Publicidad

Ecuador, 25 de Noviembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

Ellas también son infieles

Ellas también son infieles
14 de septiembre de 2014 - 00:00

La infidelidad es algo natural porque nace de la insatisfacción, ese rasgo esencial del ser humano; del deseo de ser otro, de escapar del encierro de la propia vida y conocer algo nuevo, de jugar a reinventarse”. Con estas palabras la periodista española Rosa Montero busca aproximarse a un tema que aún se considera un tabú, sobre todo, si la infidelidad proviene de las mujeres. Para muchos antropólogos, como la estadounidense Helen Fisher, la infidelidad es algo intrínseco a la naturaleza humana.

Uno de sus estudios revela que en culturas primitivas, el cambio de pareja se producía a los 4 años, tiempo que coincidía con el destete de los hijos. Cuando esto ocurría, ambos progenitores se sentían más libres ya que sus niños eran más independientes.

En realidad, la monogamia es reciente en la historia de la humanidad: surgió con el desarrollo de la agricultura que convierte a la propiedad en un bien exclusivo.

Para muchos la monogamia es y será una imposición cultural. Aunque este tema genera discusiones a favor y en contra, lo que se da por sentado es que las mujeres son monógamas por naturaleza. Sin embargo, cada vez hay más estudios que revelan lo contrario. El periodista estadounidense Daniel Wegner, colaborador del diario The New York Times, dio a conocer investigaciones en las cuales se sugiere que para muchas mujeres la monogamia es aburrida y, por lo tanto, pierden fácilmente el interés en sus compañeros.

Wegner incluso publicó un libro sobre este tema y lo tituló ¿Qué quieren las mujeres?: Aventuras en la ciencia del deseo femenino? En su obra asegura que la culpable de la falta de deseo sexual en la mujer es precisamente la monogamia. Su libro, por supuesto, causó un gran revuelo y encendió el debate sobre la infidelidad femenina, un tema que muchos todavía consideran tabú.

Gisella Echeverría, terapeuta familiar y educomunicadora, considera que cuando la mujer casada es infiel es catalogada como lo peor. “Hay que decir que las mismas mujeres son las más crueles y condenadoras”.

Según la especialista, por ahora, la infidelidad masculina continúa siendo mayoritaria: por cada 10 hombres infieles, 5 o 6 mujeres lo son. Sin embargo, esta brecha podría reducirse, ya que cada vez hay más mujeres casadas insatisfechas con su relación de pareja.

Hace algunos años, la mujer se dedicaba íntegramente a las labores del hogar, pero la evolución en el estilo de vida ha contribuido a que muchas se desenvuelvan en diferentes entornos. Para Gisella, los empleos son, por excelencia, caldos de cultivo para las infidelidades, porque, con frecuencia, pasan más tiempo en su ambiente de trabajo. En los entornos laborales —dice— pueden surgir sintonías y afinidades. Según un estudio realizado por la escritora y periodista argentina Alicia Gallotti, el 81% de las mujeres confiesa que coquetea con sus compañeros de trabajo y 2 de cada 3 aseguran que tienen fantasías sexuales con ellos.

Más del 40% reconoce haber tenido una aventura con un compañero y el 45% estaba casada o tenía una relación estable de pareja. Hoy en día, hay estudios que revelan que el aumento en el número de casos de infidelidad femenina puede estar relacionado también con la independencia económica alcanzada por la mujer, un factor que le permite ser más autónoma. Para la terapeuta, cuando las mujeres se conceden el permiso de vivir estas historias fuera del matrimonio, son más sutiles y cuidadosas.

De hecho, pueden mantener una relación paralela durante años, sin que su pareja lo sepa. En ese sentido, los hombres se dejan descubrir con mayor facilidad, son menos cautos. Además, muchos de ellos suelen contar con facilidad sus conquistas con el afán de ganar admiración. Ellas —si así lo deciden— solo contarán sus infidelidades a sus íntimas amigas, porque saben que no serán juzgadas. En otros casos, lo harán en un consultorio ante un terapeuta.

Gisella Echeverría sorprende con sus datos: de cada 10 hombres infieles, solo uno estará dispuesto a dejar su hogar para “irse con otra”. No ocurre lo mismo con las mujeres. Si ellas se enamoran están dispuestas a dejarlo todo. Esto ocurre, porque los hombres se casan para tener un hogar y la mujer para tener un amor, precisa la especialista. No es posible construir un perfil de las mujeres que viven historias de amor paralelas a su matrimonio. Engañan las mujeres jóvenes y las maduras, las ‘lanzadas’ y las puritanas, las que viven con el marido y las que tienen hijos. En realidad, no existe, por el momento, un arquetipo de una mujer infiel. Cualquiera podría serlo. Pero ¿por qué engañan las mujeres? Algunas están aburridas de la relación; otras viven una agobiante rutina. “Hay mucha insatisfacción sexual; la mujer no se siente querida o deseada. En realidad, hay muchas parejas que están dedicadas a ser padres, olvidándose de lo fundamental: ser pareja”, precisa Gisella.

En el libro Soy infiel ¿y tú? Te quiero, pero me acuesto con otros, de la escritora y periodista argentina Alicia Gallotti, se revela una serie de testimonios de mujeres que llevan una doble vida. En varias ocasiones, la autora aclara que su objetivo al escribir el libro no era emitir juicios de valor, reprobar o enaltecer la infidelidad femenina, sino plantearla como una realidad que es imposible seguir ocultando y negando.

Para esta argentina, la sexualidad es compleja y las motivaciones que llevaron a las más de 50 mujeres que entrevistó a ser infieles son diversas. Muchas buscaban renovar la pasión para vencer la monotonía que se había apoderado de la relación; porque se presentó una oportunidad estimulante; porque deseaban algo diferente; por venganza o porque así lo dictó una fantasía. En una entrevista para una revista de mujeres, Gallotti sostiene que entre los muchos mitos que socialmente se siguen considerando como ‘verdades inalterables’ figura el reconocimiento de que hay muchos hombres que mantienen relaciones paralelas al matrimonio y que este es un territorio puramente masculino. “Sin embargo, son muchas las mujeres que tienen una relación extramatrimonial que se mantiene a través del tiempo”.

La relación se mantiene, aún después de conocer la verdad

Cuando los hombres se enteran de que su mujer fue infiel no siempre dan por terminada la relación. Giselle Echeverría advierte que incluso, después de años de no tener una vida sexual activa con su pareja, los hombres, de repente, buscan contactos más frecuentes, aunque ellas los hayan engañado. “El hombre necesita poseer, decir este cuerpo es mío”.

Aunque parezca difícil de creer, ellos mantienen la relación y, por lo regular, viven una crisis profunda. De hecho, dudan de tomar decisiones fuertes porque hay una familia de por medio; han construido un universo de pareja y tienen una vida en común.

Quienes deciden seguir con la relación, muchas veces viven “auténticos infiernos”, como lo califica la terapeuta familiar. “Lo más probable es que en cada acto sexual, él le recrimine y le pregunte detalles. El hombre se vuelve loco y le exige que le cuente”. Lo más lamentable es que, en muchos casos, haya violencia física”. Este comportamiento podría entenderse como una suerte de castigo a la mujer que fue infiel y como ella se siente culpable, lo acepta.

El número de mujeres que buscan una aventura extramatrimonial no ha dejado de crecer. Una muestra de ello, son las visitas, cada vez más frecuentes, de páginas web donde se establecen contactos. En España, la página victoriamilan.es fue concebida para planear una infidelidad. “Es curioso”, comenta Alicia Gallotti, portavoz de esta iniciativa, “porque nuestros usuarios crecen cada día y es un mercado en auge, pero a la sociedad todavía le cuesta digerir este tema. Hay una gran hipocresía al respecto”.

En Internet también hay otra red social que ha causado revuelo. Su nombre es Ashley Madison, una comunidad social para infieles y aventureros que cuenta con más de 14 millones de miembros en todo el mundo. Su creador Noel Biderman le incluyó un lema: “La vida es corta. Ten una aventura”, un mensaje simple, pero directo.

Contenido externo patrocinado