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Ecuador, 22 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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El tema central establecido por la onu para este año es el compromiso cívico de las y los jóvenes

¡Los jóvenes practican el 39!

 Los jóvenes son seguramente las personas mejor adaptadas al cambio tecnológico y las que cuentan con mayor capacidad de innovación. Foto: Cortesía Secretaría Nacional de la Política
Los jóvenes son seguramente las personas mejor adaptadas al cambio tecnológico y las que cuentan con mayor capacidad de innovación. Foto: Cortesía Secretaría Nacional de la Política
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¿El 39? ¿Qué es eso? ¿Es un nuevo juego? ¿Un nuevo deporte? ¿Una postura sexual? ¡No! Se trata del artículo número 39 de la Constitución del país. ¡Oh! Perdonen si les hemos decepcionado, pero este tema es muy importante.

Todas las personas jóvenes deberían conocer y practicar el contenido de este artículo, que se refiere precisamente al papel de los y las jóvenes en el desarrollo del país. Dice así: “El Estado garantizará los derechos de las jóvenes y los jóvenes, y promoverá su efectivo ejercicio a través de políticas y programas, instituciones y recursos que aseguren y mantengan de modo permanente su participación e inclusión en todos los ámbitos, en particular en los espacios del poder público. El Estado reconocerá a las jóvenes y los jóvenes como actores estratégicos del desarrollo del país, y les garantizará la educación, salud, vivienda, recreación, deporte, tiempo libre, libertad de expresión y asociación”.

Por tanto, la Constitución reconoce a los y las jóvenes como “actores estratégicos de desarrollo”. Este hecho es particularmente significativo porque, por un lado, el Ecuador cuenta con la generación de jóvenes más numerosa de su historia y, por el otro, porque son justamente las personas jóvenes las que seguramente van a protagonizar las principales transformaciones económicas, sociales, políticas y culturales en los próximos años.

Sobre el primer punto mencionado, cabe indicar que en el Ecuador, según el Censo de 2010, hay 4 millones de personas entre 15 y 29 años de edad. La población joven, según las proyecciones de población del INEC, se incrementará en los próximos años, dando lugar a lo que se conoce como el “bono demográfico”, situación en la que hay más cantidad de personas en edad activa que en situación de dependencia (básicamente, menores de edad y personas adultas mayores).

Este “bono demográfico” se mantendrá hasta el 2050 y representa una ventana de oportunidad para que el conjunto del país maximice la aportación social y económica de las personas jóvenes. Para lograrlo, desde el Estado se pueden ofrecer condiciones para fortalecer sus capacidades y generar oportunidades para su inserción social en óptimas condiciones. Sin embargo, es necesario que los y las jóvenes asuman más protagonismo en la construcción de la sociedad del Buen Vivir. Esto es justamente lo que se relaciona con el segundo punto mencionado.

Muchas voces indican que estamos ante el nacimiento de una nueva civilización, en la que los jóvenes tienen un papel fundamental. Las personas jóvenes muestran de una forma cada vez más intensa su preocupación por temas como el medioambiente o el consumo responsable.

¿Tienen los jóvenes valores y actitudes que los diferencian de sus respectivos padres? ¿Conllevará el reemplazo generacional un brusco cambio de sociedad? Existen algunos indicios que nos hacen prever que estas preguntas se deben responder de forma afirmativa. Sabemos, por ejemplo, que cada generación se adapta de forma diferente a la sociedad cambiante en la que vivimos. Los jóvenes son seguramente las personas mejor adaptadas al cambio tecnológico y las que cuentan con una mayor capacidad de innovación.

En Estados Unidos se ha etiquetado a los nacidos entre 1994 y 2010 como la “Generación Z”. Se trata de 26% de la población mundial y se estima que en diez años (en 2025) supondrán el 75% de la fuerza laboral del mundo. Pese al riesgo de caer en excesivas generalizaciones, los expertos indican que esta generación, que es hija de la recesión y la crisis económica, está llamada a “cambiar el mundo”, ya que muestra características como un mayor deseo de autonomía, una mayor propensión a la innovación, un distanciamiento crítico ante las autoridades y las instituciones de gobierno y una creciente preocupación por la calidad democrática, un mayor compromiso por evitar el cambio climático y preservar la naturaleza.

Sobre todo, la juventud tiene una especial actitud crítica ante el consumismo, cosa que se expresa en comportamientos propensos a la reutilización, al reciclaje y al intercambio cooperativo (de conocimientos y de bienes) o a la aplicación de los principios del consumo informado y responsable (considerando en sus decisiones de consumo, por ejemplo, la calidad y salubridad de los productos y las formas y lugares en los que se han producido o promoviendo el consumo o boicot de productos en función de principios políticos o razones medioambientales).

El enorme potencial de cambio que se asocia a esta generación se subraya por las palabras del secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien en el mensaje institucional conmemorativo del Día Internacional de la Juventud, el pasado 12 de agosto, alentó a los jóvenes a asumir el protagonismo en la concreción de un modelo de desarrollo sostenible global: “En este momento crítico de la historia, hago un llamamiento a los jóvenes para que exijan y promuevan el drástico progreso que nuestro mundo necesita con tanta urgencia”. Por tanto, ¡también desde las Naciones Unidas se invita a las y los jóvenes a “practicar el 39”! (I)

Noticias Buen Vivir

Houtart propone alternativas civilizatorias

El sociólogo belga François Houtart visitó la Secretaría del Buen Vivir, donde presentó su reflexión sobre los grandes desafíos que enfrenta el género humano y posibles alternativas que evitarían un desenlace fatal para nuestro mundo.

Houtart explicó que las crisis que sufre en la actualidad el mundo se originan en la naturaleza misma del capitalismo; esta dinámica transforma todo en mercancías para beneficiar el lucro y aumentar las ganancias sin fin, lo cual desencadena en una crisis de valores al privilegiar el valor de cambio sobre el valor de uso.

Frente a esta crisis, definida como “crisis de civilización”, es imprescindible proponer un nuevo paradigma, denominándolo el “bien común”. Según el sociólogo, esta propuesta puede también llamarse Buen Vivir.

Para el sociólogo europeo este nuevo paradigma tiene trazos fundamentales entre los cuales se destacan la relación del ser humano con la naturaleza, con las formas de organización social y de reproducción de la vida material, y finalmente que respete la interculturalidad, es decir que acepten las diversas formas de comunicación entre culturas.

Finalmente, como parte de este esfuerzo François Houtart invitó a unir esfuerzos para iniciar el cambio que la civilización requiere y de la cual todos somos parte.

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