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El Telégrafo
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Sesiones en vivo, nicho para las bandas nuevas

La banda colombiana Revenge (heavy metal), durante su presentación en el Back to Bar, realizada en octubre de 2018. Convocaron a cincuenta rockeros.
La banda colombiana Revenge (heavy metal), durante su presentación en el Back to Bar, realizada en octubre de 2018. Convocaron a cincuenta rockeros.
Foto: Antony Lozada / Telón de Acero
30 de marzo de 2019 - 00:00 - Redacción Cultura

Las paredes del Back to Bar son murales del recuerdo. Hay afiches, boletos y discos de vinilo enmarcados con los logos y la estética de bandas como Anvil y Grim Reaper, que han llegado al país gracias a la productora que tomó su nombre de la canción “Back to Back”, de los músicos daneses Pretty Maids.

“Estamos enfocados en la música de la década de los ochenta, inglesa y el heavy metal tradicional”, cuenta Edwin Sánchez Cruz, administrador del Back to Bar.

Este melómano quiteño explica que no repetir la oferta en los carteles de los conciertos que organiza, junto a un equipo de 15 personas, es una forma de abrirse a nuevas propuestas.

Cada viernes, desde el 8 de marzo y hasta mediados de abril, en este sitio (ubicado en las calles Mariscal Foch y Seis de Diciembre) se realizan las “Sesiones en Vivo”, como antesala de los conciertos de Skull Fist (7 de junio) y Raven junto a Leather (13 de junio en el Auditorio de la Cámara de Comercio de Quito).

Entre las bandas que ya se han presentado están: Demonizer,  Deathweiser, Evil Wizard, Demolisis o Curse Breaker. Cada una será calificada por sus espectadores en una escala que incluye su propuesta musical, puesta en escena e impacto en el público.

Anoche se presentaron las bandas Mandrágora y Arkoxia, las siguientes serán Rolling Thunder y Combativo. Dos (Enforcement y Curse...) han interpretado versiones, no solo sus propias composiciones, de  Mötley Crüe y Blind Guardian.

Los chicos de amarillo
Mientras estaban de gira en Shanghai, China, los ingleses Raven -formados a mediados de los setenta- enviaron un saludo al auditorio que acogió a los también británicos Grim Reaper en su segundo concierto en Ecuador, realizado hace 10 meses.

El cantante de esta última banda, Steve Grimmett, debutó a mediados de 2017 en Ecuador. El show en la capital fue una gesta de Back to Back y, al siguiente día, luego de su presentación en Guayaquil, el artista fue hospitalizado y perdió una pierna a causa de una herida agravada por su diabetes avanzada.

Sánchez Cruz recuerda el suceso muy cerca de una postal que lleva su autógrafo.

“Fue lamentable lo que pasó con su enfermedad, pero hicimos historia en su concierto. Él agradeció al staff de Back to Back y nos recordó como ‘los chicos de amarillo’  por las camisetas que llevábamos en su primer show” ofrecido en el Centro de Convenciones Eugenio Espejo.

Estos gestores diseñan los carteles de cada evento con la estética de las bandas estelares, así también los boletos que los asistentes guardarán como recuerdos.

La productora ha puesto en escena a los ingleses Satan y Tokyo Blade (Plaza Belmonte, 2016), al estadounidense Tim Ripper Owens (Teatro Alfonso Sánchez de Riobamba, 2017) y a los canadienses Anvil (Cámara de Comercio, 2017).

Al preguntarle sobre las dificultades a la hora de montar estos eventos, Sánchez responde que lo que se trata es de mejorar la escena a través de producciones que evolucionen con el tiempo.

“Nos han llamado mánagers de grupos que ya nos conocen y con quienes nos han recomendado. Tenemos esa referencia”, enfatiza.

Los permisos para hacer conciertos en la capital han sido conseguidos con trámites engorrosos, coinciden varios gestores.

“Hemos tenido un público muy fiel, que no se queja por los precios de las entradas”, cuenta Sánchez, para quien tener una taquilla de 400 personas fijas haría posible que los boletos sean más baratos. “Hay etapas de descuento para el que las compre primero, es algo que hacemos por pasión y gusto”.

Actualmente, el Back to Bar tiene tres secciones: una para el metal extremo y los clásicos, en la planta baja, y otra para el heavy metal.

Holocaust (Escocia), Cloven Hoof y Tank (Reino Unido) son agrupaciones que están en la mira de este grupo de productores.

Back to Back busca auspicios privados, como los de restaurantes y hoteles que puedan abastecer a los músicos visitantes, y prefieren la autogestión que concursar por recursos públicos.

 Un lugar de encuentro
El concepto general de la marca Back to Bar es el de la música alemana, inglesa, suiza, francesa, noruega o japonesa que ha sido compuesta hace décadas.

El jueves pasado, varios medios de comunicación independientes convocaron a músicos y gestores culturales al conversatorio sobre el Movimiento Extremo. Allí Daniel Cisneros (cantante de Ente y Niktofilia) resumió las inquietudes de los presentes haciendo una crítica a distintas autoridades.

“Debemos unirnos para hacer eventos en Quito sin que haya todo un contingente de vigilancia (...) No se necesita de gobiernos ni municipios para ser músico, además no existe ese apoyo”, sostuvo.

Las bandas que vendrán
El guitarrista Zach Slaughter ha elogiado el cartel que anuncia la presencia de su banda, Skull Fist (Canadá), en Ecuador. Las entradas cuestan de  $ 30, $ 40 y $ 50 dependiendo del mes en que se reserven.

El aforo de la Cámara de Comercio es de 400 personas  y allí se tocará Raven (Inglaterra) y Leather (EE. UU.); las reservas pueden hacerse por

$ 40, $ 45 y $ 55. (I) 

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