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El Telégrafo
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Julián David Trujillo (Thánatos). Músico y compositor, guitarrista y cantante de la banda colombiana Vitam et Mortem.

“La guerra y la violencia son las mayores pestes de la humanidad”

Julián Trujillo es músico de profesión y también tiene en marcha los proyectos Nybram y Flagelation en Colombia.
Julián Trujillo es músico de profesión y también tiene en marcha los proyectos Nybram y Flagelation en Colombia.
Foto: Cortesía / Vitam et Mortem
13 de abril de 2020 - 00:00 - Luis Fernando Fonseca, Periodista

Vitam et Mortem se puede traducir como Vida en muerte. “Eso ha sido este proyecto musical desde que comenzó”, asegura el compositor Julián Trujillo (Thánatos).

Tenía unos 16 años en 2002 cuando fundó la banda de death metal en El Carmen de Viboral, un municipio antioqueño antes asolado por la violencia de la guerra entre paramilitares y guerrilleros. “Era una guerra constante donde nosotros, todos los días, veíamos seis o siete cuerpos apilados en el patio de la morgue”.

Para volver del colegio durante cada tarde, la generación de Trujillo tenía que correr, pues un carro de paramilitares “recogía” a quienes estuvieran en la calle, de noche. En esa suerte de toque de queda impuesto, brutal, "a quienes recogían no los volvíamos nunca a ver –recuerda el músico–, entonces crecimos con ese temor y asco que nos produjo la guerra y la violencia. Esa fue la razón para que conformáramos esta banda”.

Ahora, en medio de la cuarentena y en esa Antioquia montañosa, de terrenos quebrados y cañones tranquilos por el momento, Vitam et Mortem cumple 18 años. Su sexto disco, El Río de la Muerte, será publicado hoy en todo el mundo. Y distribuido por Satanath Records (Rusia) y Exhumed Records (Ecuador).

Por eso conversamos vía telefónica con quien encabeza la banda en guitarra y voz. Labor en que lo acompaña el baterista Felipe Rodríguez (Haborym).

“Danza de los gallinazos” o “Plegaria de los muertos” tiene una base más tradicional que la de “Aqueronte” o “Caronte, barquero de los muertos”...
Cada tema de Vitam et Mortem está atravesado por el concepto, hay una idea que detona todo y esta vez estuvo inspirada en el libro Los Escogidos, de la escritora colombiana Patricia Nieto. Es una investigación alrededor de los muertos del agua en Antioquia y en el río Magdalena, específicamente. Hicimos un ejercicio de memoria histórica sobre el dolor por todos los muertos de la guerra. De eso partimos para la construcción musical.

¿La intención es que escuchar el álbum sea como navegar hacia el inframundo?
Es un disco muy ritual en el sentido de que es un diálogo permanente con víctimas de la violencia. Un disco que está preguntándole a esas personas que han sido silenciadas, con una voz gutural, un grito y un cuerpo para que esos muertos puedan hablar por medio de nosotros.

¿Cómo fue el proceso de composición?
Musicalmente tratamos de pintar todos esos paisajes y hacer toda esa recreación de forma simbólica, partiendo de una base instrumental que es más tradicional que la de discos anteriores. Batería, bajo, guitarras, sintetizadores y voces con las que empezamos una exploración.

Y en el plano armónico...
Utilizo la técnica de la polifonalidad y mezcla modal, esos son algunos de los elementos técnicos.

¿Su estilo está en diálogo con la tendencia que forjaron Parabellum, Ekhymosis, Masacre en Medellín?
Continuamos ese camino que abrieron esas bandas, pero somos la generación que continúa luego de Masacre (de esta última hicieron una versión: “Ritos de muerte”). De alguna manera, pusimos un contexto actual a esta música, con sonidos de ahora, distintos a los de los 80 y 90 del siglo XX.

Otra novedad es esta hibridación entre la mitología griega y el río Magdalena...
La guerra en Colombia ha dejado miles de muertos y empobrece al país. Entonces empezamos a preguntarnos qué pasa, cómo influye en la manera de relacionarnos, de existir, de ser. Resolver esas preguntas está planteado desde la historia en estos dos últimos discos. Se trata de ir al pasado antiguo para tratar de entender la guerra. Para tratar de comprender la violencia.

¿Irkalla y Maldito son músicos de sesión?
La planta de la banda somos Julián (Felipe Rodríguez) y yo, hemos venidos trabajando con otros músicos en vivo. Nos gustaría vincular al bajista (Irkalla), que está tocando actualmente, pero tenemos a estos músicos de sesión en un proceso para evaluarlos: que pase un tiempo y ver su estabilidad, lo que pretenden.

Hemos querido tener una plantilla de músicos en esencia. Muchas veces nos ha tocado trabajar con alguien que toca pero que también es ingeniero, por ejemplo, y eso es problemático. Ahora tenemos una plantilla de gente que su oficio es la música y eso nos tiene muy contentos, así podemos trabajar muy bien.

¿Hubo cierta expectativa por el tratado de paz en la Colombia de estos últimos años?
En el libro Colombia amarga (Germán Castro Caycedo, 1983) se dice que el campesino que cultiva la tierra todo el año recibe el 5 % del capital de lo que produce. De ahí, todo se lo llevan distribuidores, transportadores. Entonces no hay condiciones y eso lo ha obligado a dedicarse a los cultivos de droga. Y eso persiste porque no ha habido políticas de parte del gobierno que les den alternativas en lo alimenticio, que ahora con la crisis hace más visibles esas necesidades.

Son situaciones muy complejas. El tratado fue un gran logro del gobierno anterior, digamos. Tratar de poner a las partes a conciliar, pero además a mirar porqué se generaron los problemas y porqué persisten. Se buscaba mirar socialmente cómo resarcir muchas cosas alrededor del conflicto, por ejemplo el agro, pero todavía no hay condiciones reales para que los campesinos puedan vivir de una manera digna.

¿Qué conflictos había antes de la violencia en Colombia?
Había desplazamiento de personas para explotar las minas de petróleo, desde ahí hubo un conflicto por las tierras. Tampoco ha habido una visión clara para resolver esos problemas.

Veo una continuidad con el álbum anterior...
Desde Historias de Tiranía (2014) hicimos una narración de cómo se construyeron nuestros territorios a partir de la conquista de España, hace 500 años. Allí no solo contamos el tema conceptual, histórico sino también elementos folclóricos en las canciones, como base.

¿Qué otros proyectos tienes en marcha?
Como compositor, hago arreglos y orquestaciones para varios proyectos. Tengo uno, alterno, que se llama Nybram (también lleva seis discos publicados), es de músicas del mundo y folclor de distintas culturas.
Y mi proyecto solista de death metal, Flagelation, con el que he publicado un disco de estudio.

¿Presentarán el disco en Ecuador?
Con Exhumed Records hemos logrado muchas cosas y está entre los proyectos visitar Ecuador. En el segundo semestre del año íbamos a viajar a España, para tocar en Suecia, en un festival.

Antes de todo esto del COVID-19 teníamos planeado un calendario de gira nacional, y luego ir a Quito y a algunas ciudades de Perú. Pero todo está congelado, habrá que esperar para replantear el calendario. (O)

DATOS

Exhumed Records es el sello nacional que distribuirá el disco El Río de la Muerte en América., desde el 13 de abril de 2020. Unas 200 copias llegarán a la región y a Ecuador. 

Homenaje
El álbum contiene una nueva versión de “Yo soy el siguiente muerto”, tema grabado en 2019; y la canción “Ritos de muerte”, de Masacre.

En Suecia hizo la mezcla y masterizó Jari Lindholm. El productor ejecutivo fue Gustavo Adolfo Valderrama, desde Canadá. (I)

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