El sobrepeso duplica el riesgo de aborto
Cuanta más grasa corporal y más peso tenga una mujer más probabilidades tendrá de sufrir de enfermedades cardiovasculares, diabetes, cálculos en la vesícula, problemas respiratorios e incluso ser propensa a diferentes tipos de cáncer.
A estos riesgos, se suma otro: la pérdida de fecundidad. Aunque el sobrepeso por sí solo no es un obstáculo para que la mujer quede embarazada, sí puede alterar ciertas funciones hormonales y metabólicas que interfieren con la ovulación y afectar su capacidad de ser fértil.
Las mujeres con sobrepeso reducen un 4% su fertilidad por cada punto que aumenta su índice de masa corporal (IMC). Además, según un estudio realizado por el Hospital Foundation Trust of Londres, en Inglaterra, el sobrepeso puede duplicar el riesgo de aborto espontáneo.
De hecho, según los especialistas, el sobrepeso puede conllevar otros peligros para el embarazo, como la hipertensión arterial, la preeclampsia, la diabetes, el parto prematuro y las hemorragias posparto.
Por otro lado, los hijos de madres con sobrepeso presentan una mayor propensión a un alto peso al nacer, lo que implica que tienen que afrontar una mayor tasa de partos por cesárea. Un artículo publicado en la edición digital de la BBC de Londres, sostiene que las mujeres que sufrieron un aborto espontáneo tienen más riesgos de padecer otro si su peso no es el indicado.
Para realizar este estudio, un equipo del Hospital St. Mary de Londres siguió de cerca el caso de 696 mujeres que habían perdido embarazos por causas, al parecer, inexplicables.
La situación podría agravarse cuando estas mujeres intentan bajar de peso cuando se encuentran en la etapa de gestación. En ese caso, perder kilos aumenta la posibilidad de que el bebé nazca antes de tiempo o que sea demasiado pequeño.
Varias investigaciones ginecológicas dan cuenta de que el sobrepeso y la obesidad influyen en factores endocrinológicos que regulan el ciclo menstrual. Es así como pueden producir una disminución de la ovulación y, por lo tanto, una reducción de las probabilidades de quedar embarazada.
En este caso, también hay una explicación científica: cuando una persona tiene sobrepeso se generan células adiposas que detonan gran cantidad de estrógenos, lo que altera la ovulación y esta condición pone en riesgo la fertilidad, porque se generan períodos sin ovulación o con ovulaciones fuera de tiempo.
Esto, en realidad, suele dificultar la identificación de los días fértiles para tener relaciones y poder embarazarse.
Cuando las mujeres se ejercitan y tienen una dieta más equilibrada, sustituyen las células de grasa por músculo. De esta manera, al haber menos células de grasa se contrarresta el exceso de estrógeno y se retoma el equilibrio hormonal y, por lo tanto, mejora la fertilidad.
El exceso de estrógeno también favorece la aparición de endometriosis y fibromas, patologías que comprometen la fertilidad.
Reproducción asistida
Cuando las mujeres con sobrepeso tienen dificultades para quedar embarazadas, suelen recurrir a los métodos de reproducción asistida como un último recurso. Aunque la ciencia ha registrado importantes avances y ha facilitado la concepción por medios artificiales, en este caso, también existen ciertos peligros.
De acuerdo con el Instituto Valenciano de Infertilidad, la obesidad no solo afecta a los óvulos y a los ovarios, sino también al endometrio (membrana mucosa que recubre la cavidad del útero).
Del estudio se desprende que a mayor peso existe una tendencia a menor implantación del embrión en el útero, menor tasa de gestación y mayor número de abortos.
Así, la tasa de implantación, que en las mujeres delgadas es del 34,9%, se sitúa en un 29% en las obesas.
De acuerdo con un estudio denominado Fertility and Sterility, el sobrepeso ha sido descrito como la nueva epidemia global y a medida que la tasa aumenta también lo hace la cantidad de mujeres en edad reproductiva que presentan exceso de peso. Por este motivo, antes de embarazarse o someterse a un tratamiento de reproducción asistida, los ginecólogos recomiendan un plan de reducción de peso y modificar los malos hábitos nutricionales al menos entre 3 y 6 meses antes de buscar el bebé de manera natural o antes del tratamiento.
Por otro lado, es importante que los profesionales de la salud realicen un asesoramiento prenatal sobre el control de peso en las mujeres que desean concebir para prevenir y tratar esta epidemia”, explica José Bellver ginecólogo del Instituto Valenciano de Infertilidad y autor del estudio Female obesity: short- and long-term consequences on the offspring (Obesidad femenina: consecuencias a corto y largo plazo en la descendencia).
Según el especialista, una mujer debe engordar durante su embarazo entre 9 y 11 kilos; eso es lo ideal, advierte este estudio. Además, la salud de un embarazo no va asociada al peso. “Hay un error al pensar que cuanto más peso se gane más saludable será el embarazo y eso no es cierto”, dice.