”Tú eres como las cimas coronadas de nieve/ yo como los volcanes en que palpita el fuego”. La letra y música del pasillo De corazón a corazón, se escucha hasta la avenida Pedro Menéndez Gilbert, vía contigua al cementerio general de Guayaquil. Es 9 de febrero y los fanáticos de Julio Jaramillo se han dado cita al pie de su mausoleo, para recordar un año más de su muerte.
Celia Petroche, de 73 años, viajó desde Santa Elena para rendirle homenaje a su cantante preferido. Ella todos los 9 de febrero y los 1 de octubre, día de su natalicio, asiste hasta su tumba para reunirse con seguidores del artista y cantar sus canciones.

Más de 150 personas rodean el mausoleo. Los fanáticos conversan sobre la vida del cantante. Algunos aseguran que tienen colecciones completas de sus discos.

Pedro Lucero, dice que está ahí desde las 08:00. El hombre de 78 años y oriundo de Puebloviejo, Provincia de Los Ríos, cuenta que asistió al funeral de Jaramillo. Que una marea humana lo cargó en hombros. Que ese día Guayaquil se levantó a darle sepultura a su hijo predilecto y que desde aquel 9 de febrero de 1978 se convirtió en asiduo seguidor del cantante.

Los vendedores ambulantes desde afuera promocionan fotos de Jaramillo, discos compactos, los viejos LP y hasta pendrives con sus mejores temas.

Guitarristas, requintistas, cantantes e imitadores hacen su mejor esfuerzo por destacar ante el público que observa cómo los homenajes no paran luego de 41 años de ausencia.

“La gente dice que murió”, comenta Paulina Flores, quien llegó desde el Guasmo Sur a homenajear a su ídolo.
“Él jamás ha muerto. Los cantantes como Julio Jaramillo no mueren jamás.

A las 12:00 sus canciones no dejan de sonar. La gente con sus rostros cansados no se mueven del lugar y prefieren unir sus voces para cantarle en coro: “Hemos jurado amarnos hasta la muerte y si los muertos aman, después de muertos amarnos más”. (I)