Guizhou es la tierra del kiwi, esa fruta agria y dulce que es costosa en Latinoamérica. En Gubao, distrito Xiuwen, la especie cubre sus principales plantaciones.
Allí hay un proyecto que tiene por finalidad sacar de la pobreza a los menos favorecidos (generar ingresos de 100.000 yuanes anuales a las familias, que equivalen a 14,77 dólares). En total 1.400 hogares de la zona se dedican a su cultivo. “Y se lo hace cuidando el medio ambiente”, expresa Huang Yaxin, directora de administración del kiwi del distrito. (I)
El kiwi representa la fruta de Guizhou. Los pobladores tienen un plan para que los turistas cosechen la fruta. En los próximos meses se venderá vino de kiwi.